Es un mito

1664 Words
Lo siguiente fue el asalto. Asalto mi boca que no se resistió en ningún momento a la invasión. Todo lo contrario, colaboro en todo lo necesario para que la operación salga bien. He besado a varios, sé que suena como un cliché, pero es que, de verdad, en ningún beso entregue tanto. Mi primer beso fue la mayor decepción de mi vida porque esperaba estrellas y fuegos artificiales, que no vi ni sentí. Los demás fueron para cambiar la percepción de un beso. Mira nada más con un completo desconocido. No le he preguntado ni el apodo. Creo que eso es lo que lo ha hecho emocionante. Superman me encanta. No hay mariposas ni estrellas, pero estoy en un carrusel de sensaciones que no se describir. Con un simple beso, bueno ni tan simple, literalmente nos estamos succionando. Nos queríamos tragar el uno al otro, pero la naturaleza requiere de oxígeno para vivir. Los jadeos se escuchaban en el lago, las montañas y el puente que nos rodeaba. La separación fue involuntaria pero necesaria. La mire a los ojos que ahora ofrecen otro matiz, son gris cobalto y me embrujan. Que beso tan demandante. Nos tocamos y besamos sin restricción. Tiene demasiada ropa y yo necesito salir de estos pantalones, por el bien de mi hombría o una parte de mi puede morir por asfixia. Necesito tener a esta mujer. Sus labios carnosos, sugerentes, ahora sin una pizca de labial que de seguro esta esparcido en toda mi boca. - ¿estas conforme con la prueba de la fruta? - Se ríe sensual -el dependiente me dio muy poco para poder apreciar el sabor en su justa medida- No se diga más. Segundo asalto. La sorprendí antes de que terminara de hablar. Hice que sucumbiera a mis encantos. Con una mano agarré su cuello y con la otra recorrí la espalda hasta llegar a sus pechos, redondos, llenos, algo pequeños, pero tan firmes como un Marín en entrenamiento. A través de la tela los acaricie y pellizque haciendo que se pegue más a mí. No solté su boca, con ella me expresaba la ansiedad que le causaba mi toque. La dureza de la parte baja de mi cuerpo se rozaba en su feminidad y si sigo frotándome contra ella, voy a hacer un desastre, como adolescente en su primera cita. El malvado se aparta de mi luego de subir mil revoluciones a su anterior ataque. Podría pasar la noche besando este tipo, pero otras partes de mi cuerpo no están de acuerdo. Quieren sentirlo. Debo estar haciendo tremendo espectáculo. No me reconozco, soy una cavernícola que se va a comer un hombre en este bosque. Estoy más húmeda que el rio y con muy malos pensamientos. Lo veo tomar bocanadas de aire. Parece que quiere expulsar sus demonios y yo por primera vez quiero que el demonio me lleve, jijijijij. Es mejor que nos calmemos. Se acerca mirándome con sus hermosísimos ojos en un tono añil. Jamás pensé ver eso. Sus pupilas están más que dilatadas. Me pone de espalda a él, se acerca a mi oído, -He probado una fruta que me encanta, no quiero esperar para volver por más. -LA fruta que yo probé, sabe muy bien para ser del bosque- sonríe en mi oído. Una risa ronca, masculina, excitante. -La puedes comer completa- pasa su lengua por mi oído- Yo pienso llevar mi fruta completa para comerla despacio, disfrutarla mordisco a mordisco hasta comerla enterita- enfatizaba cada palabra, con sus manos tocaba mi cintura dejando fuego en cada roce mientras mi trasero contenía la dureza de su amigo anhelando sentirlo sin barreras. -Eso suena bien- mis palabras salieron como u jadeo. Me estoy mostrando demasiado ansiosa para mi gusto, pero este hombre habla y toca lo que debe y como se debe- Estoy dispuesta a…- si no saca la lengua de mi oído me voy a deshidratar- ¡Ahh! Me apetece probar la fruta entera- Lo dijo. En su mente se repetía “cosas nuevas, cosas diferentes” Llegaron con prisa a la casa de Felipe. En el camino en lugar de disminuir la intensidad esta se elevaba cada vez más. El tomo su mano libre llevando la de ella a su excitación para que sintiera su m*****o duro e imponente que estiraba al máximo la tela de su pantalón. Igual quiso sentir la excitación de ella deslizando su mano a través de su pantalón strech, pudo acceder sin dificultad sintiendo el preludio de la humedad de la chica. Toco el centro tibio, palpitante a su toque. Se arrepintió porque el efecto en el ya le causaba dolor. La casa estaba a oscuras. A tropezones subieron a la habitación. Sin tregua la aprisiono contra la pared para iniciar el tercer asalto. Su boca la reclamaba mientras con las manos se deshizo de la camisa. La ayudo a separarse de la blusa que voló al aire. Una barrera más le impedía ver sus senos. El brasier color piel desapareció para dar paso a las firmes elevaciones que escondían. Cuando sus pieles entraron en contacto se encandecieron más. Se apartó un poco para deleitarse con la vista. Cada mano se apodero de un pico, acariciando y observando la inmediata respuesta. Cada vez que estiraba sus puntas la boca de la chica se hacía más demandante y le clavaba la uñas en la espalda. Ahora sustituyo las manos por la boca. Succionaba las cúspides con hambre. Las puntas pasaron de rosa pálido a un color más intenso, con las expertas caricias que le daba su héroe. Liana, no se quedaba atrás. Aunque estaba ansiosa por las nuevas sensaciones que estaba experimentando no perdió la delicadeza. Deslizaba sus dedos con lo que el describía calma tortuosa. Las uñas de la mujer dibujaban caminos a lo largo y ancho de su torso. Llego a la cintura del hombre, soltó el pantalón y deslizo la cremallera pudo entrar sus manos y tocarlo por fin. Libero el elemento firme que la torturaba a través de la tela. Tocar la sedosidad del m*****o viril de Felipe la hizo sentir más poderosa y osada. Nunca ha hecho algo tan íntimo. Esa iniciativa la coloco ante el hombre como una mujer experta que sabe lo que hace y que le saco un grito de excitación gutural. -¡Esooo, princesa! ¡prueba! La incitaba a seguir. Ella recordó todo lo que ha visto o leído dando riendas sueltas a su imaginación. Se desvistieron uno quitando las piezas del otro. Por fin desnudos en posición horizontal. Tocaron, lamieron, mordieron cada centímetro de sus cuerpos. Jadeaban y gritaban como si estuvieran pidiendo auxilio a un helicóptero desde una isla perdida. Después del primer orgasmo donde se corrió en la garganta del hombre, ella le retribuyo el detalle haciendo lo mismo por él. Nadie pensara jamás que es la primera vez que Liana Boran practica el sexo. Están uno encima del otro, acariciándose exhaustos, Él, se acomoda entre sus piernas. La quiere sentir por dentro como lo ha hecho por fuera. Ella se mantiene húmeda y tensa. Espera que él no se dé cuenta que no tiene mucha experiencia. Veinticinco años es una edad vergonzosa para ser virgen. No conocerlo la libera de crear nexos solo por entregarse por primera vez. En la historia de Superman seria súper, pero en la vida real ¡qué va! La punta del m*****o viril asoma en su centro con estocadas suaves, demandantes que aumentan en fuerza e intensidad. Hay una dificultad que el hombre notó. Ella se tensa. -Relájate preciosa, estas lista para mí- la besa con ternura en cada parpado le dice cosas dulces al oído toca sus pechos, juguetea con ellos en su boca hasta que la escucha gritar de placer. Aprovecha y embiste logrando su objetivo. Liana contrajo sus paredes de forma instintiva aumentando el placer en el hombre. Pasados unos segundos, a Felipe le parecieron una eternidad, quería dar tiempo para que ella se sintiera cómoda, comenzó a moverse con un ritmo moderado. Cuando ella se recuperó de la impresión, volvió a disfrutar del juego uniéndose a la danza haciendo que esta acelerara. Abrazo al hombre que le brindaba placer con tanta fuerza que su s pieles se fundieron y con un grito ensordecedor liberaron la tensión en un clímax arrebatador. -Eres un encanto mujer, nunca lo dudes Cuando las estrellas se apagaron en la mente de Liana, volvió a la carga. Quería vivir la experiencia nuevamente. Así lo hicieron varias veces más. Un orgasmo supero al otro. El siguiente encuentro lo iniciaba el otro y el uno lo seguía excitado. Hasta ver el sol filtrarse por la ventana mientras completaban el quinto round. Se miraron y rieron como locos. - ¿Puedo usar un baño? -Puedes usar toda la casa, estamos solos- le guiño un ojo que casi se cerraba solo. Se fue al baño a darse una ducha rápida. Hizo esfuerzos para disimular la dificultad que le daba caminar. Lo hizo despacio. Paso por paso hasta llegar a donde iba. Se tranco y tiro un grito al verse reflejada en el espejo de cuerpo entero. Ojeras y moretones por doquier. ¿Cómo saldría con una blusa que muestra los hombros? Dejo que el agua la recorriera a ver si la ayudaba, pero nada sin contar que le dolían las células de la próxima mitosis. Salió y vio al hombre dormido boca abajo. ¡Qué bueno! Pensó. Recogió su pantalón. Saco un juego de interiores. Siempre lleva uno en la cartera, a veces se queda con perla sin planificarlo y se ha acostumbrado a llevar repuestos, pero no veía la ropa interior que trajo puesta. Abrió una puerta que supuso era el vestidor, saco una camisa rosada y se la puso encima de su pantalón. Le quedaba grande, pero eso era bueno para cubrir las marcas que tenía. Era lo menos al tener sexo con Superman, el hombre de hierro “no que los hombres se cansan rápido” es un mito.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD