Capitulo 7

2715 Words
-¿quieres ir?-pregunta David en medio de la clase. El está de rodillas frente a mi mientras que unas 30 cámaras graban aquel momento. «Sin presiones, Leah». -Si-sonrió e intento no saltar de emoción porque me acaban de invitar a una fiesta. ¿Eso cuenta como primera cita? David da salto de emociones, e incluso choca palmas con unos cuantos chicos. De pronto se acerca a mi, besa mi mejilla y toma mis manos-Te buscó esta noche a las 9 pm. Grabo en mi mente la hora. Hoy a las 9 pm tendría mi primera cita con un chico lindo y sensible. -Ya se fueron todos, puedes dejar de tener esa cara de idiota-Sana suelta dice para sacarme de la realidad. -Déjala ser. Esta feliz porque esta noche perderá la “V”-chilla Katty más emocionada que yo. -¿Lo crees?-pregunto un tanto mareada-¿Crees que lo vamos hacer? ¿Qué puedo ponerme? No tengo nada que ponerme-una alerta de pánico sonó en mi cabeza. Al fin saldría a una cita, iría a una fiesta y perdería mi virginidad. Aquello era un gran paso a mi iniciación como una adulta. La idea me gustaba. Sentí un puñado de nervios alimentando mis ansias mientras iba con las chicas a su casa. Sana pensó que si iba hacer esta noche, yo debía vestirme de forma diferente. Para ella y su hermana mis jeans cómodos y sudaderas no eran una buena opción. Las gemelas tenían su propio apartamento de universitarias con muchos muebles costosos y decoración neutra con azules y grises. El lugar era tan amplio que bien podría haber buenas fiestas. Todos aquellos lujos eran pagados por sus padres quienes eran dueño de varia cadenas de tiendas de alimentos muy famosas. Por eso ellas podían darse el gusto de tener cuatro habitaciones, una para cada una de ellas, la de invitados y la otra para el sueño de toda chica…un enorme armario. La luz blanca me encandilan un poco. Puedo ver una sección de solo zapatos y otra donde tienen los gustos casi oscuros de Sana y los brillantes rosas de Katty. Todo aquello parecía casi mágico. Había espejos por doquier. Una enorme mesa con mucho maquillaje y accesorios. Muy bien ellas podrían abrir un centro de moda en este lugar. -Lo importante de tu look de esta noche es la lencería-Sana me obligo a sentarme en un mueble de terciopelo rojo mientras que su gemela sacaba una caja con ropa interior diminuta que aún tenía la etiqueta. -Sé sabia-Katty me sonríe. Observo las telas transparentes y esos colores pálidos y oscuros que lucían. Jamás me había pensado en usar nada tan atrevido. Siempre había sido una chica de algodón y colores claros y pasteles. En definitiva muchas cosas se salían de mi zona de confort y me hacían preguntarme si estaba en lo correcto. El aire solo se vuelve más vaporoso a medida que pasan las horas. Costó un rato y un par de discusiones entre gemelas para que estuviésemos lista para aquella fiesta en una de las zonas más prestigiosas de la ciudad. Una enorme mansión nos saluda mientras nos acercamos al disturbio musical que se podía escuchar desde los alrededores. De nuevo aquella voz destrozaba las notas, pero a la gente no parecía importarles. Los gritos de euforia parecían al cantante a seguir gritando sobre dolor y decepción mientras las chicas agitaban sus cuerpos de forma obscenas. En definitiva, la banda de mi hermano no tenía que envidiarle para nada aquellos chicos con suerte. -Te vez increíble-siento el aliento cálido de esa voz en mi oído. Me giro con suavidad y veo a David mucho más resplandeciente con todas esas luces azules dando vueltas por el lugar. -Gracias-solo logro decir mientras estoy inerte y fría por su presencia. Soy consciente del aroma madera cítrica de su colonia y de que sus ojos brillaban cuando sonreía. Mi corazón desbocado me indicaba que estaba viva y sus manos sobre las mías fueron una alerta de que esto no era un sueño y debería decir algo más. -Son geniales-solté con la más puras de las mentiras, pero para David fue más que suficiente. -Lo sé. El cantante es mi hermano-volteo un instante hacia ellos y luego hacia mí-Pero no le digas a nadie. No me gusta presumir que mi hermano está en una banda de rock. Si a eso se le pudiera llamar rock. Quiero decirle que de verdad ellos solo eran una blasfemia para cualquier género del Rock, pero solo me toca sonreír. Tenía que hacerlo. Dentro de mi surgía un desespero por agradarle. -Vamos al jardín, creo que te encantará-sus palabras eran algo así como un hechizo envolvente. Camino como un perrito perdido detrás de él, con su mano sosteniéndome. Las gemelas me hacen una seña con su cabeza. Ambas sonríen satisfecha con sus objetivos. Esta noche me habían vestido más bella que nunca. Espero que el vestido vino tinto que era casi como una segunda piel y aquellos horrendos tacones negros sean lo suficiente como gustarle a David. El aire cálido de la llegada del verano me golpea. Las luces iluminaban las múltiples esculturas de hadas desnudas en los banquillos como si fuera un sueño en una noche de verano. -Sentémonos aquí-él me acerca mucho hacia su cuerpo. Me envuelve de forma dulce con su brazo mientras observarnos la piscina vibrante y las personas que chapotean en su centro-me encanta este lugar, lo encuentro muy relajante. Espero que te guste. Sé que te invite a una fiesta y quizás quieras bailar, pero justo ahora necesito algo de esto. -Está bien-la sangre subió a mis mejillas. Estaba segura de que mi rostro era un poema de vergüenza en estos instantes-No soy muy buena bailando-Miento porque sé que se me daba bien. Confieso que me desilusiona un poco que no lo hagamos en este instante, pero me agradaba sentarme en la tranquilidad de la noche a su lado. - ¿Quieres algo de beber? -pregunta a la vez que alza su mano hacia un mesero. Sí que tenían dinero en esta familia. El muchacho alto se acerca hacia nosotros con una enorme botella verde con retazos dorados y un par de copas largas y elegantes. Debería haberme sorprendo porque detalle, pero justo ahora estaba completamente ocupada viendo a Alex quien me regalaba una mirada asesina. -Puedes retirarte, amigo-fue lo que dijo. Alex se giró bruscamente y solo se marchó mientras que me dejaba esa sensación de que estaba haciendo algo malo. -te gustara, mis abuelos tienen una viña en Francia y fabrican buenos vinos. El corcho de la botella me hizo aterrizar en donde estaba. Respiro profundo y cuando tengo la copa con el líquido helado solo la tomé de un golpe. Dejo que mis labios saboreen el dulce amargo de las uvas mientras que la mirada de David se posaba sobre mí. Leah, relájate. - ¿Estas bien? -la pregunta. Parece preocupado por nuestro silencio. Sacudo mi cabeza, intento sonreír. No quiero intimidarme por Alex. sonrío lo mejor que puedo mientras siento como su muslo toca el mío. Sus dedos toman los míos y su rostro esta tan cerca de me que siento su delicioso aliento. -Leah, gracias. - ¿Por qué? -luzco un poco confundida o quizás el vino costoso me había hecho daño rápidamente. -Por aceptar salir conmigo-sus labios besan mi mejilla-Me siento verdaderamente feliz de que salieras con un nerd como yo. -Yo también soy un poco nerd-confieso y bebo otro gran sorbo. -También agradezco el hecho de que no te volvieras loca por saber que Silver es mi hermano. Todas las chicas enloquecen cuando se enteran. -La verdad es que el no están bueno como mi hermano-me encojo de hombros, pero luego solo coloco mi mano en mi boca para obligarme a callar-Lo siento. -NO tienes porque-la suelta una carcajada. Se quién es Neil Cooper. - ¿y no te da miedo salir con su hermana? -Para nada, creo que el solo es un sujeto triste. No me intimida. Por un segundo nuestras mirada se encuentran. David toma el primer paso y besa mi boca lentamente, casi con mucha ternura. Cierro mis ojos y dejo que sus manos toquen mis hombros y viajen a mis caderas mientras suspiro por el sabor de su saliva. La verdad no era muy experta en besar a chicos, solo tenía como referencia a Alex y ni siquiera estaba segura de porque él lo había hecho. David y yo nos separamos un momento para recuperar nuestras respiraciones. Él se inclina hacia mí y me rodea con sus brazos mientras apoyo mi cabeza en su pecho. Mi vientre se siente burbujeante y mi corazón acelerado por aquel momento. Pellizco con delicadeza mi muslo para verificar que no estaba soñando. -Me gustas muchos, Leah Cooper. -Tú también me gustas-asiento y esta vez yo soy la que tomo la delantera y lo beso. David me carga sutil mente hasta colocarme a horcajadas sobre sus piernas. El mini vestido se sube, pero el cubra mi desnudez con sus labios mientras nos devoramos mutuamente. Siento como crece un pequeño fuego en mi interior mientras que mi labio se siente hinchados de tantos besarnos. No me cansaría de esto, de estar sentada en sus piernas y dejar que el manosee cada centímetro de mi cuerpo. - ¿Quieres subir? Aquí hace un poco de frio. Aquellas palabras me petrifican. El subir a solas a una habitación con David era la invitación perfecta. Siento un bulto en mi estómago mientras que mis dedos sudan sin parar. -Si no quieres podemos… -Está bien-asiento aun no muy convencida de lo que estaba sucediendo. Su mano toma la mía mientras nos desplazamos por aquella fiesta. Mis ojos intentan buscar una repentina excusa para no subir. Ahora no me siento tan convencida de querer hacer el amor con David. Muchas dudas rondan en mi cabeza. El miedo se transforma en voces en mi cabeza que me gritan que no lo haría bien. Quizás mi lado ñoño se interponga y solo haga algo que termine alejándolo a él como todos en mi vida. -Estas es mi habitación-él sonríe satisfecho mientras me enseña la enorme cama acolchada y forrada con sabanas grises perfectamente planchadas. Había un enorme televisor en la pared y una consola de video juegos en su mesita de noche. -Esto es un sueño-grita Leah la nerd cuando ve los costosos juegos esparcidos por su escritorio. - ¿Te gusta guerra entre dioses? -pregunta sorprendido cuando ve que casi lloro por tener el cd en mi pecho. -Soy fan de Ares-digo eufórica. -Eso es genial, porque no jugamos un poco-el busca acercarse hacia mí y me arrebata el juego no sin antes de darme un largo y profundo beso que succiona hasta mis entrañas-Tengo la boca seca, voy por algo de beber ¿quieres? -Si-asiento a la vez que me lanzo en el puf n***o y enciendo la televisión. Coloco el juego, sus gráficos me envuelven en un profundo silencio mientras veo a Ares el protagonista del juego matar a alguien en el video de inicio. Escucho pasos acerándose a la habitación. -Amo tu televisión-digo aun concentrada en aquel personaje musculoso cubierto de extraños símbolos en su espalda-Ares es realmente caliente. -Entonces esto es lo que hacía la pequeña Leah Cooper. - ¿Qué? -me giro y lo veo frente a mí. Alex tenia todavía esa turbia mirada cuando se recostó justo en la orilla de la puerta. Luego observo con detenimiento los colores grises y masculinos de la habitación. - ¿Qué haces aquí? -alce mi ceja mientras me colocaba de pie y a la defensiva. -Trabajo aquí-se encogió de hombros mientras caminaba hacia el armario-Veamos que tiene ese pedazo de mierda aquí. -Alex, no deberías hacer eso. -Vamos, no seas aburrida Leah. Solo quiero saber que tan interesante es este tipo. Después de todo tú estabas succionando su alma hace un par de horas allá abajo. ¿Me vio? -No digas tonterías-chillo sin poder evitarlo. -Cuadros, rayas. Nada que valga mucho la pena-su voz relaja por alguna razón me descoloca. Alex ve las secciones de franelas y observa una grande con el símbolo de una valquiria semidesnuda empuñando un arma-Será esta-suspira resignado-Leah, te mereces a alguien mejor que este perdedor ¿viste su colección de camisetas? Le gusta Minecraft ¿Qué edad se cree que tiene? ¿ocho años? -Es mucho más maduro y hombre que tú-le defiendo a la vez que clavo mi índice en su pecho-Deja de ser tan infantil y vete. - ¿Para qué? ¿para dejar que él y tú se sigan besuqueando? ¡Qué asco! Podía ver hilos de saliva. Es obvio que ninguno de los dos sabe besar, deberían buscarse mejores maestros. -Cállate-lo golpeo fuerte en el brazo, pero aquello no logra hacerle daño. Me siento molesta y herida a la vez porque parece qué nada de lo que le hada puede dañarlo-Es mejor besando que tú-suelto y sus ojos se vuelven más oscuros como si a través de ellos se intentara abrir el portal a un mundo mucho más peligro. - Repítelo - soltó con esa sonrisa jactanciosa mientras se acercaba cada vez más. Como un pequeño ratón retrocedo acorralada, pero la pared me dice que no hay más espacio para donde huir y Alex estaba justo frente a mí con sus labios retorcidos acechándome. - ¿Qué crees que haces? -tartamudeo mientras qué mi cerebro hace corto circuito. Toda capacidad de raciocinio o análisis es completamente anulada por su rostro muy cerca del mío. -Quiero que lo repitas-su voz salió ronca y mucho más baja y profunda. Jamás pensé que algo tan normal como eso me haría temblar. -David…-respiro profundo, aprietos mis puños presa del pánico-Be…-no logré terminar la frase. Justo ahora tenía a Alex y toda su humanidad apoderándose de mí. Sus manos sostienen mis brazos contra la pared a la vez que soy sometida a el sin tener a opción de defender. Siento como su lengua invade mi boca y solo bastó un par de segundos para que yo pudiera rendirme y corresponderle. Nunca pensé que un beso pudiera activar todos mis sentidos. Mi piel se había convertido en un órgano muy sensible que al mínimo roce con sus gruesos dedos se volvía gelatina derretida. Alex me suelta y esta vez soy yo la que rodea su cuello con mis brazos. Sus manos toman mis muslos y los separan para que pueda rodear sus caderas y sentir el bulto creciente contra mi vientre. Mi respiración es irregular. Siento mi sangre hirviendo dentro de mis venas y por alguna razón necesitaba más. Quiero más de Alex. Había nacido una urgente necesidad de que sus manos tocaran mi piel desnuda. Sus pantalones vibraron entre mis piernas, se sentía realmente bien aquel cosquilleo incesante hasta solo me detiene. Alex me deja baja como si fuese un saco de harina y si no fuera por la pared mi trasero aterrizaría en el suelo. Con la respiración entrecortada y mi cabeza revuelta intento saber qué es lo que pasa. -Hola-dice dándome la espalda. De pronto siento como aquella lava hirviendo se congela y me deja como una panela de hielo en medio de la habitación del chico con quien me besaba una hora antes. -Peyton, no puedes hacer eso. Por qué no-grita irritado ignorándome por completo-Yo mandaré el dinero, dile a tu hermano que no se preocupe. Lo observo dar pasos de un lado a otro, nervioso y totalmente misterioso. Por alguna razón no quería que me enterase en qué diablos estaba metido. Así era Alex. Siempre que hacia algo estúpido solo se volvía una caja misteriosa difícil de descifrar. -Eso fue-dice luego de colgar-Educativo, pequeña enana. Espero que ahora si hayas aprendido como se dan los besos de verdad. -Idiota-grito y le doy un golpe fuerte en el pecho-Eres un imbécil, Alex. -Admítelo, pequeña Leah-sus dientes resplandecen burlones-Te ha gustado mucho más que los besos con el ñoño ese. ¿Admitirlo? Jamás lo admitiría. No iba a darle el gusto aquel imbécil de regodearse por lo que había pasado justo en esta habitación. -Vete al diablo-logro decir a la vez que mi cuerpo le da un débil empujón que aduras penas lo logra moverse de su sitio. -Hace unos segundos no pensabas en eso.
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