Encontrarlo acompañado, y saber que eso le dolía

1055 Words
Manejando en dirección a casa de Hazard, Carlota llegó primero, la empleada de la residencia le hizo pasar. Carlota no era tan buena en la cocina, pero tenía su plato predilecto que a ella misma le gustaba preparar. Ella le había pedido a la asistente de hogar que quería prepara esa comida para la hermosa hija del señor Hazard, lo hacía para compensar la comida juntos que quería tener la pequeña. Encontró la casa sola, pero momentos después, llegó el auto, primero violeta bajar a Akamaal, la pequeña entró a prisa y subió a su habitación, se veía disgustada. Luego vio bajar a una mujer radiante y muy enjoyada, era la misma mujer por nombre Adela, a ella la consideraban impura, por que decidiera revelarse en contra de sus padres y decidiera vivir su vida, en el fondo, a Adela le gustaba Hazard, pero solo ella sabía lo difícil que era pedirle una relación, ademas que Adela se había dado cuenta que a este hombre, ella le era dispensable. Nunca quiso ser la que se ofreciera, pero el di de hoy se aprovechó de la situación cuando vio a Hazard lidiar con su hija de ocho años en medio de las tiendas de ropa, así pudo acercarse y ayudar a calmar las aguas. Adela le dijo que probablemente su hija se pondría mucho peor si sólo estuvieran ellos dos, que la dejara venir a casa y así limar las asperezas. Hazard le hizo caso, y así hoy terminaron aquí. Hazard le dijo a Adela. —Gracias por la ayuda, puedo enviarte a casa llevada por mi conductor designado. Eso no era lo que Adela quería, así que empezó siempre usando más excusas. Viéndose en la situación, Hazard ya había visto las intenciones de la mujer, él no era tonto y desde años atrás veía la manera de como le hablaba, como lo miraba que Adela quería con él, sin embargo prefirió ignorar tal situación. En la cocina, Carlota quedó atrapada, la comida que preparara quedó ahí, Carlota tomó un buen pedazo e intentó subir arriba sin ser visto por la pareja, la cocinera que era su cómplice, le dijo que tendría que entrar solo si lo intentaba desde afuera por el balcón, lo que no sabía era que había cámaras grabando por todos lados. Igual, a Carlota se le ocurrió que ella debía disfrazarse como una empleada más y entrar a la habitación de la niña. Lo había logrado y al verla, la niña cambió su semblante y su rostro se iluminó en un dos por tres, su sonrisa era tan grande, pronto la jovencita empezó a comer todo lo que Carlota le había traído, pero no había acabado todavía cuando alguien tocó en la puerta. —toc, toc —pidió Hazard —¿Puedo entrar cariño? —No papá —dijo la niña dejando antes a Carlota en su closet. Aún así en cuanto entró, Hazard pudo percibir el olor de Carlota, él casi estaba seguro que ella estaba ahí justo ahora. Se rió internamente, aunque se hizo el desentendido. —Hija mía, solo quería darte las buenas noches, alguien te quiere dar las buenas noches antes de irse —explicó Hazard, pero la niña dijo. —No, por favor —estoy bien así, es tu amiga, no mía, no somos amigas y no tiene que venir a darme las buenas noches. —Adios, adiós —dijo la pequeña mientras se acostaba y se tapaba la cabeza entera. Hazard solo se puso a reír de la actitud de su hija, sabía que Carlota estaba en la habitación y que por eso estaba siendo tan irracional de correrlo incluso a él, despidió a Adela en la puerta solo para regresar rápido a la habitación de su hija. Mientras que Adela estaba enojada hasta la corona del desplante que hiciera la niña del hombre que ella quería para si. —Ya verás —se dijo Adela, "en cuanto sea su mujer, te desplazo" pensaba muy enojada. —Gracias Adela, espero que descanses bien —dijo Hazard con cortesía. —Yo puedo quedarme un poco mas si lo deseas —dijo Adela. —No, no confundamos nada —dijo Hazard y como Adela no se largaba, él cerró la puerta y suspiró hondo. Es tan desagradable cuando sales sobrando —se dijo y miró arriba. Se quitó los zapatos y de puntillas subió a la habitación de su pequeña hija, solo para ver cómo Carlota arropaba a Akamaal, ella le hablaba tan dulcemente y le contaba un cuento chino, además le cepillaba su cabellera larga —Hazard tragó su saliva y pensó, si fuera mi esposa, esto lo estaríamos haciendo juntos ahora o si no, yo estaría esperándola a ella despierto a que vaya a darme mi dosis de amor. Se puso a reír de lo que él mismo pensaba y se echó a reír bajo. Dio la vuelta y apagó todas las luces, quería atraparla saliendo de casa y espero abajo. Una hora después, después que casi se le acabara las uñas, Hazard vio a su loca bajar las escaleras con cuidado de no hacer ruido, él se rió de sus travesuras y zas encendió las luces haciendo que ella se tapara los ojos por el reflejo de la Luz, los volvió a apagar y la abrazó. Le dijo le dijo en su oído. —Yo también necesito que me arropen, necesito que alguien se preocupe por mi. —Jáh —dijo Carlota. —A otro perro con ese hueso. —¿Crees que me engañas? Hazard no habló mucho, solo la atrapó y entró en una de las habitaciones de abajo, la besó hasta la sombra como dijera Arjona, e hicieron el amor, para ella era su primer vez, para él parecía serlo también. Disfrutó tanto de hacer el amor con Carlota, que la acción se repitió en toda la noche, era como si pensara él que no existía un mañana y debía coger la coña de ella a como pudiera. Finalmente, en la mañana, Carlota salió en silencio y tomó su carro, ella lo tenía estacionado el vehículo un poco retirado para no ser visto, por desgracia la persona que estaba siguiendo a Hazard por órden del hermano mayor de Hazard le tomó fotos a Carlota, y se lo envió a su hermano Neftalí.
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