Capítulo 3

1754 Words
— Eres todo un romántico.— Le dije con voz fría y mirándolo a los ojos. SunKiun se encogió de hombros, se acercó al lavamanos y se recargó en éste con los brazos cruzados. — Las cursilerías no se me dan, y si lo intentara contigo se que me cortarías la polla sin pensarlo dos veces. — Si, tienes razón. — Yo siempre la tengo... ¿Entonces? ¿Me dejarás meter mi polla en tu precioso culo?.— Me dijo sonriendo. Le recorrí el cuerpo con la mirada, SunKiun estaba frente a mi, desnudo, ofreciendome su polla la cual ya estaba parada, ésta comenzó a moverse como si me estuviera llamando para que la tocara y peor aún, él estaba ahí sin ninguna pizca de vergüenza en el rostro. Un hombre fuerte, atractivo y poderoso, siempre lo he pensando pero nunca se lo he dicho ya que eso le elevaría mucho más el ego, y ni mencionarle sobre su polla grande y gruesa, le llegaría el ego hasta el cielo si se lo llegara a decir. — ¿Volviste andar por la casa desnudo?.— Solo asintió en silencio, sin borrar su sonrisa.— Te dije que ya no lo hicieras, la ultima vez que lo hiciste casi matas a la señora Lee de un paro cardíaco. La pobre mujer ya no esta para que le andes dando ese tipo de sustos. SunKiun soltó esa carcajada tan característica de él, mientras se agarraba del borde del lavamanos.  — ¿Un susto? Le provoque un orgasmo ahí mismo y eso que solo me miró desnudo.   — ¡Dios! Eres tan exagerado... Y eso es imposible. — Muñeca, mirame.—Señalo su erección.— Tú me provocas esto con tan solo mirarme a los ojos, ¿Enserio no crees que mi cuerpo desnudo le hubiera provocado un orgasmo a esa pobre mujer? — Como sea, vete de aquí y no me molestes.— Le dije apartando mi mirada de su tentador cuerpo y me acomode mejor en la tina. Ver el cuerpo de este idiota fanfarrón me esta excitando, necesito quitarme ese asco que comencé a sentir desde el momento en que metí el pene de Jaejoong dentro de mi, pero no me siento de humor para andar follando, aunque si SunKiun me llega a convencer lo dejaría que lo hiciera.   — Aah, ya sé que es lo que quieres, quieres que te ruegue. Eso tampoco se me da muñeca, pero ya que eres tú puedo hacer a un lado mi orgullo e intentarlo. — No quiero que me ruegues idiota, quiero que me dejes de molestar, ¿qué no es obvio? ¿por qué no te largas a follar a la chica con la que estabas hace rato? — ¡Oh, Dios mio! ¿Es que acaso mi muñeca esta celosa? No deberías de estarlo, recuerda que tu eres la única que puede... — Lograr que te corras y quedes satisfecho al llegar al climax. Si, losé. Ahora largate. — De acuerdo ya sé lo que te pasa, estas cansada y ese tipo debió dejarte con ese asco del que me has hablado antes; pero conmigo no harás esfuerzo alguno muñeca, te haré que te olvides de todo, así podrás disfrutar los maravillosos orgasmos que puedo darte. Rodé los ojos mientras le daba el ultimo trago a mi copa. Ya me convenció. Idiota. SunKiun entró a la regadera que estaba frente a la tina y comenzó a tallarse su cuerpo con jabón dándome la vista de su espalda, lo veía a la perfección ya que la puerta de la regadera es de cristal. Mientras el agua recorría cada parte de su cuerpo, mi mente traicionera comenzó a imaginarse que eran mis manos las que tallaban esa musculosa espalda. Lo estaba haciendo a propósito, lo conozco tan bien que se que SunKiun lo hacía a propósito. Se talla el cuerpo despacio solo para provocarme, pero no lo lograra, ya me convenció de dejarlo que me follara, pero no me voy a salir de esta tina hasta haber tenido por lo menos 3 orgasmos. — Y dime Young Mi, ¿Qué tal te fue con Jaejoong? Ya sé que has conseguido lo que yo quería, pero se me hizo un poco extraño que regresarás tan pronto, solo te fuiste por dos semanas.— Me dijo terminando de restregar su cuerpo. Ignoré por un momento lo que dijo y lleve mi mano a mi sexo,  comencé a acariciarme justo cuando él se dio la vuelta en mi dirección, el idiota comenzó a masturbarse al darse cuenta de que yo también lo hacia. Aumente la velocidad de mis caricias, ahora con mi pulgar en mi clítoris, mientras que de la misma mano metía dos dedos dentro mi. — He mejorado... Mis técnicas de seducción... Eso es todo... Aah.– Gemí al meter otro dedo en mi v****a. Ninguno de los dos apartó su mirada del otro y eso me excitaba más. Llevé mi mano libre a uno de mis pechos para darle la atención que mis pezones duros me exigían, él llevó la suya a sus testículos para también darles algo de atención.  — Aah... ¡Dios!.– Gruñó él con voz ronca al aumentar la velocidad de sus manos.— Young Mi...— Jadeó excitado. Gemí en el mismo instante que dijo mi nombre. — Mmm... Si... Aah ¡Dios!.— Tras varias embestidas más de mis dedos, había podido llegar al orgasmo. Cerré mis ojos cuando los espasmos del orgasmo me habían hecho retorcerme en la tina. No era el mejor, pero por lo menos había calmado un poco a mi excitado cuerpo. El sonoro gruñido que SunKiun había emitido, me había confirmado que él también se había corrido. Volví a sentir un cosquilleo en mi vientre cuando lo escuché que cerraba la regadera. Al normalizar mi respiración rellené mi copa con más vino. Tomé una fresa y mientras me la comía regresé mi atención a SunKiun, él ahora estaba buscado algo en el mueble que tenía debajo del lavamanos. Ya sabía lo que buscaba. — Están en el primer cajón. Me observó por un momento mostrándome su sonrisa. Cuando por fin encontró lo que buscaba, se dio la vuela hacia a mi, pero no se acercó, se recostó en el lavamanos. — Tengo un nuevo trabajo para ti. — Acabo de llegar SunKiun, ¿no puedes al menos darme unos días? Tuve que soportar a ése tipo por dos semanas, no me dejaba en paz, al igual que todos era un completo fastidio. — Aún no te digo lo que tengo planeado y ya te estas quejando.— Me contestó en tono serio. — Esta bien, ya dime que es lo que tienes planeado.— Le dije con el mismo tono de voz. — No te enojes muñeca, si tendrás unos días libres, y esta vez no será necesario que salgas del país.— Dijo él con voz tranquila. Con decirme eso obtuvo por completo mi atención, no me gusta mucho viajar. — ¿Conoces la empresa accionista de los Lawson?.— Me preguntó. — Claro, esta en Los Ángeles. Por lo que sé es muy reconocida en California. — Exacto. Young Mi, esa empresa tiene que ser mía y tú vas ayudarme a conseguirla. Con mi espalda recta y con mi copa en mano, fije mi mirada en él. No bromeaba, Song SunKiun nunca bromea con algo así, y cuando una idea se le mete a la cabeza no se rinde hasta haberla llevado acabo. — SunKiun, esa empresa no es como las que acostumbras hacer que vayan a la quiebra para después comprarlas. Esta empresa es mucho más grande, más poderosa. He escuchado hablar sobre Raymond Lawson y él es un adversario tan poderoso como tú, tiene mucha más experiencia, no va a caer tan fácil ante mi y mucho menos ante ti. Frunció el ceño y con voz autoritaria me contestó.— Vas a lograrlo, lo vamos a lograr. No será a Raymond a quien vas a engatusar, muñeca. Será a su hijo, Joey Lawson. Raymond esta construyendo una segunda empresa, justo aquí en Seúl, y su hijo será el presidente. — No te entiendo SunKiun, tienes el dinero y la capacidad suficiente para poder construir tu propia empresa, no tienes por qué seguir los mismos pasos que tú padre, él ya no esta aquí. Se que puedes lograrlo, tal y como lo ha hecho tu hermana.  — No metas a mi hermana en esto, su negocio sera legal pero también tuvo que quitárselo alguien para lograrlo.— Soltó un suspiro.— Yo también estoy seguro de que podría construir una, pero esto es lo que se hacer y como solía decir mi padre, es más fácil quitarle una empresa a alguien que gastar tiempo y dinero en construirte la tuya. Además, tú eres la menos indicada para decirme que no siga los mismos pasos que mi padre, tú estás haciendo exactamente lo mismo al seguir con el trabajo de tu padre. Yo no te tengo atada aquí, si sigues a mi lado es porque quieres. No le contesté, él tenia razón, seguía a su lado por que yo quería. Cuando nuestros padres murieron, SunKiun me dijo que podía marcharme si así lo deseaba pero no quise, así como él, yo tampoco no se hacer otra cosa, solo sé lo que me había costado tantos años aprender. Mi padre me había convertido en una experta asesina, me enseñó todo lo que él sabía para que cuando él muriera tomara su lugar. El asesino personal de la familia Song. — ¿Entonces?, quieres que les quite la empresa que harán aquí, ¿pero como conseguiremos la que dirige Raymond?.— Le pregunté. — Yo me encargaré de eso, iré a L.A mientras tú te encargas de la que esta aquí. — ¿Cuando la van a inaugurar? — Dentro de unas dos semanas, anunciaron en el periódico el personal que necesitan, ya envíe tu currículum para un puesto de secretaria. — ¿Tengo algún limite de tiempo ó en cuanto tenga a Joey arrastrándose a mis pies tú irás tras Raymond?   — No, más bien será al revés. En cuanto ya tenga a Raymond entre la espada y la pared, le quitaré su empresa, yo te avisaré cuando eso pase. Raymond no tendrá más opción que venir aquí y cuando eso pase tú ya tendrás la empresa en tus manos. Si todo sale como lo estoy planeando no será necesario matarlos, ¿quién sabe? Tal vez y los deje trabajar para mi. — Necesito más detalles sobre este plan tuyo. — Mañana te los daré... Justo ahora tengo otra cosa mejor que darte.— Me contestó caminando hacia mi. En su mano traía los paquetes de condones que había sacado del cajón. 
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