Permítete ser niña

1000 Words
Negué con la cabeza, con fuerza, como si el movimiento físico pudiera alejar los fantasmas eso no me ayudará en este momento, murmuré para mis adentros, sabiendo que dejarme arrastrar por ese dolor sería perderme justo cuando más me necesitaba cuerda.  Decidí hacer lo que siempre me transporta a otro mundo, leer, era mi salvación, mi manera de escapar sin moverme del lugar, así que salí de mi habitación, sintiendo la suave alfombra bajo mis pies descalzos, y me dirigí a los pasillos que me guían a la biblioteca, ese refugio en letras donde las historias de otros me salvan de la mía, cada paso era un alejamiento consciente del dolor y un acercamiento hacia la paz que solo encontraba entre páginas y estanterías, pero antes de llegar a mi destino, fui interceptada por Mari una de las chicas que trabajan para mi padre Señorita Lennox, el desayuno esta listo y servido en la mesa del comedor - dijo la chica Gracias podrías por favor subirlo a la biblioteca - dije tomando el pomo de la puerta pero su voz me detuvo Señorita, disculpe pero no será posible, su padre el señor Lennox espera por usted - dijo Mari con nervios ya que para todos soy una mujer de hierro, creo que es la primera vez que me ven en pijama y descalza ¿Mi padre aun esta en casa? - dije sorprendida aunque no se noto, mi rostro, era una máscara serena. Si su padre la espera abajo - dijo Mari con una sonrisa tímida Entiendo ya bajo - dije dando la vuelta para ir a mi habitación a buscar unas zapatillas y cambiarme, el gesto era automático, un ritual de protección Hija - la voz de mi padre me hizo voltear y verlo tan pulcro como siempre, con su traje de medida color n***o y la elegancia que porta - no hace falta que vallas a tu habitación, princesa estas en tu casa, permítete por esta vez volver a ser una niña - sonrió con la ternura que siempre me muestra - mande a Carmen a preparar tu desayuno favorito Un nudo repentino se formó en mi garganta. Gracias papá, mandaste a preparara panqueques - dije con el seño fruncido no por enfado, sino por la confusión de un recuerdo que llegaba demasiado vivo, es mi desayuno favorito, pero desde que me mude a mi apartamento no lo he vuelto a probar al menos uno casero, revelando sin querer el hueco que había dejado esa simple tradición, y lo mucho que, en el fondo, lo había extrañado Todo lo mejor para mi niña, no importa que tan grade estés, para mi seguirás siendo esa bebe que llego a iluminar mis días - dijo mi padre colocándome una mano en mi hombro Lo se, gracias por estar ahí siempre papá - dije en un susurro, las palabras se me enredaron un poco en la garganta, cargadas de un alivio tan profundo que casi duele, en ese instante, bajo el resguardo de su mirada, el peso de mi independencia y las batallas que elegí librar sola parecieron volverse un poco más livianos. Nunca lo dudes hija mía, siempre estaré ahí para ti princesa - Su voz no dejaba espacio para la pregunta, solo para la certeza, era una promesa antigua, tallada en años de silencios comprensivos y apoyos discretos,. asentí, sin confiar en mi voz para decir algo más, y permití que el aroma a canela y panqueques que empezaba a flotar desde la cocina me guiara hacia el comedor, con su mano aún en mi hombro, anclándome a ese pedazo de hogar que, por hoy, decidía simplemente aceptar. Llegamos al comedor, donde la delicia del aroma y la vista abrieron mi apetito, el aire era dulce y cálido, cargado con el perfume del caramelo y la masa recién hecha, me senté frente a la torre perfecta de panqueques dorados y Adela comenzó a servir en mi plato solo los panqueques, para que yo eligiera qué agregarles, sobre la mesa, en pequeños bols de vidrio, brillaban las posibilidades tenían chocolate, miel, fresa, arándanos, jalea de fresa y banana picada, cada uno en un bol de vidrio. Una sensación de gratitud profunda y simple me envolvió, era un festín de color y promesa, definitivamente, esto era el cielo después de pasar un mal momento, la lectura me transporta a otro mundo, pero esta ricura de salado y dulce, este despliegue minucioso de cariño sobre la mesa, era la maravilla para cualquier problema, cada bol era una opción, un pequeño camino hacia el consuelo, y por primera vez en la mañana, sentí que podía respirar sin el peso que antes me oprimía el pecho. ¿Te gusta princesa? Carmen lo hiso con mucho cariño - dijo mi padre sonriéndome desde su asiento, y tomando una fresa y la unto de chocolate, dando una mordida - es una delicia y son tu favorita Gracias y si, son mis favoritas - dije tomando el bols de chocolate y vertiéndolo sobre mis panqueques y luego añadí fresas, y arándanos y comencé a probar la delicia que había preparado Carmen, y el sabor se expandió en mi boca, cálido y reconfortante - uffff esta delicioso papá, Carmen tiene magia en sus manos Tenia años sin probar comida hecha por Carmen y de verdad que tiene unas manos maravillosas para la cocina, yo no soy experta en la cocina, y mayormente cocina Matheo o compramos comida, ya que casi siempre estamos en la oficina trabando, pero esto .... esto era el cielo, el contraste perfecto entre lo dulce del chocolate y el ligero ácido de la fruta, la esponjosidad tibia del panqueque, no me había dado cuenta de cuánto necesitaba realmente necesitaba este pequeño lujo doméstico que sabía a infancia y a cuidado, realmente, necesitaba esta porción entre dulce y salado. Tienes razón, ella tiene un sazón único, disfruta de este desayuno especial para ti princesita - dijo mi padre también probando su propio plato y sonreí
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