Un mes después

1045 Words
La situación para Hazard era muy triste, ahora su hija preguntaba por Carlota todos los días, incluso se arrepintió de haberla presentado a su hija Akamaal, la niña no paraba de preguntar por ella. Ocurrió una situación, Akamaal buscó entre las cosas de su padre y consiguió el número y la dirección de Carlota, ella planeaba escapar para ir a buscarla, y así lo hizo. Akamaal tenía guardaespaldas, y era muy difícil que hiciera tal faena sin que fuera descubierta. Akamaal pidió ayuda a su institutriz una semana antes, pero ella más bien la delató con su padre, Hazard no le gustaba ser duro con su hija, él le dijo para entonces que Carlota vendría a ellos cuando estuviera lista, y en su inocente mente, Akamaal le preguntó; «¿Y si estara lista hasta en el año 3,000? » lo que hizo reír al padre, pero tan pronto como sonrió una nube negra cubrió su mirada. ••• —Señorita Carlota, alguien está buscándola —dijo Bibi, Carlota dijo. —Que espere —Es que no sé si sea bueno hacerla esperar —Carlota frunció el ceño, ella le dijo a su asistente. —¿Qué, es tan importante la persona que vino a verme sin una cita previa? —¡Lo es! —respondió la asistente. Carlota solo volvió a su oficina para encontrar a la hermosa hija de Hazard sentadita esperando por ella. De inmediato ella marcó el número de Hazard, ella le dijo: —Señor Hazard, su hija vino a verme —a lo que él le hiciera un comentario. —Ah, esta niña, no quiso esperar a los 3,000 mil años. —¿Qué? —dijo Carlota, pero Hazard colgó la llamada. Carlota se acercó a la niña, quien en cuanto la vió, saltó sobre ella, Akamaal gimió y dijo a Carlota. —Sé lo que parezco al venir aquí sin antes llamarte, pero te extrañaba, y si suena algo loco porque para empezar solo te he visto una vez, pero debo decirte que no necesito tener un tiempo alargado para saber si como eres, tú me agradas mucho, tanto así que hasta me atrevería a dejarte guardar el corazón de mi padre. —¿Qué? —gimió Carlota de la sorpresa que sentía de oírle decir esas palabras tan de una niña madura que sabe de los malabares de la vida. —¿No eres muy pequeña para preocuparte por esas cosas de adultos? —preguntó Carlota, la pequeña Akamaal respondió con una sonrisa. —Hay adultos que solo lo son en edad, pero habemos niños que maduramos a fuerza por nuestras circunstancias, no por los años. Carlota quedó espectante de sus palabras, hablar con Akamaal era hablar con agradable, ciertamente a ella le interesaba esta pequeña princesa. —Ven —invitó Carlota —te haré un hermoso vestido de Princesa —prometió. —Digamos que el hecho que pases un poco de tu valioso tiempo, me hace más feliz que irme a probar tus vestidos de edición limitada, ¿sabes, solo quiero ropa que me cubra, no el último grito de la moda? —Para mi es absurdo, algo redundante —Carlota quedó prendada de la capacidad de entendimiento de Akamaal, ella dijo: —Akamaal, tu padre es un excelente Padre, te ha estado cuidando bien. —Si, solo le falta convencerte de ser mi madre y juntos ser una familia. —¡Qué! —gritó Carlota, y pensó, "entonces esto va a en serio" Una voz se escuchó en la puerta, Hazard estaba de pié ahí, este le habló a su hija ignorando a Carlota. —Vamos pequeña, no es que sea tan malo ser soltero y darte crianza, simplemente aprende esto mi princesa, "nada forzado es bueno" —¡Papá, has arruinado mis intenciones! —¿Que intenciones son esas? —pregunta Hazard. —Pretendía pasar la tarde con la señorita Graham y de paso comer con ella. Los ojos de Carlota casi le salían de sus orificios, la templanza y la firmeza de Akamaal la tenían asombrada, ella dijo: —Esta bien, deja a Akamaal conmígo —pidió Carlota. —No puedo —dijo Hazard —a menos que yo también los acompañe —sentenció el hombre. Carlota miró con cara de disgusto a Hazard por lo que Hazard dijo a su hija. —Ven, no podemos mendigar amor a nadie, debemos irnos. Esto es lo que tienes, esto es lo que hay, debes aceptar que no tienes una madre y no cualquiera puede ocupar ese lugar. —Vamos a casa —ordenó Hazard a su hija. —Hazard —dijo Carlota con un nudo en la garganta. —No digas nada Carlota, solo te pido disculpas porque mi hija haya venido hasta aquí a causarte molestias. —No me molesta tu hija, ella me agrada. —Si, pero eso no es suficiente para que ella te busque o que tú te sientas en la posición obligada de atenderla. —¡Papá por favor! —dijo la pequeña Akamaal. —Por favor nada, no contradigas, cometí el error de presentarte a alguien que no era seguro de estar en tu vida, perdóname por eso —resaltó Hazard, mientras los ojos de Carlota se habían puesto rojo. Padre e hija salieron de la oficina de Carlota, mientras ella quedara destrozada del corazón, no sabía ni de el porqué. —Eres injusto —murmuró Carlota, por lo que Bibi hiciera el comentario. —Parece una escena de familia, el padre y la madre peleando y la hija negándose a seguir a una de las dos partes. —¡Cállate! —pronunció Carlota, ella se sentó en su escritorio, tomó su block de hojas blancas y su grafito, empezó a delinear muchas líneas haciendo en un solo momento diez vestidos para niñas de entre diez y quince años. Al ver semejante proeza, su asistente Bibi gritó. —¡Wow! jefa, usted si que superó todas mis espectativas —Carlota dijo: —La llamaré "Tendencia juvenil-Otoño, el inicio de Otoño llega con la juventud. Maravillada, Bibi dijo —¡Yes! —Carlota se puso de pies y salió por la puerta. —¿adónde vas? —preguntó su asistente. —A buscar a mi familia —dijo ella.
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