Te haré mía, pequeña

Capítulo 1 —Hoy anuncio mi retiro del béisbol profesional con los Kansas City Royals. Como saben, el accidente automovilístico que sufrí hace cuatro años ha limitado mi capacidad para seguir jugando el deporte que tanto amo, al nivel necesario para seguir siendo competitivo a nivel profesional. Mi corazón y mi espíritu están dispuestos, pero mi cuerpo no cederá—. Con una cadencia y un tono mesurados, James continuó. —He tenido muchas bendiciones en la vida, tantas que no puedo mencionarlas aquí hoy. Quisiera compartir las que ocupan un lugar especial en mi corazón. Empezando por mis padres y mi familia. Me apoyaron cuando más los necesitaba, tanto profesional como personalmente. He sido bendecido con el talento para ser un jugador de béisbol competitivo. He sido bendecido con un equipo y una ciudad que me acogieron como jugador y como ciudadano de la comunidad. He sido bendecido con los compañeros y entrenadores más maravillosos a lo largo de mi carrera como jugador, desde mi etapa amateur hasta el día de hoy. James Young, de 35 años, en este hermoso día de noviembre, se retira tras 13 años de béisbol profesional con el único equipo de Grandes Ligas en el que jugó: los Kansas City Royals. Agradeció al dueño, al gerente general y a los dos gerentes de campo para los que jugó: Clyde Crosby y James Hairston. Presentó a su padre, Samuel Young, y rindió homenaje a su difunta madre, Margaret, quien falleció hace dos años tras una dura lucha contra la ELA. También reconoció a su hermano, David, y a su esposa, Cathy, por su apoyo al comenzar su carrera en las ligas semiprofesionales. Anunció que extrañaría Kansas City, pero que tenía planes de regresar a su hogar de la infancia en Texas y comenzar una carrera en la ganadería y la agricultura, tal como lo habían hecho sus padres y antepasados. —Responderé preguntas durante cinco minutos. —James, terminas tu carrera liderando las Grandes Ligas en promedio de bateo, porcentaje de embasamiento, bases por bolas intencionales, bases por bolas, cuarto en carreras anotadas, quinto en hits, seis premios al Jugador Más Valioso (MVP), once Guantes de Oro; uno como lanzador; porcentaje de fildeo, entre los tres primeros en bases robadas en cada uno de los últimos 11 años, dos campeonatos de la Serie Mundial y once participaciones en el Juego de las Estrellas. Jugaste principalmente en segunda base, pero has jugado todas las posiciones en el campo, excepto receptor. Veintiún salvamentos desde el montículo, incluyendo uno en la Serie Mundial. Algunos de estos récords se mantuvieron vigentes durante muchos años antes de que los rompieras. Probablemente ingresarás al Salón de la Fama en tu primer año de elegibilidad. ¿Algún comentario? —Algunas de las muchas bendiciones que he recibido a lo largo de mi vida. Estoy agradecido por cada día—, respondió James. Hizo una pausa. —Intenté que Hairston me pusiera como receptor el último día de la temporada regular. Después de que el cuerpo de prensa estalló en risas y dos preguntas más, James se puso de pie y tomó la mano de su padre. —Gracias, Kansas City, por ser parte de mi vida. ••• —James, NO voy a aceptar tu dinero, y eso es definitivo. —Señor Turner, no puedo dejar que haga este trabajo sin pagarle al menos la mitad de su tarifa. Es mucho trabajo—, protestó James. —James, por mucho que hayas hecho por Kansas City y los Royals, no puedo aceptar tu dinero. Es solo una pequeña fracción de lo que has aportado en tiempo, talento y dinero durante los últimos 13 años. Además, como tu abogado, te he facturado bastante durante ese tiempo. Sobre todo, por el divorcio con Susan y las negociaciones del contrato con los Royals. Ahora... Después de vender tu casa y sus pertenencias, y donarlas al hospital infantil, me sentiré mucho más tranquilo al aceptar tu dinero. Permíteme hacerlo sin pago. Además, tengo la obligación de informarte. Uno de mis clientes adinerados y de toda la vida se ha ofrecido a igualar tu contribución, en tu nombre, al hospital infantil con la venta de tu casa y tus pertenencias. Solo te pide permiso y anonimato. James empezó a ahogarse. —Su cliente tiene mi permiso. Y gracias, Sr. Turner. ••• El largo camino de Kansas City al condado de George, Texas, estaba a punto de terminar. Estaba a solo unas millas de su hogar de la infancia, en este día de marzo, de cielo azul y cristalino, para siempre. Los robles post a lo largo del camino le traían recuerdos de la infancia con su hermano. Durante el largo viaje, James Young reflexionó sobre su carrera en el béisbol y su decepcionante final. James se quedó en Kansas City unos meses para celebrar su retiro con autógrafos, presentaciones y banquetes en su honor. Finalmente, pudo salir de Kansas City y conducir hasta Texas, a casa de su padre. Había sido competitivo hasta el final. En su último año, lideró las Grandes Ligas en promedio de bateo, porcentaje de embasamiento, bases por bolas, bases por bolas intencionales y fue tercero en carreras anotadas. Los Royals casi llegaron a la tercera Serie Mundial de su carrera, pero perdieron en el séptimo juego del Campeonato de la Liga Americana por un hit de los Orioles de Baltimore. Pero su cuerpo ya no se adaptaba a las exigencias del béisbol profesional. El accidente automovilístico. Un conductor ebrio a 209 kilómetros por hora lo golpeó de lado en la I-470. El impacto volcó el Honda Pilot de James dos veces, dejándolo atrapado en la camioneta. Su pasajero y compañero de equipo, Milton Washington, salió ileso con cuatro puntos de sutura en el antebrazo izquierdo. Milton hizo todo lo posible por liberar a James, pero tuvo que esperar a que los bomberos lo sacaran de los restos retorcidos. El conductor ebrio. Murió cuando su auto perdió el control después del golpe lateral y se estrelló contra una barricada debajo de un paso elevado. Nueve largos y dolorosos meses de rehabilitación. Una fractura de fémur izquierdo que requirió cirugía reconstructiva. Un desgarro del ligamento cruzado anterior (LCA) en la rodilla izquierda. Dos fracturas de vértebras lumbares que no requirieron cirugía. Y un pequeño desgarro en una vena abdominal que requirió cirugía para su reparación. Afortunadamente, el accidente ocurrió justo después del final de la temporada y James pudo jugar una temporada breve y parcial al año siguiente. Siguió jugando en la élite y contribuyó a los playoffs del equipo hasta la Serie de Campeonato, que perdieron contra los Twins. Fue durante su hospitalización que James descubrió el verdadero cariño de la comunidad. Tarjetas de pronta recuperación, carteles y tarjetas de niños, visitas de líderes comunitarios, visitas de niños enfermos en el hospital infantil de al lado, donde era voluntario; números de teléfono dejados por enfermeras de otros pisos, y flores y tarjetas de cientos de mujeres que suplicaban la oportunidad de cuidarlo hasta que recuperara la salud. Se le escapó una lágrima al recordar a todos sus amigos que casi le rogaron que se quedara en Kansas City. Pero sus raíces texanas clamaban por su regreso. Entonces, una visión lo sacó de sus pensamientos. Se esforzó por ver qué era. —Mmm—, pensó. "Un grupo de mujeres jóvenes, al borde del camino, podría necesitar ayuda". Capítulo 4 ¡Oh, no! ¡Creo que es una rueda pinchada! Ángela, lenta y cuidadosamente, sacó la camioneta de su padre del estrecho camino de dos carriles y la colocó en el arcén. Ella y sus amigos más cercanos regresaban del cine en Gonzales al condado de George. —Vale —gritó Angela—. Saquemos la rueda de repuesto y cambiemos la llanta. Jennifer y Angela se turnaron para sacar la rueda de repuesto de debajo de la camioneta. Cuando la soltaron del soporte... también estaba desinflada. Desinflada, porque no se había usado en años. "¿Y ahora qué?" suspiró María. "Llamaré a mi papá. Él vendrá a buscarnos", respondió Ángela. Ángela había llamado a su padre y le estaba explicando la situación, cuando... "¡MIRA! ¡Alguien viene a ayudar!" gritó Laura. Unos momentos después... Buenas tardes, señoras. ¿Puedo ayudarlas? ¡Sí! Tenemos una llanta pinchada y la de repuesto está desinflada. ¡Angela está hablando por teléfono con su papá! —respondió Jennifer. Ángela escuchó la conversación que sus amigos mantenían con el hombre, pero permaneció al teléfono escuchando a su padre. Entonces oyó... Disculpe, señorita. ¿Puedo hablar con su padre, por favor? Ángela se giró, todavía al teléfono, y vio a un hombre guapo acercándose. El corazón le dio un vuelco. Vestía vaqueros, botas, camisa vaquera y sombrero de paja, medía 1,85 metros, era corpulento, bien arreglado y atlético. Tenía cabello oscuro, ojos castaño oscuro, mandíbula cuadrada y una sonrisa más amplia que el camino por el que transitaban. Angela, momentáneamente, tuvo dificultades para concentrarse en las palabras de su padre y en la rueda pinchada debido a la atractiva sorpresa, que se acercaba rápidamente. Su corazón empezó a latirle con fuerza. Una sensación nueva para ella, considerando al hombre más que atractivo que estaba a su lado.