Estaciono mi Honda Civic de doce años en el estacionamiento de invitados del nuevo y sofisticado complejo de condominios en Nueva Orleans. Está lleno de autos que valen por lo menos diez veces más que el mío.
Y aunque mamá desaprueba el camino que Magnolia ha tomado, nadie puede discutir que no ha sido uno lucrativo. Mantiene la distinción de ser una de las mujeres más exclusivas de Nueva Orleans, y los detalles de cómo llegó ahí nunca fueron compartidos conmigo. Todo lo que sé vino de forma anecdótica, incluyendo el hecho de que su pequeño libro n***o de clientes está repleto. Y lo que es más importante, sabe los secretos de todos ellos, o eso dijo la noche que celebramos que tomaba el timón de Seven Sinners.
Mientras salgo de mi auto y cierro la puerta fuertemente teniendo cuidado de no golpear el Porsche estacionado al lado, mi respiración se acelera. Magnolia no tirará golpes. Solo me dirá cuan arruinada estoy.
Cruzo el inmaculado piso del estacionamiento hacia el elevador y presiono el botón. Aparece al instante, y sin perder el tiempo, estoy parada frente a la entrada de su condominio en el sexto piso. Todavía no ha alcanzado el estado de penthouse, pero no tengo dudas de que se dirige ahí. Magnolia tiene tanto espíritu emprendedor corriendo en sus venas como yo, si no es que más.
Quizás esa es parte de la razón por la que tenemos espíritus similares. Ambas estamos en el negocio de los pecados.
Abre la puerta ante mi primer golpe, y su bata de seda color durazno enfatiza cada gloriosa curva. En lugar de la sonrisa normal que siempre obtengo cuando aparezco, me agarra del brazo y me jala hacia adentro. Azota la puerta detrás de mí y coloca los seguros.
La enfrento, un nudo creciendo en mi garganta.
⸺Es malo, ¿no es así?
⸺¿Dónde está ese whisky que trajiste? Vamos a necesitarlo.
Saco una botella del bolso Tory Burch que me dio la noche que celebramos y se la entrego. La toma de mi mano y la lleva hacia la encimera mientras la sigo.
⸺Hay cosas en mi mundo que nunca deberían cruzar el tuyo, Ke-ke. Eres dulce y delicada, a pesar del hecho de que prepares whiskys fantásticos. Pero acabas de entrar, y no tengo ni una maldita idea de cómo te sacaremos entera.
Se estira y agarra dos vasos de cristal de los estantes de vidrio del área del bar y vierte el whisky en ellos, tres dedos en cada uno.
Magnolia siempre es confiada, audaz y nunca muestra ningún tipo de duda. El hecho de que su personalidad haya aumentado mi ritmo cardíaco a ochenta pulsaciones hasta que martilla al mismo tiempo que el golpeteo de sus largas uñas acrílicas de color durazno sobre el mostrador.
⸺¿Qué quieres decir? ⸺pregunto lentamente, porque tengo el presentimiento de que necesitaré una respuesta igual de lenta.
⸺Has sido marcada, nena.
⸺¿Qué significa eso? ⸺No hay forma de ocultar el miedo que bordea mis palabras.
⸺Hice un poco de investigación.
⸺¿Cómo? Solo te dije…
Me detiene levantando la palma de la mano en el aire.
⸺Sabes que puedo llegar al fondo de un misterio mucho antes que una puta drogadicta pueda encontrar el fondo de una bolsa de diez centavos. No actúes toda sorprendida. Esto tomó una discreta llamada telefónica y lo que descubrí no es bueno.
Busco el vaso de cristal y bebo de un trago la malta que cualquier otro día hubiera tragado y saboreado, notando los sabores mientras acarician mi paladar. Hoy no. Hoy, necesito el valor líquido para enfrentar lo que sea que está por salir de la boca de Magnolia.
Apoya ambos codos sobre la encimera y desliza una larga uña acrílica alrededor del borde del vaso.
⸺Lohan Mount no es alguien a quien puedas joder.
⸺¡No lo hice! —Sueno como si estuviera al borde de la histeria, y para ser honesta, lo estoy.
⸺Nada sucede en esta ciudad sin su autorización. Es como un conducto a través del cual todas las cosas deben pasar. Bebidas. Drogas. Chicas. Estafadores. Apuestas. El cómo el hombre logró tanto poder, no tengo idea, pero lo hizo y lo mantiene con un puño de hierro. ⸺Levanta la mirada hacia mí⸺. Ahora estás en su poder.
⸺¿Bebidas? Nunca le hemos pagado.
⸺¿Estás segura de eso?
⸺Lo hubiera sabido. Papá nunca mencionó…
Magnolia inclina la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro.
⸺Dudo que lo hiciera. Demonios, tal vez ha estado pagándole a Mount desde que asumiste el control para mantenerlo alejado de ti. No importa ahora. Le perteneces, y puedes estar segura de que te cobrará.
No puedo imaginar a mi padre pagándole a Mount regularmente, y no tengo idea de cómo debería siquiera empezar a hablar del tema. Las implicaciones me golpean con fuerza y observo como el color abandona mi rostro en el espejo detrás de Magnolia.
⸺Ni siquiera sé qué hizo Brett con el dinero. No sabía que lo pidió prestado en primer lugar.
Su mirada se desvía.
⸺¿Qué? ¿Qué es lo que no estás diciéndome?
⸺Ke-ke, sabes que te amo, pero hay algunas cosas que no necesitas saber.
No me sorprende que intente protegerme si puede, pero ahora mismo necesito respuestas. Tomo aire lenta y profundamente y lo dejo salir, como si me preparara para algo doloroso. Lo cual supongo lo será.
⸺Dime lo que oíste.
Luego de algunos latidos, finalmente habla con un tono monótono.
⸺Lo que se dice en las calles es que parte del dinero fue a manos de un prestamista iracundo, lo cual es como pedir prestado al diablo para pagar a cada uno de sus secuaces. Otro poco fue para sus costosos problemas respiratorios y el resto para la puta que mantenía a su lado porque le dijo que estaba embarazada. Aunque todos son rumores y chismes.
Se supone que mis rodillas deben mantenerme en pie, pero fallan. Busco a tientas la encimera para sostenerme, pero fallo y caigo en el piso sobre mi trasero. El vaso de cristal se estrella mientras desciendo.
⸺¡Ke-ke! ⸺Magnolia corre hacia mí con los brazos extendidos. Levanto las manos.
⸺No. Solo. No.
Aturdida, aspiro bocanadas de aire mientras proceso sus palabras.
Prestamista.
Problemas respiratorios. Amante embarazada.
Sabía que Brett estaba engañándome. Apenas trababa de ocultarlo. No puedo creer que me tomara casi los cuatro meses que estuvimos casados para descubrirlo. Esa es la razón por la que me reuní con un abogado de divorcios tres días antes de que muriera y alquilé un departamento, así tendría algún lugar al cual ir cuando llenara los papeles.
Magnolia se aleja y regresa con una escoba para recoger los pedazos rotos de vidrio. Me recompongo y me levanto. Hay una parte de lo que dijo que no tiene sentido.
⸺¿Qué tipo de problema respiratorio tenía Brett? ¿Alergias?
Coloca el recogedor en el cubo de basura y me mira con una expresión que solo puede ser descrita como de compasión.
⸺Ke-ke, él consumía cocaína desde antes del día que lo conociste.
⸺¿Qué? —Las palabras me golpean. Seguramente no puede referirse a…
⸺Cocaína. Aspirar. Blanco.
⸺Eso es imposible. Lo hubiera sabido. Yo…
⸺Eres una buena chica ⸺dice Magnolia, negando con benevolencia⸺. Puedes reconocer a un alcohólico a veinte pasos, pero las drogas están fuera de tu alcance, Ke-ke.
⸺¿Ese pedazo de mierda puso el legado de mi familia en riesgo por drogas?
—Ya no estoy al borde de la histeria. Estoy ahí.
⸺Por eso y por las putas, lo cual es más adictivo según mi experiencia. Además, Brett Hyde era un maestro del engaño. Te tuvo en sus manos antes de que incluso tuvieras una oportunidad.
Cubro mi rostro con ambas manos y me concentro en respirar. Contando hasta diez. Intentando que la ira retroceda.
No funciona.
Fugarme y casarme con Brett fue la decisión más impulsiva que tomé en mi vida. Pensé que conocerlo fue una cosa del destino. Era tan perfecto para mí desde el primer día que no pude evitar creer que el mundo nos había destinado a estar juntos. Y después de esa increíble noche…
Alejo los recuerdos. Fui una ingenua y pequeña idiota.
⸺Desearía poder traerlo a la vida y así poder matarlo yo misma ⸺susurro. Magnolia lanza otra sonrisa indulgente hacia mi dirección.
⸺Cariño, si aún estuviera vivo, sabes que cortaría su patética vergüenza de pene con un cuchillo de carne.
⸺¿Qué demonios haré? —le pregunto mientras comienzo a pasear de un lado al otro por el piso de mármol.
La cabeza de Magnolia se balancea de un lado al otro mientras me observa.
⸺Ke-ke… esta mierda es seria.
Me giro para enfrentarla.
⸺Lo sé. Necesito quinientos mil dólares o estoy jodida. ¿Cómo demonios obtengo medio millón de dólares en una semana? Ningún banco en esta ciudad me prestará ni un centavo con la deuda que ya tengo.
Golpea sus palmas frente del cinto de seda atando y cerrando su bata.
⸺Voy a ser honesta contigo. Incluso si fueras virgen, no hay manera de que podamos organizar una subasta así de rápido.
Cierro los ojos con fuerza. ¿Subastarme? Un estremecimiento de disgusto se desliza por mi columna. Aunque eso no es una opción porque no valgo esa cantidad. Levanto la mirada y encuentro su mirada aleonada.
⸺Brett obtuvo quinientos mil en una semana. Tengo que ser capaz de hacerlo también.
⸺Nadie te dará ese dinero. ⸺Su rostro es serio.
⸺¿Qué hay de otra extensión? ¿Un plan de pago? —Hundo las manos en mi cabello mientras intento pensar en todas las opciones posibles.
⸺Chica, no me necesitas para que te diga que eso no resolverá tus problemas.
Cruzo los brazos sobre mi pecho, abrazándome con fuerza antes de caminar hacia atrás hasta que mis rodillas golpean el sillón de cuero de Magnolia y aterrizar en él.
⸺¿Qué hay si… si simplemente no pago? ¿Qué pasaría si le digo que eso era
problema de Brett y él está muerto y que me dejé fuera de eso?
Esta vez, el glorioso y bronceado rostro de Magnolia se torna pálido.
⸺Amira ⸺dice y me tenso cuando pronuncia mi nombre completo porque
nunca lo hace⸺. No quieres ir por ese camino.
⸺¡No tengo opción! No tengo el dinero.
Ella cruza la habitación lentamente y se sienta en el sillón junto a mí.
⸺La última mujer que se cruzó con Mount terminó en la morgue.
La piel de gallina recorre cada centímetro de mi cuerpo mientras trago.
⸺¿La asesinó?
La negación lenta que hace con su cabeza me envía una helada oleada de miedo hacia las venas.
⸺Mount ya no tiene que hacer su trabajo sucio. Pero esa perra fue rebanada y cortada en cubos. Murió por pérdida de sangre.
Imagino a una mujer desangrándose en un callejón oscuro, rebanada de oreja a oreja pero Magnolia continúa⸺: Dicen que su gente la drogó con psicoestimulantes y la obligaron a bailar descalza sobre vidrios rotos hasta que eventualmente se cayó y se las ingenió para agarrar un pedazo. Se cortó las muñecas para terminarlo.
Mi estómago se revuelve mientras imagino la brutalidad de manera vívida. Me levanto del sillón con la mano en mi boca, haciendo una carrera como loca hacia el baño.
Magnolia está detrás de mí en un segundo, alejando mi cabello rojo del rostro.
⸺No debí haberte dicho. Pero no sé de qué otra forma hacerte entender con quién estás lidiando. No quieres saber lo que oí sobre lo que le hicieron a su novio. Fue incluso peor.
De nuevo tengo una arcada, la bilis quema mi garganta mientras vomito. Ella acaricia mi espalda hasta que me limpio la boca con la mano.
⸺¿Agua? ⸺La petición sale como un graznido.
⸺Seguro cariño.
La sigo fuera del baño, de regreso a la cocina, viendo los cristales rotos esparcidos que ha barrido momentos antes, excepto que esta vez los imagino hundiéndose en las plantas de mis pies a medida que mi sangre tiñe el suelo.
Magnolia desliza una botella de agua a través de la encimera hacia mí, ya no tiene la tapa así que tomo sorbos cautelosos.
—¿Qué voy a hacer?
Cubre mi mano libre con la suya.
⸺Nosotras, cariño. Porque si no le das al hombre lo que le pertenece, entonces no se detendrá contigo. Se llevará a todos los que amas.
Me atraganto con el sorbo de agua.
⸺Oh Jesús, tengo que irme. No puedo involucrarte…
⸺Demasiado tarde. Mount nunca hace un movimiento sin saber todo sobre su objetivo.
⸺Mis padres… mis hermanas…
Asiente.
⸺Y tus amigos. Empleados. Mis parpados se cierran.
⸺Él dijo… dijo que había algo que estaba dispuesto a tomar a cambio.
—Odio pronunciar la opción, pero no puedo contemplar las consecuencias alternativas sin salir corriendo al baño nuevamente.
⸺¿Qué?
Trago otra ola de bilis que se eleva antes de responder.
⸺A mí.
⸺Bueno, mierda.