bc

Summer en invierno

book_age16+
7.8K
FOLLOW
133.0K
READ
dominant
drama
like
intro-logo
Blurb

Nicholas Magnus llegó a mi vida como un rayo en la oscuridad. Pero no estaba segura si llegó para iluminarla o destruirla.

Lo conocí en invierno, cuando me tocó trabajar siendo la niñera de su hija Hater; el “pequeño demonio” como yo la llamaba. Creo que fue un amor de esos que no necesitabas ver, porque así fue, nos conocimos en la oscuridad de su cocina. Ni siquiera lo había visto cuando ya estaba loca por él.

Nicholas era viudo, su esposa había muerto siendo muy joven y él se había quedado con una bebé recién nacida, por lo que, cuando la familia de ella amenazó con quitársela si no le encontraba una madre a la pequeña, él amablemente me pidió ayuda y sin dudar acepté. ¿Por qué lo hice? Pues para mí ¿Qué podía ser mejor que estar casada con el hombre de mis sueños? Lamentablemente estaba equivocada, él no era el hombre de mis sueños. Era tal vez, el hombre de mis pesadillas o mejor dicho, era el rayo que iba a destruir mi vida.

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO 1 (MI PRIMER DIA DE TRABAJO)
Hoy es el primer día en mi nuevo y horrible trabajo. Hace un par de meses que me había graduado de la carrera de periodismo. Pero en todos estos jodidos meses, no había conseguido ni una oportunidad como pasante. Es frustrante, porque siento que todos estos jodidos años estudiando, han sido una pérdida de tiempo. Tanto esfuerzo para nada, tanto sacrificio para terminar siendo la niñera de la hija malcriada de un hombre rico. Esa fue toda la información que me entregaron en la agencia de empleos, junto con una dirección a la que obviamente me costó un universo entero llegar. Cuando por fin estuve frente a una enorme mansión, no podía creerlo. La señora de la agencia de empleos no había exagerado cuando me dijo que tenían dinero. Creo que jamás había visto una casa tan grande. El portero me revisó hasta la ropa interior que traía en la pequeña valija que había hecho, según tenía entendido, trabajaría de lunes a lunes y tendría que dormir aquí. Al principio me quejé, estuve a punto de no tomar el trabajo, pero ofrecían buen dinero y eso era exactamente lo que yo estaba necesitando. Aunque, mirando bien la enorme mansión, quejarme era una tontería. Después de revisar minuciosamente mis cosas, el portero me acompañó hasta la puerta, donde tocó el timbre y segundos después abrió una mujer. Por su vestimenta, supuse que era la empleada. Pensé que eso de vestir a los empleados como unos pingüinos, había quedado en el pasado. Pero no, porque la mujer que me dedicaba una sonrisa amable, estaba vestida así. Le devolví la sonrisa y le tendí la mano para presentarme, pero ella se me adelantó. —¿Eres Summer, la nueva niñera? Asentí y ella me dedicó una mirada de pena. No tenía que ser adivina para saber que, posiblemente, sería porque la niña a la que cuidaría era un pequeño demonio. Suspiró —Te deseo suerte, sí que la vas a necesitar. Mi nombre en Rose. Soy el ama de llaves. Eso de ama de llaves me sonaba tan anticuado, tanto así, que podía imaginar que el dueño de esta casa era un viejo de esos que había disfrutado su juventud y que recién ahora, había decidido tener hijos por hobby o tal vez porque necesitaba que alguien lo heredara, no lo sé, pero estaba segura de que esa niña casi nunca lo veía y que probablemente su mal comportamiento venía de ahí, es que no tenía que ser adivina. Rose me hizo pasar y me mostró ciertos lugares de la casa de camino a mi habitación. Mientras caminaba, veía que todo era lujoso y si no estuviera aquí ahora mismo, seguiría creyendo que estos lujos no existen. Mi habitación era enorme, todo mi apartamento cabía en ella. Rose me dejó sola para que me acomodara y descansara un poco porque lo iba a necesitar. —Búscame cuando estés lista, así te explico un poco de todo y te doy los horarios de Hater. Sus palabras me daban un poco de miedo porque me hacían dudar de que tal vez, la compañía y el amor, no serían suficientes para domar al pequeño demonio que todavía no conocía. Deshice mi pequeña valija, que ahora, gracias al portero era un desastre, así que me tocó doblar todo de nuevo. La poca ropa que había traído ocupaba un solo cajón del enorme clóset. Creo que ni colocando todas mis cosas en él, lograría llenarlo completamente. Cuando terminé de acomodar mi ropa, exploré un poco la habitación que ocuparía. El baño era enorme, creo que podía vivir en ese lugar. Y en la tina ¡j***r! en la tina podías hacer una fiesta e invitar a las personas que quisieras. Bueno, tal vez exageraba un poco, pero a mí parecer todo era enorme. Cuando me aburrí de admirar la habitación, fui en busca de Rose. Después de buscarla, en lo que a mi parecer fue una hora, la encontré en la cocina con Amy, la cocinera, quien me saludó con un abrazo. —Algo me dice que tú si durarás y yo jamás me equivoco— dijo ella sonriente. Rose sonrió —Cien dólares a que no pasa la semana. —Doscientos a que se queda— le respondió Amy. —Vaya, no es lindo que hagan una apuesta de ti, delante de ti— dije sonriente. Amy me miró y negó —No eres tú, es la niña Hater. Ella es— suspiró —un tanto especial. —Cuando dices tanto ¿A qué te refieres? —Llega en un par de horas, descúbrelo tú misma. Rose se acercó a mí y me entregó los horarios; era una lista larga de instrucciones que en mi jodida vida iba a aprender. Me quedé en la cocina leyendo e intentando que algo se me quedara grabado en tan poco tiempo, pero eso no pasó, así que pregunté muchas cosas sobre Hater, pero ninguna de las dos dijo absolutamente nada. Solo se miraban y sonreían. El pequeño monstruito malcriado, llegó pasadas las 12 del mediodía. Vestía un uniforme que la hacía ver tierna, dos coletas a los lados sujetaban su rubio cabello y unas largas pestañas hacían más llamativos sus ojos azules. Entró sonriente a la casa, hasta que se percató de mi presencia y frunció el ceño. —¿Quién eres? —Hola pequeña, soy Summer y seré tu niñera— dije agachándome para quedar a su altura mientras le tendía la mano. Misma mano que ignoró y siguió su camino como si yo no hubiese estado ahí jamás. Me puse de pie un poco confundida cuando me encontré con Rose y Amy quienes me miraban sonriente. —Ignorarte fue lo mejor que pudo haber hecho— dijo Rose —Ahora ve tras ella, la tienes que ayudar con su ropa. Asentí y subí las escaleras —La segunda puerta a la izquierda— escuché a Amy decir. Una vez en la puerta, di pequeños toquecitos, pero nadie respondió. Así que abrí la puerta y cuando estaba por entrar, fui recibida por un fuerte golpe en mi cabeza. Ni siquiera pude abrir los ojos del dolor que sentí, solo sé que estaba muy mareada y es todo lo que recuerdo. Desperté con Rose y Amy haciéndome oler un algodón con algo que después identifiqué como alcohol. —Si quieres irte, lo vamos a entender, esto fue mucho— dijo Amy avergonzada. Apenas me repuse negué —Necesito el trabajo. Rose me miró con pena —No porque necesites el trabajo, vas a aguantar estas cosas. —Estoy bien— dije levantándome. Casi me desmayo apenas me levanté, pero me hice la fuerte porque no podía darme el lujo de perder este trabajo. Todavía debía mucho dinero de los préstamos estudiantiles. Así que me armé de valor y volví a entrar a la habitación. Esta vez me cubrí por si algo intentaba golpearme, pero no pasó. En cambio, me encontré a una pequeña pensativa. Me dedicó una mirada de odio, apenas se percató de mi presencia. —Si le dices a mi padre que esto pasó, le digo que intentaste golpearme y que yo me defendí. Me quedé helada por lo que ella me acababa de decir. Pensé que se disculparía al menos, pero no; en cambio, decidió amenazarme. No sé ni cuántos años tenía para que ella actuara de esta forma. Pero me dio un poco de miedo, debo confesar. La tarde, definitivamente, no mejoró en lo absoluto. Hater vivía lanzándome cosas, así que tenía que estar atenta a todos sus pasos. Jamás dejó que me acercara a ella. Esto iba a ser más difícil de lo que imaginaba. Por fortuna, el pequeño demonio se agotó temprano y se quedó dormida. Pero a esa hora, ya tenía un par de hematomas en el cuerpo y un enorme chichón en mi frente. Estaba agotada. Rose me dijo que Hater dormiría hasta el otro día, así que me dijo que podía irme a descansar también. —Ve y descansa tranquila. Te voy a subir la cena en un rato. Me preparé un baño caliente para aliviar los golpes causados por el pequeño monstruo, pero había sido un día largo y estaba más que agotada. Así que di por concluido el baño a los minutos después; me puse un pijama gigante y me acosté a dormir. Apenas puse la cabeza en la almohada, caí en los brazos de Morfeo. Escuché pequeños golpes en mi puerta, pero no pude ni abrir los ojos. Me desperté en la madrugada, a las tres para ser exactos, mi estómago rugía por el hambre y me dolía muchísimo la cabeza, supuse que era el golpe sumado con el hambre, así que me dispuse a buscar comida. A esa hora la casa estaba vacía, lo que antes me parecía hermoso, ahora lo veía vacío y terrorífico. Encontré la cocina rápidamente y me adentré en ella. La luz de una lámpara encendida, me guió hasta el refrigerador, lo abrí y empecé a hurgar en él. Tenía productos que jamás en la vida había visto ni probado siquiera. —Ya decídete por favor, la luz me molesta— dijo una voz de hombre haciendo que casi muriera del susto. Me agarré el pecho y maldije a mis adentros. Volteé en busca de la voz, mi loca cabeza, pedía a gritos que no fuera un demonio que me hablaba en esa oscuridad. Cuando lo encontré, estaba sentado en una esquina de la barra del desayuno mientras comía algo de una bandeja. Con lo poco que veía por la luz del refrigerador, vi a alguien alto y corpulento. Supuse que era algún trabajador, así que con toda confianza me dispuse a molestarlo. —¿Qué haces ahí escondido? Casi me matas del susto, pareces un demonio en la oscuridad. —Me habían dicho de todo, pero jamás que parecía un demonio— dijo con lo que, a mi parecer, sumado a la oscuridad, era una media sonrisa. —Pues, eso es lo que pareces. Asintió, pero no dijo nada, se levantó de su lugar y se dirigió hacia mí. Pensé que tal vez no le había gustado mi broma y que iba a asesinarme. Era enorme y a diferencia de lo que pensaba hace algunos segundos, no era gordo, era musculoso. Cuando levanté la mirada, me encontré con unos ojos de un color verde tan intenso que daban un poco de miedo. No sé cómo explicarlo, no era un color que yo haya visto antes. Se pegó un poco a mí y pasó uno de sus brazos por mi hombro, instintivamente, cerré mis ojos aterrada. Era mi fin, me iba a ahorcar. No sé por qué, pero volví abrir los ojos y él me miraba intrigado con una mayonesa en la misma mano que pasó por mis hombros. ¡j***r! pensé que me iba a asesinar, pero él solo necesitaba la mayonesa. —¿Qué le pasó a tu frente? — preguntó seguidamente. Negué —No me pasó nada. —¿Qué te pasó? —volvió a preguntar, esta vez, más serio. —Me golpeé con una puerta, eso es todo. —No deberías mentir— dijo alejándose de mí. Me crucé de brazos enojada porque él no me conocía en lo absoluto como para que dijera que yo mentía. Ósea, sí estaba mintiendo, pero él no me conocía. Cuando estuvo sentado, me acerqué a él, en esa posición ya no me sacaba tantos centímetros de altura. —No me conoces, por lo tanto, no puedes decir que miento— dije enfrentándolo. Se encogió de hombros y dio un mordisco a su sándwich. Seguí el plato del sándwich con la mirada y vi mi nombre en un notita, la cual tomé y abrí: “Por si te despiertas con hambre, te dejo un sándwich. La comida que preparé, se iba a arruinar si la calentabas. Un beso, Amy.” Apenas terminé de leer la nota, le dediqué una mirada de odio al desconocido —¿Sabes que te estás comiendo mí Sándwich? Sonrió llevándoselo a la boca, pero en el camino a ésta, yo tomé sus manos y lo conduje a mí boca dando un enorme mordisco. —¡Oye! te lo vas a terminar todo. —¡Es mío! tengo el derecho. Suspiró y me dejó dar otro mordisco, pero no lo soltó. Compartimos un raro momento que, en mi parecer, fue bastante íntimo mientras los dos comíamos del mismo sándwich. Cuando terminamos de comer, tomó unas servilletas y limpió mi boca. ¡j***r limpió mi boca! como si yo fuera una niña de cinco años que no se sabe valer por sí misma. Eso me hizo sentir extraña, así que, no me quedé atrás e hice lo mismo con él: limpié su boca. Estando todo tan oscuro, no lograba detallarlo bien, así que no me aguanté y encendí las luces. Cuando lo vi casi me desmayé, el hombre no podía ser de este mundo, definitivamente no. Jamás en mi vida había visto un hombre más sexy y hermoso como él. Tenía unos músculos que, con traje de pingüino, se notaban a la perfección. Su cabello n***o estaba un poco largo y era tan oscuro que hacía juego con su blanca piel, me detuve en sus ojos y no sé, pero tenían algo que me daban terror.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.8K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
52.7K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.4K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.5M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook