C A P Í T U L O C U A R E N T A Y D O S:
Taylor.
No sabía cuando habría comenzado a sentirme así, todas y cada una de las emociones que recorrían mi cuerpo eran demasiadas, Hades me habría besado, nos estábamos besando. Sus manos me acercaban más a él, cómo si la distancia pudiera ser demasiada, ¿Cómo podría serlo? Sus manos se aferraron a mí un poco más y yo… En realidad, le regresaba el beso de manera intensa, con aquella hambre que habría demostrado desde el segundo uno.
Nos separamos por falta de aire, apenas le miré a los ojos noté que se encontraba completamente agitado, del mismo modo en el que me encontraba yo.
—Mierda—. Susurré para verle a los ojos—. Preciosa, yo…
No le deje responder, me volví a unir en un beso hacía él, dándome por cuenta que lo que habría sentido por Hades en aquel beso, aquella noche, habría sido un poco menos de lo que habría sentido ahora. Sus manos se aferraron de nuevo a mi rostro, para después acercarme un poco más a él por la cintura.
No quería averiguar que era lo que sentía ahora, no quería averiguar que sería lo que vendría en el futuro, con todo lo demás.
Éramos ahora, nosotros, en un beso hambriento en medio de la habitación de Samara, no me interesaba el futuro, habría estado pensando en el futuro siempre, y ahora, lo único que me interesaba, era lo que estaba sucediendo justo ahora, justo en el momento, justo por ello.
—Preciosa, si sigues besándome no podré sacarte de mi cabeza—. Mencionó separándome un poco—. Joder…
—Es gracioso que lo digas—, mencioné mirándole a los ojos, con el pecho completamente agitado—. Cuando recién decías que no estaría si quiera en tus sueños.
—Cállate—, me dijo en tono bajo, besándome de nuevo, con un poco más de intensidad que el beso anterior.
Esta vez, era un poco más intenso, su mano me acercó por la cintura, terminando por introducirse debajo de mi camiseta, tocando mi vientre.
Era extraño sentirme así, el cómo estábamos haciendo esto, me hacía sentir cómo si todo fuera irreal, ¿Lo era?
Quizá lo era.
Estaba pensando en un día en realidad, donde las cosas eran un poco más irreales, sus manos debajo de mi blusa, habría estado demasiado sola pensando, en cómo podría ser esto, escuchando sus chistes, mirando en su dirección, una sonrisa, era extraño, la vida que pasábamos, no podía pensar en algo, decía tonterías, tonterías.
Pensaba en tonterías y no tenía con claridad lo que pasaba, habría pensado en un regalo de navidad, mis medias por el suelo, sus ojos mirándome, no quería saber un poco más, era extraño,
Era demasiado extraño todo esto, se sentía demasiado raro, cómo una pequeña historia de…
Sus manos me sujetaron de los muslos alzándome del piso, a lo que le… Me di cuenta que esto no cesaría, que de a poco en poco, no haría más que aumentar, habría sido demasiado, todo esto se sentía demasiado.
Sus manos aferradas a mis piernas, sus besos en un vaivén en los míos, todo esto era… Tan difícil de entender.
Tan difícil de sentir.
No quería seguir pensando en ello, solo quería disfrutar el momento con exactitud, y lo que paso después…
Fue algo, que no podía controlar.
¿Cómo te enloqueces por una persona? Eso no lo sabía, estaba besando con fuerza a Hades, con hambre.
Ya no me quedaban ganas de mentirme, ni de mentirle, sus besos se fueron a mi cuello, a lo que tiré un poco hacía atrás mi cabeza, dejando más disposición para él.
Porque era él.
Es curioso cómo habría pasado la mayor parte de mi vida evitando el amor, con ello no me refería a que aún era virgen, o que habría pasado toda mi vida sola, pero habría tenido tantas cosas sin sentido, enloqueciendo por una persona, habrían pasado tantos años, mi corazón entendía, pero mi razón, no reaccionaba.
Fue curioso, habría besado a personas antes, habría tenido sexo casual, en varias ocasiones, no habría sido así, más que un simple momento…
Era gracioso.
¿Cómo te enloqueces por una persona?
No lo sabía.
Pero ahora, que estaba en esta habitación, con Hades, en lo único que podía pensar era en él, no me importaba la fama, todos decían que tenía mala fama.
Recuerdo a un chico que le rompí el corazón—no de manera intencional—podía recordar cómo es que estaba bastante furioso conmigo, ante el hecho de que sólo eran cosas casuales.
Pero ahora, con los labios de Hades en mi piel, sus manos sujetando mi piel, y yo perdiendo la cordura por completo, me daba cuenta que lo habría entendido tarde.
Era él.
Miré su cabello, mientras mis manos pasaban por él.
Y volaba, volaba alto entre pensamientos que aún no podía entender.
¿Qué era esto?
¿Acaso era que mi corazón haría todo lo posible por salirse de mi pecho a un nivel que no podría detenerlo? Quizá habría ido todo más allá de ello, más allá de todo.
Quizá, aún no era tarde para darme cuenta, que habría sido así siempre.
Sin pensarlo, pase mis manos por debajo de su camiseta, sintiendo su cuerpo, sintiendo su piel, era inexactas las emociones que sucedían por mi pecho, era inexacto el modo en el que funcionaba mi corazón.
¿Cómo podías decir que era el amor?
Lo vi llegar, entre tantas personas, cómo si fuera una persona entre la multitud, pero habría sido un poco irreal.
Si pudiera mostrarle, a aquella niña que estaba en la escuela, compitiendo contra Hades, intentando poder darle un poco más de pelea, si pudiera mostrarle… Qué al final, a aquel chico con el cual hacía las peleas, los retos, las malas miradas…
Con el que gritaba en su auto, rompiendo nuestras barreras, en realidad, se habría introducido en mi vida de manera irracional, la persona que habría llegado de manera inexacta.
Así que…
Lo vi llegar, un día después del desastre, con sus ojos desafiantes, y, habría cedido.
Hades.
Saqué su blusa, analizando un poco más su cuerpo, conociendo un poco más de su piel, conociendo un poco a aquella chica que habría hecho que perdiera la razón. Por mucho que deseaba estar con ella, eso no era lo primordial, no era lo que más quería en este momento, sino, que aquella cercanía que estábamos teniendo ahora, no se detuviera.
Habría sido un poco más allá de eso.
¿Cómo podría darle un consejo de amor a aquella persona que luchaba por que ella fuera el segundo lugar?
Dicen que las guerras de amor, siempre hay balas perdidas. Era cierto.
Pase mis manos por su cuerpo, logrando que su piel se erizará, logrando que ella me mirará con un poco más de atención, con aquellos ojos preciosos oscurecidos por el calor del momento.
—Estamos en casa de tu amiga, preciosa—. Le dije haciendo su pelo detrás de la oreja, dejando un poco más a la vista su cuello—. ¿Lo sabes?
Antes de que ella pudiera seguir con dicha conversación, besé de nuevo su cuello, quizá no podía imaginar las cosas sucediendo de otro modo.
Ella saco mi camiseta, le terminé por apresar entre la pared y mi cuerpo, sin bajarle, sintiendo su piel desnuda contra la mía, sintiendo cómo es que su pecho subía y bajaba de manera irracional, de modo, en el que podía notar, que no era el único que tenía todas las cosas hechas un lío en la cabeza.
Desabroché su sujetador, dejando libre su cuerpo, quizá, el verla ahí, semidesnuda, con los ojos oscurecidos en deseo y su pecho subiendo y bajando de manera agitada, donde pude darme cuenta, que habría sido cuestión de tiempo, cuestión de piel.
Hay cosas en las cuales las personas, vivimos en un completo desastre.
Quizá, no podría decírselo ahora, en voz alta, lo que ella terminaba por significar para mí, quizá ella no podía entender la magnitud con la cuál habría terminado por marcar todo lo que sucedía.
Quizá…
Quizá se sentía cómo si todo, no tuviera un inicio, ni un final…
—Al diablo—. Susurró ella para besarme de nuevo.
Sus labios en los míos fue un vaivén, uno lleno de deseo, con cuidado, terminé por bajarla, para sentir a un nivel completamente irracional el corazón.
James.
Conocí a todos ellos hace años, cuando todo era un poco menos que nada, en realidad, nunca habría tenido una niñez difícil, ni una familia complicada, quizá, eso no demostraba que los comportamientos del ser humano iban del todo a sus vivencias, había personas que decidían romper el circulo, y otras personas, que estaban demasiado introducidas en ello, cómo para terminar por dar un paso hacía atrás.
—Así que, ¿Miranda? —, Preguntó Samara, bajando un vaso de la alacena—. ¿De nuevo son novios?
Eso desearía, desearía que Miranda hubiera decidido aceptar de manera inmediata el volver, pero, claro que no podría suceder de ese modo, y estaba bien, pero tampoco podría ser que, de un día para otro, las reacciones y relaciones entre nosotros, fueran cómo el día uno.
Era gracioso, porque ninguno de nosotros lo decía, pero el único que habría podido entender por completo los asuntos del corazón habría sido Marcus, quien habría salido con Katina.
FLASHBACK
—No se tú, pero si sigues mirando así en su dirección, terminará por llamar alguna a la policía—. Mencioné burlón, expulsando el humo de mis labios—. Además, es… Rara.
—Es perfecta—. Mencionó, encendiendo el suyo—. Sabes, ellas son nuestras chicas.
—Nuestras chicas—. Se mofó Hades, para sacar una caja metálica—. ¿Qué es lo que dirás? ¿Nos has armado las parejas ya?
El se quedó callado. Miré en dirección de ellas, eran interesante, no sabía porque ellas habrían terminado por ser amigas, ninguna era un poco similar a la anterior, si les prestabas atención a detalle, no podías entender a simple vista que era lo que les habría unido para una amistad.
—Como en las películas, quizá pronto nos diga con quien iremos al baile—. Me mofé, abriendo mi mochila, pásandole a Hades aquellos papeles—. ¿Quién será para mí?
Marcus se quedó callado, para analizar a las chicas, también, no podía entender con quien podría emparejarnos, a lo que habrí visto, no teníamos nada en común con ellas, eran dos círculos completamente diferentes, no había nada que fuera en realidad, un poco de real para nosotros.
—Eso, no te lo diré yo, lo averíguaras—, mencionó con tranquilidad, a lo que Hades soltó una risa burlona—. ¿Qué? No me digas que se te ha pegado la locura de la amiga de Taylor.
—No podría, no le ha tratado—. Mencionó Logan, acomodando aquel “Toque” —, La cosa es, que se con quien podría estar yo—. Siguió, a lo que le miré de reojo—.Con Mane, de ellas, no tengo idea, son raras.
—Es curioso, pero, siento, que esas chicas, serán lo que le de el final a nuestra historia—, mencionó expulsando humo de sus labios.
Rodé los ojos, en realidad, él si tenía bastantes cosas en común con Katina, ambos parecían hippies, sólo que nunca habría visto a dicha chica fumar marihuana, menos tener charlas tan raras. Además, de que ella era popular, y Marcus era… Marcus.
—Ellas serán nuestra historia, serémos afortunados—. Finalizó, con una sonrisa tranquila en sus labios—. Cuando la historia terminé, seremos afortunados.
No le dije nada.
Afortunados.
FIN DEL FLASHBACK
Quizá habrían tenido un poco de razón, habríamos sido afortunados, al tener a esas chicas en nuestras vidas, éramos afortunados, Supongo que era real.
Había días en los que no me daba cuenta, que la vida era un poco más de aquello que pasaba por mi cabeza, que la vida tenía más matices, que la vida… Era aquello que me habría traído al día de hoy.
—Espero, que pronto lo seamos—. Mencioné bajándole uno de los vasos que intentaba bajar—. Espero, que pronto las cosas regresen a ser cómo lo fueron alguna vez.
Samara me miró y negó, para sonreírme con pena.
—Nunca nada vuelve a ser cómo antes, James—. Mencionó dejando ambos vasos sobre la barra—. Ni siquiera tú, no eres la misma persona que eras antes, y por mucho que quisieras serlo de nuevo, no podrías, nada vuelve a ser igual.
—Pero…
—Miranda y tú parecían ser la pareja perfecta…—alargó, mirando hacía la nada—. Cosa por la cuál no podría entender, ¿Cómo fue que todo terminó?
—A veces cometemos errores, supongo…
—Si pudiera decirte algo, es… Qué ella solo quiere una cosa—, Mencionó, tomando un par de vasos—. Atención…
FLASHBACK
—¿Por qué querrías que te acompañe a hablar con Katina? —, expresé tirando mi cabeza hacía atrás—. No hay nada de mi interés cerca, ¿Me has visto cara de chaperon?
—No, los chaperones son mucho menos irritantes que tú—, puntualizó, a lo que rodé los ojos—. Es sólo, que se encuentra con una de sus amigas, sólo quiero que la distraigas.
Miré en su dirección, Katina y ella hablaban con tranquilidad, mientras ella sonreía ligeramente, era una chica linda, pensé por unos segundos, Miranda. Era Miranda, era una de las chicas populares, ella y Katina eran de las chicas más populares de la escuela.
—Bien—, alargué rodando los ojos—. Quizá me siga en i********:.
En realidad, no habría cruzado muchas palabras con ella, habría querido hablar con ella, pero no habría encontrado que podríamos compartir en palabras, no encontraba que podría ser aquello de lo que podríamos hablar.
Pero, no lo medite más tiempo, seguí a Marcus, mirando cómo es que Miranda estaba tomando un poco de agua, hablando con ella.
—¿Cuánto tiempo? —, Le pregunté, a lo que él encogió los hombros.
Apenas llegamos a su mesa, ella me miró, sus cejas se fruncieron, por lo que fueron dos, tres segundos, para mirarme con una sonrisa divertida segundos después.
—Ingeniosa, tú camisa—, Señaló, para regresar su mirada a su amiga, quien estaba sonriendo bobamente hacía mí amigo—, Venga…
—¿Te parece? —. Le dije divertido, mirando cómo ella estaba mirándome con una boba sonrisa—. Soy James, por cierto.
Ella me dio una sonrisa, estrechando su mano con la mía, para mirar hacía mí.
—Miranda—. Dijo divertida, para ver hacía su amiga, quien se habría quedado platicando con Marcus.
Y es curioso, pero con Miranda, sentí una cierta forma de conexión, es cómo si fuera, un poco igual a mí. Tomé un poco de aire, para mirar hacía mi amigo, el idiota de Marcus estaba embobado con Katina.
Quizá, podría ser… Que Miranda, pudiera ser aquella palanca que necesitaba para conocer un poco más a Taylor, puesto, que cada que hablaba con ella, ella me frenaba de manera inmediata, y se terminaba yendo con sus amigas, cómo si tuviera una plaga, si fuera de aquellos seres que vivieron en la época de plagas antiguas.
—¿Tienes algo que hacer esta noche? —, Le pregunté sonriendo de lado.
Pude notar cómo su sonrisa intentaba ocultarse, miró hacía arriba, pensando, para mirar de nuevo hacía mí.
—¿Tienes donde anotar mi número? —, Preguntó a lo que solté una risa burlona, conocía esa historia, me diría que no.
—He… Sí, espera—, Me acomodé la manga de la sudadera, dejando libre mi brazo, ella soltó una risa divertida, le pase un marcador—. Anotalo.
—Eres… Divertido—. Dijo para anotar su número—. Me mandas mensaje, y te digo, ¿Te parece?
FIN DEL FLASHBACK
—Sabes, siempre me pregunté porque habrían hecho todo de un modo tan complicado—, Confesó para mirarme de reojo—. Ahora entiendo, que estamos ahora en el lugar y en el momento adecuado, no podíamos estar juntos antes.
—¿Por qué crees eso?
Ella miró hacía arriba, para encoger los hombros, no me contestó, simplemente salió de la cocina, dejándome ahí, con las dudas, en realidad, ella siempre me habría generado dudas, dudas, tras más dudas.
Nunca habría podido entender con claridad a Samara, ni as nadie.
Sólo, que ahora con el tiempo, comenzaba a creer, que habríamos tenido que pasar por algo, para que al final, todo terminará por quedarse en el lugar y hora adecuados.
Quizá paso el tiempo, quizá pasamos nosotros.
Quizá, habría sido mucho más allá de lo que habría creído, pero estaba seguro, de lo que quería que pasará a partir de ahora, no era el tiempo, éramos nosotros.
Caminé hacía donde se encontraba Miranda, para tomarle del brazo, pidiéndole que me acompañará afuera, Hades y Taylor habrían tardado ya un poco más de lo que habría podido creer que tardarían para confesarse un amor que habría sido siempre demasiado evidente, ella me siguió, con su vaso en sus manos y con la mirada completamente atolondrada.
Era curioso, porque habría pasado demasiado tiempo con ella, conociéndole, quizá se me habría ido la olla, ahora no podía entenderla, solo mirar cómo es que se encontraba ahí, entre más tiempo sucedía, me daba cuenta, que entre más cerca estaba, le hacía más daño, supongo que era cierto aquello que dicen, que cuando algo no esta bien, inmediatamente, hacíamos que lo demás no lo estuviera.
Tiempo, quizá habría sido el tiempo, el que no habría entendido al final.
Ella era la chica especial, la que pasaba por mis estándares, y al final, verla alejarse, eran del tipo de cosas que no entendía, sin embargo, era normal.
—¿Qué sucede? ¿Sabes que hace frío? —, me dijo a lo que rodé los ojos—. ¿Quieres hablar? ¿Por qué me has traído al jardín?
Le miré.
Sí, habrían tantas cosas que quería decirle, tantas cosas que pasaban por mi cabeza, no podía creer que la vida habría cambiado tanto, eramos ella y yo, y lo demás, lo demás habría sido una fobia.
Ojala nunca le sorprenda el como sentía las cosas, porque todo era real, porque era ella, y era yo.
No había nada que quisiera que fuera diferente, era ella, me habría enamorado con locura, era mi chica, lo demás no me importaba. Solo que éramos ella, y yo.
—¿Quieres hablar de algo en específico? —, preguntó, le miré con confusión—. ¿Por qué salimos?
Porque quería verle, porque cada segundo que pasaba alejado de ella solo podía pensaren lo horrible que era.
Celos, a veces sentía que los celos me terminarían por fconsumir, en realidad le tenía demasiado aprecio a Hades, era de mis mejores amigos, y claro que cada una de las cosas que salieran bien, para él, era algo que para mí se sentía cómo una especie de triunfo, pero, no podía parar de pensar, en, ¿Cómo es que para él las cosas terminaban siendo más sencillas? ¿Cómo es que sólo necesitaba que lo encerraran en la misma habitación que Taylor para que ambos se demostraran su amor? Para que dijeran todo lo que sentían.
Era cómo si, para Miranda y para mí, todas las veces que caminamos un poco, por aquel boulevar, las cosas se hicieran un poco más espesas, le amaba para siempre, pero no podía entenderle…
Quizá esto era real, miré hacía sus ojos, para sonreírle de lado, no podía forzar a Miranda, pero me arrepentía constantemente, por cada una de las cosas que habría hecho mal, ¿Cómo es que los demás podían ir con sus romances perfectos? Mientras que yo, tenía que mirar, cómo el amor de mi vida se encontraba frente a mí, sin embargo, no sentía lo mismo por mí.
Ahora Hades se encontraba en el piso de arriba, siendo feliz con Taylor, seguro estaban pasando de los momentos más buenos de su vida.
—No hay nada de lo que quiera hablar, sólo quería oler tu perfume—, Le dije, a lo que ella me miró con confusión—. Sólo… Me gusta estar cerca de ti.
Y sabía, que en el piso de arriba, Taylor y Hades, seguro lo estaban pasando de maravilla, mientras que yo miraba a la chica que amaba, cada vez más lejos, habría tomado malas decisiones, ¿Así terminaría todo? Siendo un mar de malas decisiones…
Hades.
—Mierda—, Jadeo Taylor, hechando para atrás su cabeza—. Ah…
Podía sentir el interior de Taylor, podía ver sus cejas fruncidas, y cómo sus labios se encontraban entre abiertos, ante el placer que sentía, podía verla ahí, luciendo tan preciosa, le miré a los ojos, mientras que los movimientos míos, no dejaban de embestir dentro de ella.
Mis dedos tocaban su interior, esperando poder conocer un poco más dentro de ella, quizá, con los deseos de poder conocer un poco más su interior, conocer un poco más de ella.
Y era tan… Malditamente delicioso, mis dedos se movían dentro de ella, dentro y fuera, mientras que también le daba atención a su centro. Era curioso, porque mientras ella estaba recargada en la pared, con la cabeza apoyada mirando hacía el techo, que lo noté.
Nunca nada de lo que habría hecho antes se habría sentido así, nunca antes, cualquier sentimiento se habría sentido así, era, cómo si volviera al inicio, cómo si todo…
Fuera nuevo para mí.
James
No podía parar de mirar en dirección de Miranda, pensando en todo lo que habría hecho, todo lo que sentía por ella alguna vez se sintió como un verdadero cuento, no podría entender cuando fue que todo comenzó…
Pero podía saber que no quería que esto terminará nunca, era ella.
—¿Por qué me estás mirando de ese modo? —, Preguntó sentándose en el escalón que daba la puerta—. Me desgastas.
Quizá pensaba en que ella sin decir nada podría volver una canción mi interior, quería que se quedará.
—Tienes lindos ojos—. Le señalé a lo que ella sonrió, rodando estos—. ¿Qué?
—¿Por qué actúas así? —, preguntó mirándome, girando su rostro completamente hacía mí—. ¿Por qué pareces tan nervioso?
Porque lo estaba, estaba nervioso, porque se sentía cómo el primer amor. Eso era Miranda para mí, mi primer amor, y, cuando eso fue lo que cruzó por mi cabeza, me di cuenta, que habría pasado demasiado tiempo, esperando un cambio, esperando que para nosotros las cosas fueran diferentes.
Miedos, los miedos me habrían jodido el alma, porque con ellos habría perdido a la persona que amaba, y a pesar de que parecía que en estos momentos no me odiaba, sabía que seguía ahí, la fina línea, entre lo que podría serlo todo, y aquello que era nada.
No le alimentaban mis te quiero, no se vengaba, simplemente estaba ahí, mirándome, cómo si fuera alguien cotidiano en su vida, cómo si en algún punto, yo no hubiera jodido su vida en más de un millón de formas posibles.
Miedos…
Hades
Miedos, el miedo me habría impedido ver, que esto era real antes.
Ahora, que aquel miedo se habría disipado, me habría dado cuenta, que en realidad, todo esto era mucho más bueno de lo que habría podido pensar.
Sus ojos me miraron, con aquel deseo, mientras sentía cómo sus piernas comenzaban a temblar de un modo completamente irracional. Interesante.
Ahora, no sentía el frío, y mi corazón se encontraba aquí.
—Dios—, Jadeo.
Cuando eso sucedió, estrellé mis labios con los suyos, sin disminuir mis movimientos, sin parar, sintiendo cómo cada vez sus piernas temblaban más y más, y entre el beso, podía escuchar ligeros gemidos, que se escapaban de sus labios, ¿No es curioso cómo terminaba por serlo todo?
Quizá la vida habría sido misma que nos colocó todo enfrente, ahora, teníamos todo.
Ahora, no tenía miedo, no sentía si quiera por un solo segundo ello, sino, el sentimiento tan grande, el corazón latiéndome de manera irracional, cómo un adolescente hormonal, pero por primera vez, todo era diferente.
Es curioso, que por primera vez, todo se sentía de manera en la cual creía que todo terminaría por funcionar de manera diferente.
Esta noche, no se sentía cómo una noche más, se sentía cómo aquello que habría deseado por tanto tiempo, quizá fue el tiempo.
Ella soltó un jadeo más fuerte, mientras sus piernas comenzaban a temblar aun más, era curioso, cómo el corazón me latía con tanta fuerza.
Ella terminó, entre mis dedos, mientras sentía cómo ella se relajaba por completo, aquel sentimiento de placer, el como podía verle aquellas pestañas densas y negras. Era curioso,
Porque antes todas estas cosas no me interesaban, en lo más mínimo, antes esto del amor me daba exactamente lo mismo, pero ahora, que el miedo, los miedos se habrían disipado y la vida era un poco más clara, podía darme cuenta, que la vida, en realidad, habría cambiado todo para bien, me habría dado cuenta, que por primera vez, todo era diferente.
Le deje un beso pequeño en los labios.
Por un momento, me di cuenta, que lo que sucedía, en realidad, me hacía bien.
No era alguien que iba por aquel boulevar…
James.
—¿Qué dices? —, Le pregunté, ladeando un poco mi cabeza, para verle con un poco de curiosidad—. ¿Por qué dices eso?
—Esta bien, James—, Mencionó dejando una sonrisa de lado—. No se que es lo que pasa por tu mente, pero todo es erróneo.
—¿Cómo podrías saberlo?
—Porque soy más lista que tú, siempre he sido más lista que tu—, mencionó con burla, para mirar hacía el cielo—. Quizá en unas semanas, si las cosas siguen claras en tu mente, todo cambiará.
—¿Estás segura?
—No quiero joderme el corazón, pensando en que las cosas que dijiste fueron por el hecho de que estabas sintiendo lastima por mí—, Me rrecordó, jamás podría sentir lastima por ella—. Pero, si lo que dijiste es cierto, lo sabremos. Sabre si lo que dijiste es real, y sabremos ambos, si lo que pasa, no es que estábamos tan acostumbrados el uno al otro, que eso hizo que las cosas fueran de ese modo.
—Estoy seguro de lo que siento, Solecito.
Ella me sonrió con ternura, para mirar hacía el cielo, quizá ella también tenía las cosas claras.
—Empezamos… ¿Empezamos de cero? —, Le pregunté, ella negó tranquilamente—. ¿Por qué no?
—Porque no quiero que la historia que tuvimos cambie, o simplemente se olvide, me gusta la historia que tuvimos—. Mencionó con una sonrisa en los labios—. Porque estoy segura, que lo que sentí por ti era real, y estoy segura ahora, que pase lo que pase, nada cambiará.
Miré por un par de segundos hacía ella, esperando que dijera algo más, quizá estaba demasiado introducido en mis pensamientos, desde hacía bastante tiempo, que las cosas habrían sido claras desde un inicio, desde el día uno, todo estuvo ahí.
Quizá fui demasiado ciego para ver y valorar todo lo que se me habría colocado justo frente a los ojos, quizá habría sido demasiado el tiempo que habría pasado esperando que todo cambiará, que ahora, que las cosas eran claras, no sabía que hacer.
Era demasiado curioso, que un momento a otro, las cosas cambiaron de repente, ahora, con claridad, no podría decir, que fue lo que paso entre nosotros, no podía mencionar que fue lo que paso, ni que era lo que ella sentía por mí, ni lo que yo sentía por ella, quizá habría sido demasiado ciego para darme cuenta, que el amor me habría puesto todo frente, demasiado claro, me habría puesto todo lo que habría deseado siempre, justo frente a los ojos, y no lo valoré.
Miré hacía mis amigos, con detalle, y pensando un poco más a fondo, me di cuenta, que en realidad, las cosas que ellos siempre habrían deseado, todo lo que ellos querían, yo lo habría tenido, sin siquiera pedirlo, quizá era un poco curioso, cómo es que, a veces, todo se nos posaba justo frente a los ojos, pero lo dejábamos pasar…
—Te quiero Hades—, me dejo un beso en la mejilla—. Siempre fuiste una gran persona, y un gran amigo, y siempre te lo agradeceré.
Eso fue lo último que me dijo, y recaí en…
Recaí en cuenta, que habría pasado demasiado tiempo inmerso en las cosas que no debía, que habría roto cada uno de mis sueños, por cosas que en realidad, no tenían mucho sentido, me di cuenta...
Que la vida, habría sido un poco más diferente de lo que habría pensado en realidad.
Quizá la vida era un poco más dificil de lo que creía, pase la vida queriendo lo que otras personas, celoso, porque, creía que ellos tenían las cosas que yo no, y ahora, yo navegaba por esta ciudad, con el corazón hecho un completo desastre, navegando por una ciudad desconocida, con el corazón completamente roto, era irónico, ¿No es así? ¿No es gracioso?
Que por estar mirando hacía otra parte, ahora me encontraba en un boulevar, un boulevar de los sueños rotos.