12. MALAS DESICIONES
A Teorens le resulta extraño no haber visto a Byron en las filas, pero asume que se esfuerza por permanecer en Mitral, y eso hace que se compadezca de él y le otorgue más tiempo para seguir soñando. Hace aquello, quizás porque pronto el factum mentis despertará en él, si es que no lo hace ya. Sabe que cuando eso pase inevitablemente Byron tendrá que abrir los ojos a su realidad. Es un mentis y un día será cardinal. Ese es el plan que tiene para él, y que sea, además, su adepto, es su deseo personal.
Ese día para él ha sido largo, muchos rostros, muchas energías que leer y decidir quién va a Sunid y quién no.
Desde la dirección de la escuela, mira las prácticas de los futuros egresados. Le trae a la memoria sus días de estudiante, cuando Dean y él pasaban las tardes merodeando las prácticas de los SS. Soñaban alegremente con llegar a ser quienes los dirija un día, ese día había llegado en un suspiro, y Dean se alejaba poco a poco de él.
Suspira.
—Este año, sin pretender sonar a charlatán contamos con el mejor ciclo de jóvenes futuros SS —dice el vice rector.
—Oh, desde luego que no es charlatanería, lo vi con mis ojos, y estuve meditando que les vendría bien salir a realizar algunas prácticas fuera del territorio.
—¿Pero eso es posible? —en todos sus años en su puesto, jamás se le ha pasado por la cabeza que los alumnos pudieran salir a tierras abiertas.
—Desde luego que contamos con el visto bueno del Cdp. Para los futuros SS, será una experiencia enriquecedora para ellos —pero como todo lo que hace y dice, Teorens tiene planes para ellos, que no va a compartirle.
Teorens se retira con al menos cincuenta estudiantes que pasarían a formar parte de la escolta cardinal. Y Byron, contento por burlar a su destino, duerme esa noche lleno de esperanza de que un día, al igual que Stand sea SS.
Unos días después, Stand le da la noticia a Byron.
—¡Ah! ¡¡Estoy emocionado!!
Byron le mira expectante. Es la primera vez que Stand se muestra eufórico, tanto que exuda emoción por sus poros.
—Saldremos a tierras salvajes, lo dijo hoy el vice rector.
—¿Tierras salvajes? ¡Suena bien!
—Pues claro, ningún estudiante sale de Oslo si no es que tiene la suficiente preparación y la venia del Cdp ¿Es algo nuevo y bueno no lo crees?
A Byron le cuesta creer que esa salida tan repentina sea por el mero interés en su desempeño, y sobre todo porque están a meses del juramento, pero no menciona nada al respecto y lo felicita.
—¿Cuándo salen?
—No lo sé, supongo que en estos días. Quisiera que pudieras ir. Estoy seguro que te gustaría.
Eso mismo lo que piensa Byron, pero los dos saben que es un imposible.
—Pues antes tendré que pasar el primer examen –en realidad Byron se muere de envidia y se desespera.
—Vamos a practicar mientras se pueda… —propone Stand.
Byron ha mejorado y Stand cada día que practican comienza a notarlo.
Ambos descansan en los subterráneos donde acostumbran practicar.
Ha sido una ronda de patadas perfectas y Byron se siente orgulloso de sus avances. Stand se siente emocionado porque está cerca la fecha de la expedición. Conversan de cómo les fue en el día cuando escuchan unas voces muy cerca, parecen venir de arriba.
Byron y Stand permanecen atentos.
—Estoy seguro que vienen acá… —dice Byron.
—No creo que tengan agallas para llegar hasta aquí…
Byron reconoce fácilmente las voces, es Marcus y sus amigos.
Se alarma.
Tanto es el odio que le tiene Marcus, que ha hecho que le siguieran.
—¿Los conoces? —Stand susurra en su oído y Byron lo afirma.
—Son de primero —le dice con un tono que delata el resentimiento que les tiene.
—Entonces te siguieron.
Byron se da cuenta que eso es su culpa. No ha sido suficientemente cuidadoso y ahora, está poniendo en riesgo a su amigo.
Stand nota su nerviosismo y trata de tranquilizarlo.
—No es para tanto, además, no es la primera vez que nos siguen, pero tendremos que juntarnos en otro lugar hasta que sea seguro volver. ¿De acuerdo?
Para Byron, Marcus se está volviendo en un verdadero problema, sabe que, si no consigue controlarlo, podría meterle a él y a Stand en muchos problemas.
Esa noche Byron despierta bañado en sudor, ha vuelto a tener aquella sensación de que alguien, otro mentis como él, trata de entrar a la mente, de hurgar sus recuerdos.
Byron sabe, aunque no puede explicarlo, se trata de alguien mucho mayor y antiguo. No es nadie de su familia, ni nadie relacionado a ella, de serlo, habría podido reconocerlos y tiene forma de bloquear cualquier intento suyo.
Esa sensación le deja un escalofrío pesado y hace que no pueda volverse a dormir.
Mientras gira con fatiga en su cama, sus pensamientos están con Stand.
…
Tiene que obtener las máximas notas si desea ser considerado postulante para las SS, esa es su meta, pero en esos días no consigue mantener ninguna información en su cabeza, aunque se pase todo el fin de semana metido en biblios, le resulta simplemente imposible.
Comienza a temer que no es lo suficientemente capaz para aspirar a ser un SS. Y más con Marcus revoloteando alrededor, ya se le hace un imposible concentrarse.
Cuando se marcha de biblios, está de pésimo humor debido a que Marcus no deja de perseguirle a donde sea que vaya.
Byron está realmente harto de él.