Capítulo 2

2039 Words
Saqué de mi abrigo una pequeña botella que contenía gasolina, sabía muy bien que gastaría todo el galón en el despacho, así que había apartado un poco para derramarlo en el cuerpo de Jaejoong. SunKiun había sido muy especifico. Quiero que arda en llamas por haber rechazado mi oferta. Nadie rechaza a Song SunKiun. Eso fue lo que me dijo antes de que saliera de su casa. Bueno, pues arderá en llamas. Cuando terminé de esparcir la gasolina en su cuerpo, me quedé observándolo por un momento. Ya lo había intentado antes pero parase que ya no hay remedio conmigo, no siento nada, ni siquiera lastima al ver el cuerpo desnudo de Jaejoong sentado en el sillón con una bala en la frente. Me encogí de hombros, aparte mi mirada de él y fui a la hacia la cocina, al entrar abrí las llaves de la estufa dejando que el gas comenzara a salir. Tomé una revista que estaba en la barra y la coloqué en el tostador, una vez encendido me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta trasera. Antes de abrirla me coloqué unos lentes oscuros, acomode mi peluca y salí de esa casa. Con mis manos en los bolsillos caminé hacia el auto que había rentado, al entrar a éste agarre el volante con una mano, y con la otra libre acomode el retrovisor. Justo cuando puse en marcha el auto la casa de Jaejoong se había encendido en llamas, sin apartar mi mirada del camino saqué el arma de mi abrigo y la coloqué en la guantera. Después de avanzar unas cuantas calles de aquella casa, el camión de los bomberos paso rápidamente hacia esa dirección, al igual que una ambulancia y dos patrullas. *** Unos minutos más tarde, por fin había llegado al aeropuerto. Si todo sale tal y como lo he planeado, llegaré a Corea a las 9:30pm. Tomé la maleta que estaba en el asiento trasero, y después de verificar que el reloj del tablero concordaba con el mío, bajé del auto. Aún con mis lentes oscuros puestos, y con ahora la maleta en mi mano, caminé hacia la entrada del aeropuerto. Sabía con exactitud los puntos ciegos de las cámaras de seguridad, así que caminé por estos en dirección hacia el baño. Una vez dentro del cubículo me aseguré de que estuviera bien cerrado. Rápidamente me saqué la ropa y al estar totalmente desnuda saqué lo que me pondría de la maleta. Ya vestida por completo, me quité la peluca y dejé suelto mi cabello. Le di la vuelta a mi maleta y guarde la ropa que antes traía puesta. Me encantan estas maletas con doble vista. Salí del cubículo y me acerqué al lavamanos, limpié todo rastro de maquillaje al igual que me quité los lentes de contacto. Era muy rara la vez que salía de un país luciendo como en realidad era. Una chica de 24 años, castaña con ojos color miel y tes blanca. Cubrí mi cabello con un gorro, observé las ojeras en mis ojos, éstas me hacían aparentar de mayor edad, necesito dormir. Ya lo haría durante el vuelo, aunque aparentemente dos horas no son suficientes, para mi lo son. Cuando terminé de registrar mi maleta, esperé el llamado de mi vuelo. Me acerqué al gran ventanal, desde aquí se veía el estacionamiento. Había algunas familias despidiéndose, niños corriendo mientras reían, ninguno se imaginaba lo que dentro de un rato pasaría. En estas fechas es cuando la gente aprovecha salir de viaje para poder celebrar el día de acción de gracias, por esa razón había muchas personas dentro y fuera del aeropuerto. " Pasajeros con destino hacia Corea del Sur, Seúl, su vuelo saldrá en 5 minutos, favor de abordar por la sala 5." *** Me senté a lado de la ventanilla, fijé mi mirada hacia donde se suponía que estaba el estacionamiento. Abroché el cinturón de seguridad, y miré la hora en mi reloj, faltan 2 minutos. Él avión comenzó a despegar, y en ese mismo instante se escuchó el sonido de la explosión. No logré ver mucho, solo las llamas que se perdían entre el humo, a mi padre le habría encantado estar observado la explosión en primera fila. Los gritos y murmullos se comenzaron hacer cada ver más fuertes en el avión, las azafatas trataban de tranquilizar a las personas, pidiéndoles que se calmaran y que se sentaran en sus asientos, pero los pasajeros no las escuchaban querían saber que había sido esa explosión, llorando y rogando que ningún familiar suyo haya resultado herido. Para mi padre abría sido musica para sus oídos, para mi era un fastidio. Me recosté en mi asiento y tras seguir escuchando el murmullo de las personas me quede dormida. *** Pon fin había podido salir del aeropuerto. Algunas de las personas que habían compartido el vuelo conmigo trataban de conseguir un vuelo de regreso, tanto barullo me había atrasado mi salida. Al parecer mi explosión había sido más grande de lo que esperaba, y barias personas habían resultado heridas, pero ninguno había muerto. ¿Entonces por qué exageran tanto? Me acomode los lentes oscuros mientras un taxi se detenía frente a mi, después de que pusiera mi maleta en el asiento trasero le di la dirección al taxista. Quisiera poder llegar de una vez para poder descansar, pero aún tengo cosas que hacer. Al llegar a la mansión Song me bajé del taxi, los de seguridad rápidamente me abrieron las rejas. Me acerqué a uno de los guardias. — ¿El señor Song esta en casa?.— Le pregunté con voz fría y sin ningún rastro de amabilidad en mi rostro. — Si señorita Kim, ¿Quiere que le hable a alguien para que la ayude con su maleta? — No.— Sin dejar que me dijera algo más continúe mi camino. Me adentre a la mansión y una vez estando en el vestíbulo la ama de llaves se acercó a mi. — Bienvenida señorita Young Mi, ¿gusta que le ayude con su maleta? — Gracias señora Lee.— Le dije sonriendo amablemente, ella era la única empleada a la que le permitía que me llamara por mi nombre ya que tenía años de conocerme. Antes de que le entregara mi maleta saqué los papeles había tomado del portafolio de Jaejoong. — ¿Donde esta SunKiun?.— Le pregunté al entregarle mi maleta. — Esta en su despacho señorita Young Mi. — Iré a verlo. — Él esta... Acompañado por una señorita, me dijo que no lo molestaran. — Oh, entiendo. No me importa igual iré a verlo, por favor podrías prepararme mi tina con... — Con velas, vino y sus jabones. Claro que si, enseguida le prepararé su baño, ¿quiere que también le lleve algo para cenar? — No gracias, ya que termine tal vez baje por algo, pero no te aseguro nada. — De acuerdo, con permiso.— Con una pequeña reverencia se dio la vuelta y subió las escaleras. Al perderla de vista me dirigí al despacho de SunKiun, éste se encontraba en el primer piso. Atravesé el lujoso vestíbulo, demasiado para mi gusto, acababan de remodelar toda la mansión cuando yo estaba por marcharme hacia donde se encontraba Jaejoong, así que aún no me acostumbro. Llegué al pasillo por donde se encontraba el despacho y desde que entré en el pasillo se escuchaban unos exagerados gemidos de mujer. Entre más me acercaba, éstos se hacían más fuertes y claro, ahora podía escuchar algunos gruñidos de SunKiun. — Aahh... Si así... Más rápido amor... — Oh, grabe error.—Murmuré con burla.— SunKiun odia que le digan que hacer y peor aún, odia los apodos afectuosos mientras folla. ¿Quien será la estúpida que esta ahí dentro? Recosté mi cuerpo a un lado de la puerta, el rechinido de un mueble se hizo presente, ya sabía que mueble era. Era el enorme escritorio de su despacho, ese escritorio es muy pesado, tal vez con tres o cuatro personas puedan moverlo y no exagero. El idiota de SunKiun quería que su escritorio fuera grande, fuerte y hermoso, como él. Fanfarrón, lo quería fuerte para poder follarse a las tipas que acostumbra traer aquí, sin tener que preocuparse de agarrar el escritorio mientras las embestía. — Aahh... ¡SunKiun! Ese agudo gemido de la chica fue de dolor. Tendré que entrar antes de que le rompa la v****a. Abrí la puerta y me adentre, tal como lo había imaginado, SunKiun la tenía recostada en el escritorio y la embestía con fuerza. Ella fue la primera en darse cuenta de mi presencia, sus ojos estaban un poco llorosos, había miedo combinado con placer en su mirada. — ¿Quién es... Ella?.— Dijo la chica entre gemidos. Él la ignoro y la siguió embistiendo. Comencé a sentir ese cosquilleo en mi vientre, SunKiun sabía que me gustaba verlo cuando follaba a alguien y en cuanto sus ojos se toparon con los míos, bajó un poco la velocidad de sus embestidas, pausadas pero sin dejar de ser fuertes. Sonrió al verme morder mi labio inferior, me acerqué al escritorio y sin apartar nuestras miradas dejé los papeles, que aún traía en mi mano, frente a su computadora. Ninguno dijo una sola palabra, solo se escuchaban los gemidos de la chica, SunKiun tomó sus cabellos formando una coleta y le levantó su rostro, el cual tenía recostado en el escritorio. Ella al ver que yo no dejaba de observarlos comenzó a sentirse incomoda, pude notarlo, pero a SunKiun no le importaba en lo más mínimo, si él quería correrse yo tenía que estar ahí presente para que eso pasara. Le excitaba mi sola presencia. Dejé de mirar a la chica a la cual aún seguían torturando con esas embestidas pausadas y profundas para fijar mi mirada en él. SunKiun me rogaba con la mirada que me acercara a él, quería correrse pero me necesitaba. Así que lo complací y me acerqué, me coloqué detrás de él. SunKiun es más alto que yo pero con mis botas de tacón le llegaba justo donde yo quería, en su cuello. Su punto débil. En cuanto mis labios besaron su musculosa espalda, soltó un sonoro gruñido. Llevé mis manos a su pecho y comencé a acariciarlo mientras hacia un recorrido de besos por su espalda. Al llegar a su cuello lo mordi dejando una pequeña marca. Su respiración se había vuelto mucho más rápida. — Necesito besarte.— Me susurró él con voz ronca, al mismo tiempo que giraba su rostro en mi dirección. — Conformate con que te corras.— Le contesté sin mirarlo. No me gusta que me besen en los labios y él lo sabía muy bien, cuando tenemos relaciones rara vez lo dejo que lo haga. Regresó su mirada hacia la chica, la enderezó y la pegó a su pecho, yo ya había apartado mis manos de él. Giró su rostro y comenzó a besarla desesperadamente, aún sin dejar de embestirla. Estaba molesto. Salí del despacho, antes de que me alejara por completo de la puerta pude escuchar como la chica le rogaba que parara. Ignoré esos quejidos, que le rompa la v****a si eso es lo que él quiere, después de todo ella misma se lo busco al meterse con SunKiun. *** Cuando estaba entrando a mi cuarto, la señora Lee venía saliendo del baño que tenía dentro de éste. — Oh, no la escuché llegar señorita Young Mi. Su tina ya esta lista. — Gracias. Me contestó con una pequeña inclinación de cabeza al mismo tiempo que me sonreía. Cuando por fin salio de la habitación comencé a desnudarme mientras caminaba hacia el baño. Apagué la luz del baño, se veía hermoso ya que ahora eran las velas lo que lo iluminaban. Agarré mi cabello en una coleta alta y me metí a la tina. La señora Lee se lució esta vez, había esparcido pétalos de rosas por todo el baño incluso dentro de la tina, en el borde de ésta me dejo una copa y una botella de vino, junto a la botella dejó un plato con fresas. Le tomé un sorbo a mi copa y la dejé donde estaba, recosté mis antebrazos en el borde de la tina, relajándome poco a poco fui cerrando los ojos. No pasaron ni diez minutos cuando escuché como entraban al baño. No abrí mis ojos, sabía muy bien quien era. — ¿Qué es lo que quieres SunKiun? — A ti.— Me contestó con voz ronca.— Con mi polla dentro tu culo.
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