Encuentro en el parque.

1018 Words
Aquella mañana, mientras Ibrahim estaba en el seminario haciendo sus actividades de estudio y prácticas deportivas, Sharis andaba con sus amigos por los alrededores, a veces se alejaba un poco más hasta llegar a los parques que están cerca del centro de la ciudad. Ya pasada la hora del almuerzo ella regresaba y volvió a toparse con su ángel como ella lo llamaba, él de regreso a casa, la ve con un grupo de amigos ella se había percatado de que él estaba cerca… Le dio algo de vergüenza y no quiso acercarse, Ibrahim pasó cerca y le llamó la atención. —Señorita, señorita… Venga por favor, ¿qué hace por aquí? —No sé si se da cuenta, pero… Ando con unos amigos ¿Dónde es que estudia usted? Imagino es por aquí cerca, siempre nos encontramos. —Pues, digamos que sí… A pocos metros de aquí y diga usted ¿Por qué no está en casa ayudando a su querida abuela? Ella está bastante mayor. —No entiendo señor Ibrahim ¿Por qué debería cuidar a mi abuela? Sepa usted que ella no cuidó de mí… Entonces, ¿por qué motivo tengo yo que velar por ella? No es justo. —Eres una buena persona, solo que el rencor te ha dejado marcas, debes dejar que el amor por los demás entre a tu corazón, principalmente, tus familiares, pues de alguna manera, dependes de todos ellos. —¡Usted está empeñado en arreglar mi vida! Yo no deseo saber al respecto, en verdad usted me está pareciendo algo así como… —Sharis, se queda pensando, buscando la palabra en su mente, y prosigue, —Un sacerdote. Aquellos que dicen haz esto, esto y más de esto, ahora me doy cuenta de algo… Usted da clases en el colegio de curas, ese que está cerca de aquí, De casualidad, ¿Es profesor de deporte? —No lo soy, solo soy un estudiante. Sharis vuelve a quedarse pensativa, formulándole otra pregunta ya que sigue teniendo dudas. — ¿En cuál de las universidades de Manhattan estudia usted? ¿En la Columbia? — Oye ¿deseas un helado? pregúntale a tus amigos si desean comer uno. Yo los brindo. Espero que no se molesten por el gesto. —Ibrahim cambió la conversación al instante. — Les preguntaré, no creo que se molesten, son buenas personas. No por ser pobres seamos malos o ¿Sí? — ¡No he dicho eso! En absoluto. Pasa a veces que la rebeldía la confunden con otra cosa. — Está bien, no entendí mucho, pero… Vayamos enseguida por los helados. Brindados, son más sabrosos ¿No lo piensa así? — ¡La verdad, no lo pienso así! Es simplemente un helado de sabores varios, una galleta poco dulce, sin mucho sabor y nada más que eso. — ¡Vaya! Eso tampoco lo entendí —aclaró Sharis. — ¿Puedo preguntar algo? — ¡Puedes! O más bien, depende y por favor no me hable de drogas, hoy estoy sana… ¡Por ahora! — No, no, no tiene que ver con eso, me gustaría saber, ¿Cómo ves el catolicismo? Siendo esta una religión ¿Crees en las religiones? —preguntó Ibrahim solo para saber si podía invadir esa parte desde el corazón de Sharis. — Siempre he tenido curiosidad, pero hasta ahí, no soy nada católica, ni religiosa, no creo en nada, no existe el Dios que tú nombras a diario, tampoco pienso en esas cosas… Soy de las que ve y cree, umm ¿A qué viene esa pregunta? Veo el catolicismo en tus ojos, sé que crees mucho en Dios, él te ha dado según tú, lo que tienes, pero simplemente, te lo dieron tus padres porque también son creyentes del catolicismo o ¿no? — Sí, mis padres son muy católicos, por lo tanto, yo al igual que ellos. Me enseñaron acerca de la creencia de Dios, me llevaban a misa todo el tiempo, simplemente me aferré al Ser Supremo, creo en Él, en la divinidad de sus acciones, sus obras, no entiendo por qué no puedes verlo de esa manera y darte cuenta de su misericordia. — Ya me consumí el helado debo irme, pues mis amigos me hicieron señas, gracias por el postre, nos veremos el jueves en la tarde, ¿lo recuerdas? Te enseñaré el barrio. — Claro que lo recuerdo allí estaré, si Dios quiere… — ¡Ay, noo!… ¡No puede ser! —expresó Sharis, con un gesto de fastidio. — ¿Crees que podamos ser amigos? Ojo, solo amigos… — Se supone que ya lo somos, si no ¿Por qué razón me brindas helado? — Tiene sentido tu comentario —recalcó Ibrahim — Y… Eso de ojo solo cómo amigos, ¿Por qué? Sé que una persona como usted, jamás se fijaría en una mujer como yo, si es por eso que lo dice. — Estás siendo muy cruel contigo misma, no entiendo, a veces las personas ¿No suelen quererse un poco? ¿Halagarse? ¿Creer en sí mismas?… No comprendo, porqué te auto degradas. — Es la verdad… Usted no se fijaría en alguien que comete tantos errores como yo. — Y, por favor, deja de llamarme usted, dime Ibrahim, no soy tan grande, somos creo que de la misma edad. — Somos de la misma edad, pero somos diferentes… Usted; blanco, yo morena, usted es rico, yo soy pobre, usted estudia pero yo no lo hago, usted es lindo y yo, fea… ¿Qué más puedo decir? — No escuché nada positivo para ti, no seas injusta contigo, no pienses en esas negatividades… Piensa más bien, en lo hermosa que eres por dentro y por fuera, de ninguna manera eres nada de eso que dices. En vez de echarte todo lo malo encima ¿Por qué no tratas de mejorar tu vida? De buscar de salir del fondo donde estás. Yo puedo ayudarte, lo sabes Sharis, ¡Puedes contar conmigo! — No entiendo, ¿Por qué eres tan bueno conmigo? ¿Yo que hice para merecer esta bondad de tu parte?
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