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El diablo viste a Nueva York

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Blurb

Una mujer exuberante, egocéntrica, prepotente, odiosa y Orgullosa hasta la coronilla, esa es Charlotte Graham.

No fue así desde un principio, su entorno y sus cercanos la volvieron así, una tóxica en potencia.

Capaz de todo, luchará en su mundo por mantener tan siquiera su dignidad.

Traición, odio, infidelidad, avaricia, todo en un frenesí de emociones que hará sucumbir al mas inocente de todos.

Sucumbirá ante amantes fogosos, tratara de buscar su Yin Yan... pero lo encontrará.

Charlotte será y siempre ha sido la diva de Nueva York.

Pero, ¿eso compensa su corazón vacío?

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Nada es lo que parece ante los ojos.
Como salida de un cuento de hadas, Carlota lo tenía todo, tenía padres amorosos, un novio seductor sexy y bien ATRACTIVO. Sus padres eran los dueños de la Empresa Editorial más grande en Nueva York y también eran dueños de la casa más grande de Modas. Nada le faltaba a la chica, al menos eso era lo que Carlota creía, hasta que. A como nos cantara el gran canta autor Mexicano Juan Gabriel, ( Hasta que te conocí ) hasta que Carlota conociera el lado malo de un hombre desleal, mejor dicho hasta que descubrió la traición del hombre en quien ella confiaba ciega y totalmente, su mundo cayó en pedazos. Para Carlota, estudiar y prepararse en la universidad solo fue algo redundante, pues siendo la única hija de sus padres, quienes individualmente manejaban sus propios negocios lucrativos, Carlota llegaría a ser la única heredera universal de ámbos padres. Por la misma razón a Carlota nada le impedía dejar de ir a la universidad, pero terminó sus estudios solo para ser una persona educada, no a como nos suele pasar a nosotros, los simples mortales que estudiamos con todo el ímpetu entregado sabiendo que de eso depende en un futuro nuestro empleo de ensueño. Cuando Federico y Carlota se comprometieron, Carlota había llegado a pensar que él la amaba de forma sincera y completa. Nunca esperó que él la traicionara, menos con quién lo hizo. Carlota pensaba que su prometido Federico en ningún momento sería capaz de cambiarla por otra mujer. Carlota no sabía de la vida, del carácter humano a fondo, ni de como funciona la mente de los hombres, quienes vienen del planeta jopérimo, y las mujeres de Venus. La pobre chica no sabía que un hombre cambia a una mujer por razones simples; por ejemplo, cuando un hombre se siente menos que una mujer en el aspecto del bolsillo, o por el talento y la inteligencia de ella lo supere a él, el se sentiría cohibido y menos ante esa mujer, por lo mismo, querría estar con otra mujer para demostrarse su valor absoluto. Con el paso del tiempo regularmente el amor que le tenga por la atracción física llegará a morir de poco en poco hasta quedar como un palo seco. Si, bien a como se menciona, un hombre le gusta tener una mujer a su lado para la cual ser su especie de salvador, proveedor, un héroe sin capa, sentir que le suple mental, física y económicamente. Nada de eso hacia Federico en la vida de Carlota, por que ella era talentosa, exitosa, bella, encantadora, y sobre todo millonaria. Y es que así era, Federico Lanus, era el tercero de los hermanos de la familia Lanus Castro. Su familia tenía un pequeño negocio de lavandería para el público, dos restaurantes de atracción media, y un condominio de apartamentos, que eran algo lucrativo, pero no para mantener extensivas cuentas de ahorro de varios dígitos. Federico había notado la presencia de Maria desde que llegó a trabajar como sirvienta en casa de su futura esposa, se había sentido atraído a su despampanante belleza física, la chica tenía unas curvas que parecían carreteras peligrosa, muy peligrosas. Ellos ya salían hacia ya tres meses, él la invitaba a pasear, a comer, incluso ir de compras, lo cual para la joven Maria que no había visto lo que era abundancia y lujo, lo poco que Federico le daba, era mucho para la joven mujer. Estaba deslumbrada por él y así mismo encantada, aunque la ambición de la chica era mayor, quería un amante rico. En estas salidas, Federico notó que para Mary él era todo, esas expresiones de agradecimiento, de coqueteo, le llenaron el ego y la pasión pronto se desbordó y con eso Federico se sintió el macho alfa lomo plateado, por supuesto que le dijo y prometió palabras dulces de promesas a la mujer. Por ejemplo que, no le gustaba como mujer su propia novia, que era una mujer muy alta y delgada para su gusto, no como ( ella ) Mary era una chica con curvas y trasero de ensueño. También, Mary contaba con una voluminosas tet*s, estas eran grandes, copa D y ella estaba en la flor de la juventud. Comparada a la sirvienta, la belleza de Carlota era como la de una modelo de revista, alta de uno coma 76, tez blanca, cabello de un tono azul, azabache, dando un contraste con su piel clara. Sus ojos, eran almendrados y color grisáceo. Carlota era única en su entorno. Bueno, todos somos únicos y de edición limitada, viéndolo desde la perspectiva lógica. A unos días de que la sonada boda se llevara a cabo, Carlota fue sorprendida por la chacha de su casa, una chica de actitud desdeñosa, descerebral diría, por que debió tomar en cuenta que ella estaba trabajando en casa de Carlota, no de Federico su amante. Con tan solo 19 años, Maria era una inmigrante, quien había venido a Estados Unidos en busca del sueño americano. Maria Sánchez se acercó a la habitación de Carlota Graham y le hizo una confesión inusual. —"Estoy embarazada de Fedde. Necesito que dejes libre al padre de mi hijo para que él forme una familia junto conmigo. Fueron las palabras expresas de Maria. Y es que ahora el descaro no tenía pies ni cabeza, o que la gente no pensaba antes de hablar o actuar. Por supuesto que Carlota creyó que esto era una broma de mal gusto, se puso a reír a carcajadas, no era su fuerte ser bromista, por lo mismo nunca recibió esta clase de bromas. Miro de pies a cabeza a Mary Sánchez, y le hablo así. —¡Vale te dejaré pasar esta! pero sabes que yo no acostumbro hablar tonterías así con nadie. La cara de Mary Sánchez se volcó de una inocente a una muy arpía. —¡Tampoco acostumbro hablarle así a mis patrones. Esto es muy serio, tanto Fede como yo esperamos un hijo varón. lo primero que Carlota notó en el rostro de la mujer era que no estaba bromeando ella lo estaba diciendo muy seriamente, se rió nerviosa, era seria y distante con las demás personas, pero no era grosera, ni antipática, aunque eso cambiaría pronto. —Oye niña, si tenéis algo con Federico, vé y díselo a él, no os vengáis ante mí a ponerme tu cara de tigresa. —Pues que le cuento porque no quiero que siga con esto de que quiere casarse con él. —Con que sigo con querer casarme con Federico? Jáh, pero si él es mi novio. —Pues que es mas que una locura, esta boda absurda debe parar —dijo Maria. —¿Que has dicho? —¡Que pares la boda! que lo dejes en paz. Carlota jamás pensó que ella estaba obligando a Federico a estar con él. Pensaba que estaban juntos porque estaban enamorados, ¿que mierdera era esta? Se dijo en su mente. —¡Largo de mi habitación, sal ahora mismo o te saco yo ! —pero la.joven estaba mas que lista a atacar a Carlota. Ella se lanzó sobre la joven señorita de la casa y empezó a gritar de forma histérica. En ese momento crucial llegó el mismo Federico, quién acababa de llegar de visita y la madre de Carlota ante los gritos histéricos de la sirvienta María que entraron a la habitación, vieron la escena. Lo que lograron ver, era meramente un mal ángulo de la vista, la óptica de los ojos mostraba lo que aparentemente era, cualquiera podría ir por el bando que quisiera. En este caso, Federico optó por creerle a la sirvienta prepotente, no a su novia. —Carlota, no te luce abusar asi de una desvalida jovencita. —eso dijo Federico y ya se había acercado a su amante. Carlota se había llenado de una inminente rabia descomunal al ver y escuchar lo que su propio novio dijera. —¿La estás defendiendo a ella? No sabes lo que acaba de decir... Carlota se había dado cuenta de lo que estaba pretendiendo la chica, ponerla en ridículo. —Federico. Puedes llevar a esa ramera de mi casa. Mary puso cara de agravio y chilló como una Magdalena. —Claro, me la llevaré.—Dijo Federico. Él salió con ella en brazos dejando a Carlota ahí sentada en el suelo en su trasero. Carlota quedó sumida en sus pensamientos. Ella tenía todo listo, el local, siendo este un hotel céntrico, los invitados, todo estaba listo para dentro de tres días. ¿No se dice acaso que es mejor darse cuenta antes de meterse en un matrimonio que no te conviene a hacerlo después de ya estar casado? Carlota tuvo suerte, desde mi perspectiva. —¡Carlota, hablaremos después! —habia dicho Federico. Él salió cargando a la empleada Mary llevándola hacia el exterior de la casa. Hacia tan solo un momento, esa mujer había hecho la actuación de su vida. Había actuado como víctima, y lo mejor de todo, el hombre que se iba a casar con otra, prefirió defenderla a ella, para suerte la cargó en brazos y se la llevó sin ningún respeto por su prometida. Dos días después, Federico la llamó, obviamente Carlota hizo caso omiso a sus llamadas. Finalmente, Federico llegó a la casa de Carlota, su madre estaba sentada cuando lo vió entrar. Federico únicamente había venido hasta acá porque sus padres lo influenciaron mucho a que no rechazara a Carlota, ella era una mujer exitosa y con dinero. Federico había llevado a uno de los ranchos de su familia a Mary para estar con ella. Después que su madre y su padre lo fueran a buscar, a exigir que buscara a su prometida, fue que empezó a llamarla, antes de eso, seguia sin la menor intención. El quería seguir probando el c*ño de Mary Sánchez todo el tiempo. Ya saben, juguete nuevo, siempre llama la atención. Quieren toquetear. —Señora Gertrudis, ¿Cómo estas? —Estoy bien. ¿Que deseas? —Federico se sorprendió mucho, pues la señora Gertrudis era muy amable con él. —Madre, vine a buscar a Carlota, ¿ella está? —No está en casa —Respondió la señora Gertrudis. —¿Me puede decir a qué hora vendrá? ¿porque no responde a mis llamadas? —Porque Carlota dejó el teléfono, precisamente para no ser molestada. —¿Dijiste dejó? ¿dónde se ha ido? —Está de viaje, se fue de vacaciones—Informó la señora ante el asombro de Federico. —¿No, y que hará con la boda? Es mañana. —Es sencillo y claro, no habrá boda. —¿Qué? ¿Escuchas lo que acabas de decir? —La madre de Carlota movió la cabeza haciendo negación. —Hace ya varios días, saliste por esta puerta cargando a otra mujer, le creíste a otra mujer, no a la mujer con quien llevaras tiempo de relación. —¿Crees que todavía Carlota querría casarse contigo? pues ni v'ergas. —Carlota no necesita de un hombre, menos de alguien como tú. Carlota no necesita casarse para que la llenes de regalos, Carlota tiene lo suyo, y si pensaba en casarse contigo todavía, era por que te quería. —Una mujer o un hombre decide estar con una mujer por libre y espontánea voluntad para compartir desde la base del respeto. Federico salió de la residencia de los Graham muy preocupado, su padre le había dicho que si no lograba casarse con Carlota, perdería todos los beneficios del negocio familiar, lo que su padre quería era expandir los bienes y hacerse notar su presencia en los negocios, mas su hijo se había encandilado en líos de faldas dejando a un lado a la gallina de los huevos de oro. Ahora, las cosas cambiarían para todos, empezando por el mismo Federico. Su situación lo había puesto en una contradicción interna muy profunda. Pues después de despertar de la dopamina que lo tenía en la luna, se dió cuenta que su barco se hundía y debía hacer algo.

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