11. EL DÍA ES HOY.

1164 Words
11. EL DÍA ES HOY Stand le guiña el ojo. —Ya lo tengo todo planificado... —le dice cuándo se encuentran casualmente en el domo. Stand luce el traje de gala de Mitral, en ese momento a Byron le parece mucho más atractivo que nunca. —Oye, Byron, ya tengo que irme, te espero a la misma hora, mismo lugar de siempre. —Espera…—le dice Byron. Quiere decirle algo que antes no pudo. Así que Stand le aguarda, pero le parece que Byron no se anima a continuar. —Gracias por todo —Byron le dice al fin, y le guiña un ojo. Stand baja la cabeza al sentir que sus mejillas enrojecen. Le sonríe como siempre. —Agradécemelo con una buena pelea cuando esto pase ¿ok? Más tarde, en su dormitorio, Byron tiene la intención de ir a reunirse con Stand, pero Marcus invade otra vez su espacio. Esta vez piensa permitírselo, porque no quiere que Stand tenga que esperarle. Así que toma su chaqueta sin mirarle y abre la puerta, dispuesto a marcharse de ahí. —¿A dónde vas todas las noches, cabeza hueca? —¿Y ahora por qué te importa? ¿Es que sigues enamorado de mí? —Byron suelta con acidez. Todavía no ha olvidado la humillación anterior, por eso, cada vez que puede le devuelve una respuesta que pueda avergonzarlo, pero esta vez Marcus cruza los brazos. Byron piensa que va a devolverle el insulto. —Puede que sí. No me lo he cuestionado. Hasta ahora. Marcus le mira pensativo, no parece tener ganas de molestarle, de hecho, suena bastante serio para el caso, pero Byron no pretende perder más tiempo en ese momento y menos con él. —Basta de bromas pesadas… —suelta Byron y se marcha, teniendo cuidado de que Marcus u otros no le siguieran. Esa noche el cielo está despejado, las nueve lunas forman un perfecto círculo. En una noche como esa, hace miles de años, el sabio de sabios, Orles, había creado al primer sirviente destinado a los servicios bajos y así librar del trabajo pesado a los ingenieros. Byron lo sabe porque esa mañana Arles les hizo leer aquella historia y por culpa de Drein tuvieron que aprenderla de memoria. Byron se ha hecho con un flashing de práctica, y ahora lo lleva encima para mostrárselo a Stand. —¿Cómo lo conseguiste? —Mientras no te pillen puedes hacer lo que se te plazca. Practican varias horas con ella, Stand es sumamente ágil a comparación de él, pero Byron no se da por vencido. Más tarde, cuando caen al suelo, completamente exhaustos, Stand le muestra un papel. —Mira esto, Byron. Es un croquis que hice esta tarde en la clase aburrida de historia. Mira, es costumbre que cuando Teorens entra por esa puerta, todos los tutores abandonen la sala. A los de mi nivel, nos hacen permanecer firmes para que pueda observarnos, pero sé que entre que vienen y los tutores salen hay al menos un minuto en el que nadie, absolutamente nadie nos controla. En ese momento debes estar atento. Encárgate de ponerte atrás de la fila, cuando veas que me toco la ceja, de esta forma, mira —se toca la ceja derecha—. Significa que tienes que salir y encerrarte en el cubil de limpieza. Cuando pase y toque tres veces la puerta puedes salir. Byron asiente. Lo memoriza todo. Al regresar a su habitación, Byron encuentra su cama libre. Suspira aliviado, por no tener que lidiar nuevamente con Marcus. Así que se recuesta pensando en el plan. Tiene entre sus manos el croquis que Stand ha hecho con su puño y letra. Luego de observarlo un largo rato lo coloca debajo de la almohada. —Soñar no cuesta nada. Hacer realidad tus sueños cuesta un ojo —se dice a sí mismo, al ser consciente de lo que están a punto de hacer. A la mañana siguiente, desde el desayuno el vice rector ha estado advirtiéndoles que al o a los que cometiera alguna falta, por más pequeña e insignificante que sea, sería castigados con severidad. Byron, como todo el mundo se encuentran con los nervios a flor de piel. Mientras sus compañeros se arreglan el uniforme, otros tratan de verse elegantes, él busca a Stand con la vista, pero no lo ve por ningún lado. Está preocupado, tiene la mente llena de dudas. Se asoma a una de las ventanas y puede ver llegar un coche elegante y blanco, del que desciende un hombre alto, y delgado. —Ese es Teorens —lo sabe porque lo ha visto en su casa, infinidad de veces. En ese momento las campanas suenan. Byron no llega a verle el rostro a Teorens pero sabe que es hora de mantenerse en filas. Para su mala suerte, Marcus se acomoda cerca de él, y cada tanto le mira de reojo. Por un momento, Byron teme que fuera a arruinarlo todo. En ese momento ingresan en formación los de tercera línea, Byron ve a Stand seguido de todos los tutores. Byron está ansioso, asustado, excitado. Su corazón se acelera. Como ha quedado con Stand, se acomoda al final de la fila que da al pasillo, desde ahí se da cuenta que lo que Stand ha planificado no es tan sencillo como lo ha pensado. Por otra parte, Marcus continúa observándolo sin disimulo, Byron trata de ignorarlo, pero eso empeora sus nervios. Cerca de la puerta está Arles que es severo, si le ve salir estará en serios líos. Byron trata de calmarse. Solo debe confiar en el plan de Stand. Cuando los de tercera línea terminan de acomodarse, ve que Stand se acomoda en la primera fila del frente, y tiene esa expresión que le gusta, entonces Byron se tranquiliza un poco. Cuando Stand se toca la ceja, Byron siente que su corazón comienza a palpitar a cien, se mueve hace el pasillo. Siente en ese momento que los ojos de Marcus le siguen, pero él pasa de frente, sin mirar a nadie, solo al piso, cuando llega al cubil de limpieza empuja la puerta y esta se abre sola, y entra. —Lo hice, lo hice. Pero adentro todo está oscuro. Byron sigue temblando. Lo ha conseguido, pero el temor comienza a acecharle… ¿Y si se dan cuenta que falto en las filas? ¿Y si Marcus me delata? ¿Y si entran y me descubren? De lo único que está seguro es que él nunca, jamás delatará a Stand. Jamás. —Antes prefiero recibir mil palizas —se dice imaginándolo, pero los minutos se hacen horas, no ha pesado en llevarse algo para distraer su mente. Imagina siempre lo peor. Byron se queda encerrado por un largo rato, hasta que alguien, desde afuera toca la puerta un par de veces. Es como ha dicho Stand. Esa es la señal de que está fuera de peligro y puede salir.
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