Un sexy extraño
Pov Gianna Bellucci
Mi día comienza normal en el penthouse con mi mellizo, Alastair. Él empieza a preparar el desayuno y cuando termino de arreglarme yo le ayudo.
Ambos asistimos a la universidad en Kensington, Londres. Sólo que él ya tiene un doctorado y trabaja como investigador en el departamento de física con su padrino mientras yo apenas soy estudiante de leyes.
Al y yo somos abismalmente diferentes, como Missy y Sheldon Cooper. Al es un pequeño geniecillo que entró a la universidad a los quince y se graduó a los dieciocho ya con todo y doctorado. Yo terminé mi formación adicional a los diecisiete como todos aquí en Reino Unido y entré a la misma universidad que Al que es una de las más caras y prestigiosas de Gran Bretaña. Actualmente tenemos veinte años. El dinero nunca ha sido problema en mi familia, mi papá es Ron Fraser, un renombrado actor y empresario. Desde que nacimos hemos sido muy afortunados en ese aspecto pero mi mamá, la bella Elisse Fraser siempre se encargó de mantenernos humildes. Al menos lo logró con nosotros dos y con la pequeña Morag, porque mis hermanos de en medio son todo un caso, rebeldes hasta la médula y son los que siempre han disfrutado más de todo lo que el dinero de mis padres puede darles. Lo más aterrador de todo es que papá también los quiere estudiando y viviendo aquí con nosotros pero, sí ellos no los logran controlar ¿Qué esperan que logremos Al y yo?
De todos modos no creo que realmente vayan a estudiar por ahora. Ian está muy ocupado siendo un Don Juan y metido en sus ganas de ser piloto de fórmula uno, siempre anda en Mónaco o en dónde sea que haya eventos y también hay una escudería interesada en firmarlo tan pronto tenga la mayoría de edad. Moira por su parte lleva un par de años modelando, mamá pegó el grito en el cielo pero la muy astuta convenció a mi papá de dejarla seguir su pasión así como él persiguió la actuación cuando era joven. Bajo ese argumento que de hecho si era bueno papá la apoyó. Moira ya ha desfilado en importantes pasarelas de Milan, París y Nueva York así que pienso que no querrá dejar de lado su momento cúspide para encerrarse en la universidad como nosotros.
Morag va más o menos por el mismo camino pero ella es una pequeña bastante dócil, con el temperamento pacífico de mamá. Aún así ama la música desde muy pequeña, la diferencia es que ella si quiere estudiar música en el Colegio real. También está aquí en Londres pero le faltan varios años para eso, apenas tiene quince.
Al terminar mis clases voy directo a la biblioteca, supongo que en eso sí nos parecemos Al y yo; ambos somos ratones de biblioteca. Aunque nuestros intereses son muy distintos, el resuelve ecuaciones imposibles y yo suelo ser más de estrategias, mamá dice que en ocasiones soy maquiavelica, de hecho si tiene razón, suelo ser muy observadora con las personas, desde sus gestos hasta cada palabra que dicen.
Cuando estoy caminando hacia la biblioteca me distraigo un momento buscando mis audífonos en el bolso y termino estrellándome con alguien. Al levantar la vista lo veo, es un chico bastante guapo, alto como de uno noventa, piel blanca, ojos verdes preciosos y una sonrisa que derrite, tiene una barba de tres días que le agregan mucho carácter a su varonil presencia. Tiene unos músculos bastante atractivos.
«Ay Dios, en qué estoy pensando»
—Lo lamento, estaba distraída.
—Yo no lo lamento en absoluto, puedes chocar conmigo cuando quieras, bella ragazza. — Y esa voz hablando italiano pfff.
No puedo evitar sonrojarme. El problema de haber sido siempre un ratón de biblioteca es que no era muy popular en el instituto, tampoco tenía muchos amigos, mi hermano Al siempre ha sido mi mejor amigo y fiel escudero. Nunca he tenido novio, ni siquiera he besado a un chico porque papá, Al e incluso Ian son sobreprotectores con nosotras. No me quejo, mi mamá me asegura que no me estoy perdiendo de nada, me ha contado varias de sus anécdotas de cuando era joven, dice que sí le hubiera hecho caso a mi abuela de esperar a tener novio siendo más madura se habría ahorrado que le rompieran tanto el corazón. Aunque también me asegura que todas esas veces no se comparan con lo que el amor verdadero te hace sentir. Crecí viendo a mis padres siempre enamorados, a veces con una que otra discusión, y la mayoría por Ian y Moira pero siempre juntos y con amor en la mirada. Ellos nos han contado ya muchas veces cómo se conocieron y lo que sintieron, yo siempre he querido algo así, creo que por eso me estoy reservando aunque viendo al hombre que está frente a mi me hace pensar que ya lo encontré. Siento un burbujeo en mi estómago y estoy pasmada, yo no suelo ser así.
—¿Te puedo invitar un café? Soy Giacomo Vitale, mucho gusto.
—Soy Moira Fraser, un placer —estrecho su mano. —Estaba por irme a la biblioteca.
—Podemos ordenar para llevar pero en la biblioteca no podremos hablar, y realmente quiero conversar contigo.
Veo la hora en mi reloj y realmente puedo disponer de un par de horas, quiero aceptar pero me siento nerviosa.
—De acuerdo, pero solo iré a la cafetería de aquí.
—Aquí está perfecto.
—¿Sueles invitarles café a todas las chicas que chocan contigo en los pasillos?
—No, piccola, pero tú me recuerdas a mi hogar.
Vaya, esa es buena.
—Sólo que yo no soy italiana, más bien soy latina.
—¿Ah sí ? ¿De dónde eres?
—Nací en Escocia, mi padre es mitad inglés mitad escocés y mi madre es mexicana, soy la más parecida a ella de mis hermanos.
—¿Tienes muchos hermanos?
—Cuatro en total, mi mellizo, un hermano y hermana que también son mellizos y la menor. ¿Y tú?
—Yo soy hijo único, me habría encantado tener más hermanos pero mi padre fue asesinado cuando yo era un bambino de cinco años.
—Lo lamento mucho, debió haber sido difícil para tu madre y para ti.
—Un poco si lo fue pero la familia siempre nos cobijó.
—¿Eres nuevo aquí?
—Si, estudiaré un doctorado en derecho internacional. ¿Qué estudias tú?
—Estudio leyes, es mi tercer año.
—Debes ser más joven que yo entonces, déjame adivinar, ¿veinte?
—Si, eres bueno. ¿Cuántos años tienes tú?
—Veinticinco, soy soltero y sin compromisos, nuevo en la ciudad y me encantaría que fueras para empezar mi guía de turistas, ¿Qué dices?
—¿Para empezar? ¿Qué para terminar entonces?
—Para terminar serás mi esposa, pero podemos ir paso a paso, descuida.
Wow, debe estar loco o ser un gran Casanova. Y yo debo estar loca porque sus palabras me están haciendo un raro efecto, siento algo nuevo en el pecho, es como una emoción, como alegría, se parece a lo que mamá me ha descrito tantas veces que sintió al ver a mi papá por primera vez.
—Acepto ser tu guía de turistas, del resto depende de ti. —No sé de dónde saqué valor para decir eso.
El sonríe y besa mi mano, siento electricidad recorrerme, cuando recibo ese beso. Nos quedamos viendo unos minutos, su mirada me traspasa, siento que es un cazador paralizando a su presa pero no importa porque este cazador es tan encantador, tan perfecto que ya me ha hechizado y estoy dispuesta a correr el riesgo.
Al terminar con el café me lleva hasta la biblioteca, besa mi mano con una galanteria irresistible y me dice que nos veremos mañana. Ni siquiera tiene mi número pero algo en su hablar me indica que así será.