capitulo 3

1893 Words
Amira Ejecutada con precisión. Mi padre siempre dijo que debería haber sido una cirujana, pero la única cosa que siempre quise hacer fue whisky. Él quería un hijo que continuara con la tradición familiar, pero en su lugar tuvo tres hijas y soy la única que se preocupó por querer diferenciar el whisky de malta y el de barril. Justo ahora, necesito la información de un hombre que vive en las sombras, por lo que voy a la fuente de información más obvia: Google. Escribo su nombre y en menos de un segundo, el siguiente mensaje aparece en mi pantalla: NO SE HAN ENCONTRADO RESULTADOS PARA SU BÚSQUEDA LOCHLAN MOUNT. ESO ES IMPOSIBLE. Doy clic en la pestaña que dice imagen, pero está en blanco. Agrego Nueva Orleans y docenas de sitios aparecen con información sobre la ciudad, pero nada acerca de Lohan Mount aparece debajo de la vista previa de cada uno. Intento con docenas de búsquedas más, todas con el mismo resultado. Es como si no existiera. Como si fuera verdaderamente el mito y la leyenda que pensaba que era antes de enfrentarme cara a cara con él ayer. Así que, ¿cómo demonios se supone que obtenga alguna información de él si es un fantasma en cuanto al internet se refiere? Anoche, me sacudí y di vueltas mientras las horas y los minutos marcaban mi fecha límite. Mi pequeño departamento no tiene un árbol de dinero creciendo, así que es seguro decir que no estoy más cerca de tener una solución que antes. Podría vender un riñón, pero incluso eso no me va a dar medio millón de dólares, supongo. No es que esté al tanto del valor de los órganos en el mercado n***o, porque, bueno, soy una ciudadana normal y respetuosa de la ley. Vendo whiskey. Pago impuestos especiales que me dan ganas de vomitar cuando escribo el cheque. Pero no me voy por la tangente. Juego según las reglas. Cuando entro por la puerta lateral de la destilería, el calor de los tres enormes alambiques1 me rodea. Otros lo encontrarían asfixiante. Para mí, proporciona una sensación de comodidad. Es mi hogar. Louis Artesian, mi jefe de operaciones de destilación, levanta un vaso hacia la luz antes de olisquearlo y probarlo. —¿Cómo te está yendo? Gira la cabeza con una sonrisa extendiéndose en sus labios. —Recuerde mis palabras, Amira, este va a ser el mejor que hemos producido jamás. La sonrisa que tira de las comisuras de mi boca no es forzada. Es orgullo. Haré que mi padre se sienta orgulloso. Me arriesgué cambiando a los proveedores de granos —sin decirle, podría agregar— y valdrá la pena enormemente. Eso si puedo mantener la destilería abierta lo suficiente para que dé frutos. Toda la noche estudié posibles escenarios. Cuando firmé los préstamos con el banco, todo se basaba en el supuesto de que cada préstamo ya había sido declarado. No sabía sobre la deuda con Mount. ¿Cómo podría declararlo? Y si no se archivó en el estado y en el registro, entonces no cuenta, ¿cierto? ¿O podría ser el segundo al mando y forzar una ejecución hipotecaria para conseguir lo que se le debe después de que los prestamistas originales recibieran su pago? No es como si supiera los pormenores de estas cosas, es más, supongo que no importa. No puedo imaginar que Lohan Mount cumpla con las reglas normales que se aplican a todos los demás. Conozco a solo una persona que sería capaz de darme alguna idea. Y como Google me falló, ella es mi siguiente mejor opción. Ningún general toma decisiones sin información. —¿No lo crees, Amira? Louis ha estado hablándome y no le he hecho caso en absoluto. —Lo lamento, ¿qué? Su sonrisa amable me recuerda a todas las personas cuyo sustento depende de mí. —No importa. Solo estaba diciendo que tomaste la decisión correcta. Fue un movimiento arriesgado cambiar al grano orgánico, y uno costoso, pero esto habla por sí mismo. Cualquier otro día, mis pulmones soltarían un suspiro de alivio, relajando mi postura rígida, pero hoy no. Aunque puedo responder honestamente. —Esa es la mejor noticia que he tenido en toda la semana. —Amira, ¿puedo molestarte por un segundo? —Temperance, mi asistente/mano derecha mal pagada y con exceso de trabajo me habla desde la puerta. Es una broma constante el que ella trabaje en la destilería, considerando su nombre2—. Tenemos algunas decisiones que tomar para el evento al que no me quiero comprometer sin tu aprobación. Además de ser mi mano derecha, Temperance ha tomado las riendas del evento masivo del Mardi Gras que tuvimos la suerte de conseguir, uno para los Vooodoo Kings de Nueva Orleans, un equipo local de fútbol profesional. Están alquilando todo el restaurante, y el dinero que ingrese será suficiente para mantener nuestra cabeza fuera del agua durante unos meses más. Al menos así hubiera sido hasta… Aparto de mi cabeza la idea de mi inesperado y desagradable visitante y le doy mi visto bueno a Louis antes de caminar hacia Temperance, dejando atrás el calor producido por los alambiques. —¿Qué ocurre? —Quieren actualizar el menú para incluir algo que tiene a Odile enojada. También quieren que coordinemos un servicio de valet y que vigilemos a todos los asistentes para asegurarnos de que ninguno salga con sus llaves para conducir borracho. Malas relaciones públicas, ya sabes. La idea de tener que ser quien le diga a un atleta profesional que no está lo suficientemente sobrio como para conducir a casa —y posiblemente tomar sus llaves— suena como una pesadilla. —Entonces básicamente, ¿quieren que seamos los malos? ¿Por qué el equipo no puede hacerlo por su cuenta si están tan preocupados? —No lo sé, pero dijeron que esto debe agregarse al contrato o que llevarán a cabo el evento en otro lugar. Oh diablos, no. Necesitamos este evento. Pienso rápido. —Diles que sí. Pero diles que tendremos que establecerlo como un servicio de valet obligatorio, y que necesitamos a alguien de su organización en la puerta junto con uno de los nuestros para tomar decisiones en conjunto. Temperance saca una de las tres plumas que tiene ancladas a su moño marrón oscuro antes de garabatear en su libreta. —Está bien, veré si muerden el anzuelo. —Levanta la vista—. ¿Y si no lo hacen? —Cede, pero diles que solo lo hacemos por razones de seguridad pública y nos reservamos el derecho de llamar a la policía si alguien se pone pesado. Agrega la nota a su lista. —Y acerca de Odile… —¿Cuánto está aumentando el precio al menú con su solicitud? Temperance voltea las páginas en su bloc de notas. —Nuestro costo de alimentos aumenta un diez por ciento. No les he dado la cotización sobre el cambio. —Diles que es un aumento del treinta por ciento en el costo, y cuando retrocedan, acuerden un veinticinco. Y luego dile a Odile que le debo algo. La sonrisa de Temperance se ensancha mientras garabatea. —¿Lo ves? Eres una negociadora innata. Esta es la razón por la que eres la mejor en lo que haces. Si tan solo pudiera negociar mi salida de cierta deuda. Me salvo de discutir cualquier cosa más a medida que mi teléfono vibra en mi mano. Echo un vistazo al nombre en la pantalla. Esta no puede ser una buena señal. —Lo siento, tengo que contestar esto —le digo a Temperance. —Por supuesto. Te hablaré más tarde sobre cualquier otro detalle. Esto va a ser grandioso para Seven Sinners. También tengo en línea algunas organizaciones más interesadas en reservar el espacio para eventos, y un par de ideas que podrían ser realmente rentables. Te informaré mañana. Normalmente estaría emocionada de escucharlo, pero ya estoy completamente distraída por mi llamada. —Gracias, Temperance. Esta es la razón por la que tú eres la mejor en lo que haces. —Camino por el pasillo. —Hola —respondo. —Sabes que no me levanto antes del mediodía. Es mejor que expliques estos mensajes crípticos de mierda que me despertaron —dice Magnolia Marie Maison. Después de que Magnolia abandonara Sacred Heart en décimo grado porque le quitaron la beca, mi madre dijo que ya no podría verla. La prohibición no fue sorpresa, porque Magnolia fue atrapada haciéndole una mamada a nuestro maestro de historia en el armario de suministros. El Sr. Sumpter desapareció, pero Magnolia vio la situación como una llamada a su vocación. Mamá intentó exorcizarla de mi vida, pero así no es cómo funciona la amistad, por lo menos no en mi libro. Magnolia es la única que golpeó a Jill Barnard cuando se burló de mi corte pixie en cuarto grado, lo que también resultó en una suspensión. Me enseñó a usar mi primer tampón. Me llevó a la clínica para obtener el control de natalidad después de que me pidieran ir al baile de graduación de la escuela privada de un chico porque juró que no iba a dejarme cometer ningún estúpido error con mi vida. Magnolia es la hermana mayor que nunca tuve. La que me cuidó y siempre se aseguró de que no me metiera en problemas. Mi lealtad hacia ella es profunda y, en mi opinión, cómo se gana la vida no es asunto de nadie más que de ella. —Mags, tengo un problema. —¿Qué? ¿Tienes a otro restaurantero coqueteando que solo quiere llevar a los Seven Sinners si tienes una cena privada con él para hablar al respecto? Prácticamente puedo escucharla poniendo los ojos en blanco por teléfono. Esa ha sido la medida de mis interacciones masculinas desde que Brett murió, y ella lo sabe. Me meto en mi oficina y cierro la puerta detrás de mí antes de hablar. —Lohan Mount. Estuvo aquí. —Tan pronto como digo su nombre la piel de gallina vuelve, junto con el persistente aroma seductor que dejó atrás. Probablemente tendré que fumigar mi oficina para deshacerme de él. La voz de Magnolia se vuelve tranquila. —¿Qué mierda dijiste? —Lach… —Cierra la maldita boca y no digas ese nombre de nuevo. Mis dientes se aprietan. —No es un hombre del que quieras conocer su existencia Y no podemos hablar sobre esto por teléfono. Me levantaré. Me vestiré. Mierda. Su reacción valida todo lo que he estado pensando. Esta situación no es mala. Es catastrófica. —¿Qué hago? —Odio el miedo que hace que mi voz sea inestable. —Trae tu trasero a mi casa y dime cada maldita cosa que haya pasado. Trae algo de ese whiskey tuyo también, porque lo necesitaremos. —Tengo un día lleno de citas… —Ke-Ke, tu maldita agenda se acaba de limpiar. Trae tu trasero a mi casa. Magnolia ordenándome por lo general es más como: “Ke-Ke, toma ese trago. No seas cobarde”. O, “Consíguete una polla por el amor a todo lo sagrado. Tu coño se va a secar”. Dependiendo de las circunstancias, ignoro sus comentarios. Esta orden, no la puedo ignorar. —Estaré allí en veinte. —Hazlo en diez.
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