Estaban llamando a los pasajeros del vuelo con destino a Nueva York, Sharis, perdió la esperanza de ver a su amado cerca o en las afueras de la sala de espera, ya cuando tomó sus cosas para abordar el avión… Miro una vez más, ¡Cual su sorpresa! Ibrahim estaba en las afueras, logró verla, ella sentía esa sensación de si lo volvería a ver antes de partir.
¿Quién sabe hasta cuándo? Él le dijo adiós, moviendo apenas su mano para no llamar mucho la atención, disimuladamente llevaba una rosa roja casi pegada en el pecho, la medio señaló, ella sonrió, guiñó un ojo, a medias subió la mano y con movimientos en su labios de dijo: Love you, él pudo leer lo que le dijo, sonrió de la misma manera, mientras ella se alejaba entre la multitud…
Él seguía observando hasta que la perdió de vista. Se quedó hasta ver volar el avión, partió a su casa ya cuando solo veía un puntico en el cielo, pensando:
«Adiós Sharis, tal vez no volvamos a vernos nunca más»
Ibrahim estaba pensando en irse al colegio Nuestra Señora de la Concepción. Si ella voliera a intentar buscarlo, allí no podría encontrarlo, él no dejará de estudiar, él desea ser sacerdote, necesitará de alguien religioso, para recibir apoyo.
Está confundido, ama a Dios, pero también a Sharis. Debe escoger, cuál de los dos amores, si el espiritual o el carnal. Para Ibrahim es complicado, pero seguro ha de encontrar las respuestas a sus preguntas.
Él calculando el tiempo, piensa que ya debería está por llegar a Estados Unidos, luego en trayecto a casa, más o menos llegará después del almuerzo…
La familia estaba esperando a Sharis con una pequeña reunión de familia, Samin compró algunas cosas junto con Loray, desean darle la bienvenida por su debut como modelo profesional.
Entró con muchas cosas, algunas que adquirió en las tiendas del aeropuerto antes de salir, todos esperaban Sharis apenas entró a casa todo la aplaudieron, se abrazaron, fue un hermoso recibimiento.
Ella empezó a darle los obsequios a la familia.
—Toma madre, este es para ti, puedes abrirlo, abuela mira para ti… ah aquí está el suyo Samin espero le sea de su agrado, hermano toma tu obsequio, es muy lindo lo que te traje, aquí está el de mi padre, ¿han visto a Nadia? Le traje un regalo también.
—Hija gracias por el perfume, ¿Cómo sabias que este es mi favorito?
—Secretos, madre, espero lo disfrutes, huele muy rico.
—Abuela te ves muy bien con ese abrigo, pareces europea —le comentó Songo.
—Está muy lindo con el frío que se avecina estará muy bien hija, de verdad gracias, todo está muy lindo.
—Songo, espero que lo cuides lo compré con mucho cariño para ti… no lo dejes por allí tirado.
—Tranquila hermana me hacía falta un celular, estoy contento… le pondré la línea mañana.
—Samir, abra su obsequio, es algo que siempre ha deseado.
—¿De verdad? Pues vamos a verlo.
—Un suéter de lana pura cuello alto, espero le guste el color.
—Wow… está excelente, gracias, no debiste molestarte
—No es molestia.
—Sharis y, ¿No trajiste uno para ti? —preguntó la abuela.
—Si abue, los traigo en el corazón y en el alma, junto con una linda rosa roja, están muy bien guardados.
Después de repartir los regalos, ella se dio una ducha, entró a su cuarto sacó la caja donde guardaba todos esos recuerdos, buscó el celular, lo puso a cargar de tanto tiempo ya no tenía batería, quiso ver si aún funcionaba al darse cuenta que estaba activo, lo dejó cargando toda la noche. Pero... ¿A dónde lo llamará? debe esperar que él lo haga, necesitaba que se comunicara pronto, sino enloquecería.
Sharis se durmió pensando en Ibrahim, cayó profundamente, comenzó a soñar:
«Estaba en un desierto, caminaba descalza, sedienta, necesitaba un poco de agua, de pronto vio una silueta de una persona, era Ibrahim, cuando quiso tomar de la mano el agua que le ofrecía se transformó en sangre»
Ella enseguida despertó agitada, asustada de ese sueño terrible, la cara de él era muy fea, le estaba ofreciendo sangre. Ese sueño era muy horrible.
Al día siguiente, se levantó muy agitada, no quiso comer nada… Solo tomó agua junto con unos huevos revueltos. La abuela le preguntó:
—¿Por qué estabas gimiendo, balbuceando? ¿Tuviste un mal sueño? Sharis… me pareció que te movías mucho, cuando uno llega a cierta edad ya casi no puede dormir.
—Si abuela fue horrible… —ella le contó todo el sueño.
—Puedo interpretarlo, eso puede ser con respecto a lo que pasó con ese joven, no serán muy buenas las noticias, pero él, al darte la sangre en vez del agua está claro que su alma se está desangrando por alguna causa. Su cuerpo y su alma entraron en pecado, pasaran muchas cosas no muy buenas para ambos.
—Abuela no me diga nada de eso, usted no sabe… Ya no deseo hablar del tema, me urgen otras cosas.
Sharis miraba el celular, esperaba la llamada, una que quizás nunca llegue.
—Hija ¿puedo preguntarte algo?
—Sí abuela, ¿pero es del mismo tema?
—Se supone, es de lo que hablamos… no me agrada, ¿algo está pasando y no me lo quieres decir?
—Abuela, ¡no pasa nada!
—Tus ojos dicen otra cosa, soy una vieja y los engaños los reconozco de lejos. Dime una cosa Sharis, estuviste en Londres, ¿Tú te encontraste con ese joven seminarista? ¿Tuvieron algún encuentro? Sabes a lo que me refiero… ¿Estuvieron juntos?
—Ay abuela no me pregunte… ya fue suficiente.
—Veo que sí, estas pecando hija con ese joven, imagino que también entró en el pecado. Dios mío esto no pinta bien, ahora entiendo más el sueño, sufrirán ambos, se desgarrarán el alma, no podrán ser felices nunca Sharis, olvídate de ese muchacho, aquí hay jóvenes hermosos, con mucho dinero… tú puedes enamorarte y dejar que él siga su camino.
—No abue, yo lo amo, tú lo sabes… no lo dejaré, además él también me ama.
—Esto no puede pasar mi amor, ve cómo van las cosas, no deben ir muy bien que digamos o sí.
—No abuela, debo decirte algo, sé que puedo confiar en ti… necesito que me escuches. Estuvimos juntos… pero luego, yo me fui de su casa y él se flageló abuela, se marcó mucho la espalda, se lastimó abue, eso me ha puesto muy triste, no quisiera que eso pasara.
—Ay hija, ahora está peor la situación, si antes estaba mal ahora no deseo ni pensarlo. Caminaran por un camino lleno de espinas Sharis, deberías de dejarlo para siempre. Yo creí que lo habías olvidado.
—No pienso hacerlo, hoy nos dieron el día libre en la academia, iré al centro comercial, invitaré a una amiga, y no sé si decirle a Nadia, iré a buscarla… apenas me paguen este trabajo, nos iremos de este lugar, estoy cansada de estar viviendo aquí —recalcó Sharis su desagrado.
—Ve mi niña, distráete un rato, te lo mereces… no andes sola por allí mijita mira que tu cara ya la visto medio mundo.
—Abuela tranquila sé dónde ir y con quién… despreocúpate, un beso te quiero, cuida tu glicemia.
—Tú también Sharis… no tengo ningún tipo de enfermedad, bueno solo hipo.
—Lo sé abuela —Sharis (rió a carcajadas)
Se fue en busca de su amiga Nadia, si no tenía un buen vestido, ella le prestaría uno, son de la misma talla, o simplemente unos jeans, se vería más juvenil y así irían ambas en pantalones.
—Nadia, amiga estás allí, sal por favor necesito hablarte… Nadia ven acércate.
—¿Qué quieres Sharis? Me parece muy temprano para molestar en casa ajena… ¿Te caíste de la cama? —respondió Nadia bien odiosa.
—No seas así… tu eres mi amiga, deseo invitarte al centro comercial, ¿vienes?
—¿Que haremos allí? ¿Me invitaras a comer? No he desayunado.
—Siii te pagaré el desayuno, pero vamos, te traje unos Jean, para que los uses y también un recuerdo de mí viajé… te lo podrás poner de una vez es muy lindo y es de tu color favorito.
—¿Que sabes? ¿Cuál es?
—Ve tu misma, aquí está, abre de una vez esta reja, vives encerrada como un borrego.
—Anda pasa, no te fijes en la casa, está hecha un desastre.
—Pero, ¡Qué asco, Nadia! ¿Qué te pasa? Estas horrible, tenía unos meses sin verte, pero pensé que estabas bien, amiga debes dejar eso, yo lo hice y me va muy bien, que tal si entras al modelaje eres muy bonita, con esos ojazos azules y ese cabello color de sol pueden aceptarte.
—Deja de hablar pendejadas Sharis, ¿Quién pagaría un sitio como ese donde tu estas?
—Siempre habrá alguien que te ayude, si no mírame a mí, y ganando mí propio dinero.
—Eso no es lo mío, no me gusta nada de eso… vamos ya estoy lista.
—¡Wow! Mírate, ven te pondré un poco de maquillaje, estás muy linda ahora sí, vamos a pasear y comeremos algo delicioso.
—Quiero helado… uno de mantecado.
—¡No! Nada de helados, eso engorda.
—Sharis, antes comías de todo y no lo hacías, no creo que ahora engordes… ¿Eres tonta?
—No soy tonta solo debo cuidarme. Soy una imagen pública si me miran comiendo helados que dirán mis fans, las que me siguen por i********:, no puedo darme ese bofetón yo misma, no comeremos eso.
—¡Tú no! ¡Pero, yo sí! No tengo preocupación al respecto. más bien cuéntame ¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Conociste Londres?
—Recuerda Nadia, era por trabajo, no por placer… ven, vayamos a la avenida pidamos un taxi.