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HEREDEROS DE LA MAFIA I: Era Dovstolsky

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"Quiero conocer lo más profundo y hermoso de tu ser, aquello más profundo que la belleza de tus curvas y movimientos." Fue el susurro del peligro aproximarse a mi vida.

Me llamo Stella Baroni, tengo 21 años y por una exacta razón, terminé convirtiéndome en una bailarina nocturna. Pensaba que eso sería lo peor que me podría pasar en la vida, sin embargo, al conocer a Benjamín Dovstolsky y Enzo Berlusconi (dos tipos muy diferentes) mi mundo daría un giro más drástico y sofocante, al envolverme en su desastroso triángulo amoroso.

Gracias por sus estúpidos caprichos, ahora me encuentro aquí obligadamente siendo parte del "Proyecto Herederos" en dónde varios de los hijos de familias mafiosas serían parte de mi vida diaria.

Trato de sobrevivir, pero para ser sincera, la vida aquí es un caos, sobre todo con estos dos idiotas siempre a mi acecho.

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~Capítulo 1~Stella Baroni.
"MI COMPLICADA VIDA" Me miro frente al espejo y resalto mis ojos cafés claros con un rímel n***o, alargando potentemente mis pestañas, y añado un delineado encima de mis párpados en forma de gata; tiño mis labios de un rojo carmesí y termino con un poco de rubor en mi rostro, aprieto mis labios incontables de veces y detallándome pienso que al fin estoy casi lista. Mi cabello en forma de una cola me permite mantener mi vista firme y despejada para mi trabajo. Me acomodo el antifaz, y verifico si mi uniforme de policía sexy, está en orden; acomodo mi encaje n***o y por último, me pongo mis balerinas oscuras. Es raro, ¿verdad? Lo sé, sé que no va con el uniforme, pero no puedo usar tacos por el motivo que mis bailes son pocos inusuales en este tipo de eventos. No me da pena utilizarlos y al menos a Betania, mi jefa, eso le parece bien, dice que soy maravillosa cuando me pierdo en el baile y que por ello engatuso velozmente a los hombres. Les gusta tanto mi forma de bailar que regresan como locos por verme otra vez, sin embargo, solo pueden hacer eso... verme... porque tocarme jamás lo lograrán. Betania, me dice siempre que ganaría un buen dinero si accedo a tener clientes de ese tipo, no obstante, pienso que ya he caído lo suficientemente bajo como para hacerlo mucho más. Todas las veces me niego ante esa petición, ella solo me escucha y "desperdicias tu juventud y dinero muchacha" termina siempre con su frase final. Pero nada en el mundo me hará cambiar de opinión, solo estoy dispuesta a dedicarme al baile para cumplir mi propósito, aún definitivamente tengo mi orgullo. A mis 21 años, soy una bailarina de Ballet y el bailar definitivamente siempre ha sido mi pasión. Desde que tenía 6 años con la ayuda de mi tío Sandro, hermano de mi madre, me di cuenta de que me encantaba este género. Mi tío al ver mi entusiasmo persistente, me hizo participar como estudiante en su pequeña escuela de ballet la cual él dirigía en aquellos tiempos. Con los años me iba volviendo más experta e iba cogiendo el dominio completo de mi cuerpo, tenía talento, lograba grandiosos movimientos que cualquier chica de mi experiencia se le haría aún difícil. Todo era grandioso hasta que un día lamentablemente mi tío falleció de un ataque al corazón cuando tenía 16 años, venía mal desde un tiempo y un día no pudo soportarlo más. Con su muerte cerraron la escuela, me sentí de lo peor, él era el único que me apoyaba, pero aun así seguí con mis prácticas personalmente desde casa debido a que no contaba con dinero para pagarme una escuela. Mientras crecía tuve que asumir nuevas responsabilidades en mi hogar, mi padre es un completo ludópata, siempre llegaba borracho y traía deudas cada vez más grandes a nuestra familia. Mi madre era demasiado sumisa con él y aguantaba todo por alguna razón, no le decía nada y eso me hacía estar siempre tensa. Las peleas, los insultos, entre ellos dos eran incontables, pese como mi padre era con mi madre, ella aun así trataba a mi padre como un rey cuando llegaba como el jefe dominante a casa, mis obligaciones para atenderlo eran cosas comunes del día a día. Y no quiero decir que esté mal ver por mi padre, pero él no era una persona que me mostraba cariño o interés por mi vida. Ni siquiera se esmeraba en apoyarme con mis estudios, yo trabajaba incluso como de limpieza en varios lugares para pagar mis necesidades. En ese momento pensaba que nada más podría empeorar mi desgraciada vida, pero me equivoqué, exactamente hace dos meses, pasó lo inesperado que hizo que me encuentre aquí trabajando como demente en mis cansadas noches. __________________ FLASHBACK Regreso después de la Universidad como lo usual, cuando de repente veo tres autos oscuros estacionados afuera de mi casa, no comprendo porqué, por lo tanto, demasiado preocupada me apresuro a acercarme. Dos hombres completamente en trajes negros se encuentran haciendo la guardia en mi puerta interrumpiéndome el pase. —Debo entrar. —exclamo seria posicionándome en frente de ellos. —Nadie puede ingresar. —uno me aclara con voz rígida. —¡Es mi casa! ¿Cómo es posible que no puedo entrar? —Por el momento nadie puede —me responde el otro tipo sin expresión. —¿Qué ocurre? —yo volteo al escuchar esa voz masculina que no identificaba de dónde provenía, hasta que rastreándolo cuidadosamente con la mirada, me percato que de uno de los autos oscuros se inicia a bajar la luna negra trasera. Un hombre de tez pálida, muy guapo de aproximadamente 26 años, cabellera rubia, me miraba muy curioso. —¿Quién es ella? —les cuestiona a los gorilones delante de mí. Los dos tipos por alguna razón se yerguen en cuestión de segundos. —No lo sabemos señor, pero parece que vive aquí.—responde el tipo más grande y yo muy enojada con el rostro fruncido, decido acercarme a aquel desconocido del auto. —¿También trabajas con ellos?—lo interrogo con mi semblante seco apoyándome sobre su ventana y él por mi acto inesperado parece sorprenderse abriendo sus enormes ojazos de aceitunas, y confundido remueve sus largas pestañas de manera graciosa, que me quiere causar un poco de gracia, pero me aguanto debido a la situación. «¿Nadie le ha hablado así?» —Señor, dile a tu jefe que se encuentra adentro que también quiero ingresar. —me reflejo desafiante. Él tira un bufido arqueando sus cejas y sonríe con clara ironía. —¿Para qué quieres entrar? ¿Quieres ver como golpean al estafador de esa casa? —se expresa de forma maliciosa, me alarmo inmediatamente y ni bien terminadas sus palabras. —¿Qué?— exclamo con un punzón en mi corazón, entonces comienzo a correr hasta la puerta, pero esos dos bloques andantes me detienen sosteniéndome — ¡déjenme entrar!, ¡déjenme entrar he dicho! —vocifero mientras forcejeo para soltarme de ellos. —Suéltenla.—comanda el tipo del auto. Me giro a verlo y ya se encuentra fuera, ahora está en frente de nosotros con los brazos hacia atrás. Lo detallo un poco, y constato que es una persona alta de al menos 1.89 de estatura, está muy bien vestido al traje azul oscuro a cuadros, zapatos de cuero n***o y con un saco n***o, largo hasta la rodilla. Observándolo de esta forma, él no parece ningún matón. —¿Por qué insistes en ingresar?—me cuestiona desde su distancia con un toque de altivez. — ¡Por qué es mi casa! —vocifero —Y dentro están mis padres, quiero saber que está sucediendo.—el rubio refleja una sonrisa y se comienza a dirigir a nosotros caminando de forma muy refinada. «¿Quién es este tipo? ¿Qué es lo que busca?» Me pregunto fulminandolo mientras aprieto mis labios. Él sigue su recorrido hasta posicionarse en mí delante a un metro de distancia e incrusta mi mirada. —Eres valiente —me dice con un tono agraciado mientras se inclina y acerca su rostro hacia el mío, intimidándome un poco. Parece divertirle mi expresión lo deduzco al mostrarme su sonrisa de lado—bien, si tanto quieres saber que sucede... —retoma su postura erguida y les hace un gesto a los hombres. Ellos automáticamente abren la puerta—entonces entra… Me muestra un gesto aprobatorio y no pienso en nada más que ingresar de inmediato sin mirar atrás, estoy muy asustada por lo que le pueden suceder a mis padres. Era claro que quizás estos tipos eran a quienes ellos les debían. —¡Mamá! —grito al verla llorando en el mueble, por lo tanto, me acerco a abrazarla. Alzo mi vista y veo que tres hombres miraban con desprecio a mi padre golpeado en el suelo. —¡Padre! —de inmediato quiero acercarme, pero mi madre me detiene —no Stella —me dice entre sollozos. —¿¡Ya estás listo para morir!?— el hombre pelirrojo con expresión cruel que está de pie al lado de mi padre, saca un arma y mi cuerpo se estremece del susto. —¡NO! —grito. Entonces con un nudo en la garganta me suelto de mi madre y arrodillándome, me pongo delante de mi padre. —¿De dónde apareciste tú? —gruñe el hombre armado. —Hija… —susurra apenas mi padre sin poder levantarse. —Ahh... eres la hija… ¿Quieres ofrecerte en vez de él? —se acerca y apunta el arma en mi frente. Trago saliva al sentir aquel objeto duro y frío sobre mi piel, y cierro los ojos pensando que son los últimos minutos de mi vida. —¡Detente Atreus! —de repente se escucha la voz ronca del tipo que estaba afuera, todos los hombres de n***o a nuestro alrededor, se tornan derechos en su posición e incluso el pelirrojo. —Sr. Enzo —exclama el hombre algo nervioso sosteniendo aun el arma en mí. . Ahora sabía el nombre del extraño rubio. «Enzo» —Baja el arma.—él obedece de inmediato —dije que no quería tanta violencia, ni mucho menos muertes. —Lo sé señor, solo era parte de mi amenaza para asustarlo. Me quedo viéndolo y ahora me daba cuenta de que en realidad el pelirrojo no era el jefe, si no, aquel quisquilloso que me hizo entrar. —Es suficiente —demuestra su altivez mientras mantiene su mirada impregnada en mí. —bien… señorita… ¿Sabes que tu padre nos debe verdad? —se expresa de forma seria moviéndose de un lado a otro detallando el lugar. —Sí. —respondo asintiendo. —¿Bien cómo piensan pagármelo? —me fija con mucha intriga y sin saber que decir, mi mente se nubla y quedo en blanco. —Ella… —la voz de mi madre temblorosa interviene —ella… sabe trabajar, a ella pueden llevársela, a ella. —sus palabras me desconciertan en cuestión de segundos —pero dejen a mi esposo en paz…—comienza a llorar y yo ni siquiera puedo pestañear, por lo duras que acaban de ser sus palabras. —Madre... —apenas salen de mis labios con mi pecho apretándome. —Sí —mi padre desde su posición se muestra de acuerdo. Mis ojos se me inundan de inmediato de lágrimas, un nudo en la garganta otra vez y con más intensidad, me invade por completo, nunca pensé escuchar algo así de ellos dos, mis padres. Siento como mi corazón se ha deshecho en mil añicos, el puñal en mi corazón estaba profundamente clavado. —Ustedes como… —intento hablar temblorosa, pero desisto no puedo articular ninguna palabra debido a mi sollozo. —NO. —se me adelanta Enzo en hablar —ella no me sirve, tengo mucha servidumbre a dónde quiera que voy, solo quiero el dinero de vuelta. Al menos en partes, pero tienen que ponerse al día. —me limpio el rostro y tratando de olvidar lo que acababa de suceder, tomo valentía y me levanto del suelo. —Bien, yo se los pagaré —el rubio realiza un gesto como de no comprenderme —se lo pagaré en partes, pero por favor, no vuelvan a esta casa. Él suelta un bufido y me observa de manera burlona, entonces acercándose a mí, me toma del mentón y con sus labios cerca a mi oído, me susurra. —¿Está segura de que lo podrás lograr? ¿Vas a hacerlo por ellos que son capaces de regalarte? —yo retrocedo desprendiéndome de él y muy determinada le respondo. —Sí. —su sonrisa se torna extraña esta vez. —Bien, dale el número con el cual se pueda contactar contigo, Atreus. El pelirrojo retira una tarjeta y me la entrega, Enzo se da media vuelta y exclama sin verme, por último antes de irse. —Espero puedas pagar en grandes cuotas, si no, regresaré y no seré nada compasivo, y tal vez hasta considere también la oferta que hizo tu adorada madre —tira una risita y con sus aires de niño mimado sale del lugar con sus hombres detrás de él. Fin Flashback. __________________ Después de ese día, decidí irme de casa, les dije que me haría cargo de la deuda y de que ellos traten de vivir como pudieran, estaba decepcionada de mi padre y doblemente de mi madre. No podía con todo ello. Gracias al cielo, mi compañera de la Universidad y mejor amiga Jaqueline, al comentarle sobre esto, me ofreció quedarme en su departamento y aunque un poco apenada acepté. Los días se volvieron duros y no encontraba un trabajo estable, todos pagaban lo mínimo y de esa forma no iba a juntar nunca una buena cantidad para fin de mes, estaba preocupada. Un día de angustia un anuncio en el periódico llamó mi atención, era para trabajar en una producción de eventos, en la cual, requerían chicas para animar, yo siempre he sido extrovertida y me gustaba el público así que decidí intentarlo. Llamé y me citaron. Cuando fui al encuentro con la persona encargada en un café, conocí a Betania, su porte tan elegante de buenas curvas y vestimenta coqueta atraía mucha la atención de las personas a su alrededor. Ella antes de explicarme en lo que consistía el trabajo, me hizo muchas preguntas. Le gustó la idea de saber que bailaba ballet, nunca había tenido una chica que supiera ello a su disposición y le parecía interesante. Betania al ver mi entusiasmo y desesperación al encontrar trabajo, fue sincera, "Realizamos shows nocturnos para eventos masculinos" me comentó y me quedé sin aliento. Ella sonrió y dijo que es lo usual asustarse, pero que los pagos eran realmente buenos y que no debía preocuparme porque nadie me tocaría, si no yo lo quisiera. Me explicó que había chicas distintas, aquellas que suelen meterse con los clientes de forma especial y cobran comisiones; como también otras, que solo se dejan manosear y su función únicamente, es ser como damas de compañía pero sin tener relaciones sexuales; y por último serían aquellas que solo realizan los shows y se retiran. Dependiendo de lo que cada una hacía, ganaban. Yo estaba muy insegura, sentía mucho temor, por lo tanto, ella viendo eso, me invitó una noche para ir a ver, sobre lo que consistía el trabajo, y fue así, asistí, me hizo pasar como su asistente. Habíamos ido a una fiesta privada de un cumpleaños, es donde conocí a Valentina. Ella trabajaba solo de bailarina, vi todo su show por tres horas en aquel evento y no me pareció nada riesgoso, claro que ella tenía carácter, siempre habría uno que otros que querían sobrepasarse. Hablando con ella a detalle al final me convencí. Mi primera noche estaba nerviosa, solo bailaba como ellas lo hacían, coqueteando y seduciendo desde una silla o desde un tubo, todo había salido bien y lo vi reflejado luego en mi pago. Las noches se volvían ahora mi horario de trabajo, dejé la universidad debido a mi tiempo y horarios, por ahora lo importante solo era saldar esa deuda y es así como de esa forma fueron pasando los días. En uno de los eventos, justamente nos tocó bailar para unos hombres mayores, ellos estaban algo aburridos, al parecer siempre veían lo mismo, estaban haciendo una gran rabieta hasta que se me ocurrió algo interesante. Recuerdo que esa noche le dije a Betania que me diera la oportunidad de encargarme de la situación, entonces bajo la música sexy comencé mis movimientos seductores incluyendo mis técnicas del ballet, de puntillas, giros, estiramientos sensuales, de esa forma me deslumbre en todo el baile. Cuando terminé en el suelo junto con la canción, todos estaban en silencio, pensé que no les había gustado, pero a los 10 segundos más, comenzaron a gritar y a aplaudir como locos. Betania me felicitó, dijo que había sido espectacular y desde entonces mi pago subió un 20% más por hacer ese tipo de bailes, pensé que no sería muy solicitada, sin embargo, comenzaron a llamar mucho. Era un éxito. El primer mes pude pagar una parte de la deuda, sin ningún problema, y ahora ya se acerca el segundo pago. He podido ahorrar regular no lo puedo negar, aunque es un poco cansado y frustrante, ver pasar ese dinero por mis manos para luego irse. Como quisiera al menos con esto pagarme una escuela de Ballet, pero por el momento es imposible. *** Han pasado dos horas y terminé de hacer el show de la noche, me retiro el vestuario de policía candente y me pongo mi ropa cómoda y casual. Ya lista para irme, con mi maleta en mano me despido de mis compañeras, pero Betania me detiene. —Stella, mañana tendremos un evento importante, salió de improviso. —Pero... sabes qué viernes no trabajo. —la fijo con mi rostro cansado. —Lo sé, pero estas personas nos solicitaron a último momento, son personas muy importantes y créeme, no podemos fallar. —me dice, derramando compasión en su mirada, tiro un resoplido. —No estoy segura, sabes que toda la semana no he tenido ningún día de descanso. —Por favor. —Betania me reluce esa carita inocente como siempre para convencerme- mi bailarina preferida no puede faltar a este evento por nada del mundo. Pleaseee my girl.—yo ruedo los ojos a su melosa insistencia y río. —OK, OK, está bien, ganaste, entonces cuenta conmigo.- siempre pierdo ante ella, en sí, me ha apoyado mucho todo este tiempo y es una grandiosa amiga, aparte de ser mi jefa, me comprende y respeta mi decisión. Así que por esta vez quería complacerla, ya que era importante. Por esta noche regreso a casa, Jaqueline como de costumbre se quedó dormida en la sala sobre el mueble viendo la Tv, sonrío y la despierto para que vaya a su cama. Me voy al baño y me doy una relajada ducha, son las 4 de la mañana, pero no importa, definitivamente no puedo dormir por nada del mundo así de sudorosa en mi cama. A los minutos completamente fresca, me tiro en mi trono, cuando de repente me llega un mensaje de Betania dándome la dirección del lugar. "Querida, aquí nos vemos a las 10 de la noche, en la dirección: Rivera Gioliti (...) 'Mansión Dovstolvsky'. No olvides venir lo más desestresada posible debemos impresionar a estos magnates." Yo sonrío a su claro entusiasmo y solo espero que más tarde por la noche, todo vaya bien como ella lo desea. *** Me levanto casi medio día y alisto el uniforme sensual de detective dentro de mi maleta que utilizaré hoy, me pongo a realizar la limpieza de la casa, ya que es el único día que puedo hacerlo y después de ello doy inicio a practicar mis estiramientos para relajar todo mi cuerpo. El día pasó muy rápido, son las 8:30 de la noche y ya totalmente lista con mi maletín en brazo, salgo de casa en un taxi hacia la dirección que Betania me dio. *** Al llegar no podía cerrar la boca de la impresión, era una Mansión muy enorme, a lo lejos veía a los extremadamente elegantes invitados llegar. Me acerco por la parte trasera por donde se me indicó ingresar, por lo tanto, sigo mi camino por las afueras y congelándome veo a través de la enorme ventana en frente de mí, ha alguien que me quita la respiración en pocos segundo. Pasaba muy elegante por el pasillo, ese tipo, aquel tipo que le estoy pagando la deuda, sí, era él, definitivamente era Enzo, Enzo Berlusconi. «¡Diablos!, ¿Qué hace él aquí? ¿Ahora que haré si me llega a reconocer?»

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