Beso improvisado

1143 Words
María se despertó temprano, emocionada por el día que tenía por delante. Había citado a Lucas para que la acompañara a un juego de voleibol en la playa donde ella tomaría algunas fotos. La mañana estaba soleada, perfecta para el evento. Se preparó rápidamente, revisando su equipo fotográfico y asegurándose de tener todo lo necesario. Lucas, por su parte, estaba con sus amigos en una playa a una hora de distancia. Cuando recibió el mensaje de María, se sintió una mezcla de nervios y emoción. No había querido rechazar su invitación, así que decidió ir a verla. Se despidió de sus amigos, prometiendo reunirse con ellos más tarde, y se dirigió al lugar donde María lo esperaba. Al llegar, Lucas se sorprendió al ver a María tan concentrada en su trabajo. La admiraba desde lejos, notando cada detalle: cómo ajustaba su cámara, la manera en que se movía con gracia entre los jugadores, y la pasión que irradiaba mientras capturaba cada momento. Sus nervios se transformaron en una profunda admiración. María, enfocada en su labor, no notó de inmediato la presencia de Lucas. Estaba inmersa en el juego, buscando las mejores tomas. Finalmente, cuando levantó la vista y lo vio, le sonrió cálidamente, sintiendo una alegría inesperada al verlo allí. —¡Hola, Lucas! —dijo, acercándose a él con una sonrisa radiante—. Gracias por venir. —Hola, María —respondió él, devolviendo la sonrisa—. No podía perderme esto. Lucas la observó durante el resto del juego, fascinado por su dedicación y talento. Cada vez que ella capturaba una imagen, él veía en su rostro una mezcla de satisfacción y profesionalismo. Los jugadores se movían con energía, y María parecía ser parte de esa danza, capturando la esencia del juego con cada clic de su cámara. Al terminar el evento, María guardó su equipo y se acercó a Lucas. El lugar comenzaba a vaciarse, y el ambiente se sentía más tranquilo. —¿Tienes hambre? —preguntó ella, mirando alrededor—. Todo parece cerrado porque es día feriado, pero conozco un lugar llamado BigHungry que siempre está abierto. ¿Te apetece? Lucas asintió, encantado con la idea. Se dirigieron al famoso local de comida rápida, donde se sentaron en una mesa junto a la ventana. El ambiente era animado, y la comida, aunque sencilla, estaba deliciosa. Durante la cena, intercambiaron miradas coquetas y sonrisas, disfrutando de la compañía mutua. —No sabía que te gustaba tanto la fotografía —comentó Lucas, tomando un sorbo de su bebida—. Es increíble verte en acción. —Gracias —respondió María, sonrojándose ligeramente—. Es algo que siempre me ha apasionado. Y gracias por venir hoy. Significa mucho para mí. La conversación fluyó fácilmente, alternando entre temas ligeros y profundos. Hablaron sobre sus sueños, sus miedos y sus esperanzas para el futuro. María se sentía cada vez más cómoda con Lucas, sintiendo una conexión que iba más allá de la amistad. Cuando llegó el momento de irse, se dieron cuenta de que encontrar un uDrive a casa de María sería difícil. Las opciones eran limitadas debido al día feriado. Lucas propuso una solución. —¿Qué te parece si vamos a mi casa? Está más cerca y puedes quedarte allí esta noche. Prometo que no habrá ningún problema. María dudó por un momento. —Me vas a raptar? Preguntó con tono coqueto y entre risas. Lucas la miro negando con la cabeza, lo siento solo busco una solución pero es tu decisión. Maria asintió suavemente, sintiendo que podía confiar en Lucas. Llamaron a un conductor y se dirigieron a casa de él. Al llegar, Lucas le mostró el apartamento, un lugar acogedor y bien cuidado. —Puedes dormir en mi cama, yo me quedaré en el sofá —dijo Lucas, mostrándole la habitación. María sonrió, agradecida por su consideración. —Gracias, Lucas. Eres muy amable. Se cambiaron y se acomodaron, pero antes de dormir, decidieron quedarse un rato más conversando. Lucas sugirió que ambos se recostaran en la cama, ya que hacía frío y era más cómodo estar estirados. Se acomodaron bajo las mantas, conversando en voz baja. —Me alegra que hayas venido hoy —dijo María, mirándolo a los ojos—. Realmente disfruté tu compañía. —Yo también, María —respondió Lucas, acercándose ligeramente—. Eres una persona especial. La proximidad entre ellos aumentó la tensión. Sin darse cuenta, sus rostros estaban muy cerca. Lucas hizo un gesto para besarla, y sus narices se rozaron. María, sorprendida, susurró: —¿Qué haces? Lucas la miró a los ojos, su voz suave y honesta. —¿Puedo besarte? María lo miró con curiosidad y algo de desconfianza. —¿Por qué? Lucas sonrió ligeramente. —Porque me dieron ganas de darte un beso. María lo observó detenidamente y luego, con cierta cautela, respondió: —No sé con qué tipo de chicas acostumbras, pero yo no soy lo que piensas. Lucas negó con la cabeza, su mirada sincera. —No pienso nada, María. Solo me atraes mucho, me pareces fascinante, y estar así tan cerca de ti en mi cama me dieron ganas de darte un beso. Hubo un momento de silencio. Lucas comenzó a disculparse. —Perdón, no quise incomodarte. Mejor vamos a dormir. María lo detuvo suavemente. —No, espera. Es que no sé por qué me detengo si yo también quiero besarte. Y así, se acercó y lo besó ella a él, suavemente. El beso fue tierno y lleno de emociones contenidas. Lucas correspondió con suavidad, y ambos sintieron una chispa de algo más profundo. Pasaron el resto de la noche conversando en voz baja, compartiendo más sobre sus vidas y sus sentimientos. Finalmente, el cansancio los venció, y cada uno se acomodó para dormir. Pero el beso quedó grabado en sus mentes, como una promesa de lo que podría venir. María se sintió tranquila y segura al quedarse en casa de Lucas. Aunque no compartieron cama, la conexión que habían creado era evidente. Sabía que había encontrado en Lucas a alguien especial, alguien que la entendía, pero era algo que la mantenía confusa, Lucas no buscaba una relación y ella tampoco. Y mientras se acomodaba para dormir, pensó en cómo su vida había cambiado desde que lo conoció. El pasar de los días seguía desarrollando una historia incierta, pero por primera vez en mucho tiempo, sentia que su vida había pasado de ser muy tranquila a un poco más libre y divertida, quizás esto pueda llevarlos a un vacío del que les va a costar salir, pero es difícil luchar con las ganas de experimentar una nueva aventura. Lucas por su parte estaba un poco más decidido a ceder a lo que Maria creyera que sería bueno, no importa si eso lo condenaría más adelante, María lo había atrapado totalmente con ese beso.
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