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2151 Words
Desde lo alto del tejado, Kendrik observaba y escuchaba la calle desierta. El viento le traía muchos aromas, pero ninguno le interesaba. Se arrodilló sobre las tejas del techo y miró a su alrededor más de cerca. Sintió que su cuerpo estaba pesado, casi débil. Todavía necesitaba fuerza, necesitaba más, para encontrar una manera de bloquear su naturaleza que quería despertar en este momento. Fue con su rostro contorsionado que sintió que las venas de sus muñecas se hinchaban. Pero sin apetito, solo ira. Subió más alto en el techo, reprimiendo un gemido. Cerró los puños, derramando una avalancha de maldiciones a la pareja debajo de él llamándose apasionadamente. Saltó a otro techo para tener una apariencia de paz mientras pensaba en esos siglos pasados durmiendo mientras creaba la ilusión de ser feliz. Inhaló mientras curvaba su cuerpo hacia adelante y echó la cabeza hacia atrás para inhalar el aire. De repente sus ojos se volvieron negros mientras respiraba un olor más extraño tan extraño que sintió la misma sensación que lo había asaltado en el ataúd. Giró hacia el este, hacia donde se drigía el olor. Su cuerpo sintió más spam, saltó del techo y miró al horizonte mientras se levantaba lentamente. Se centró en las risas que estaban lejos de él. El olor persistió, Kendrik tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para relajar los músculos mientras sus venas subían por su cuello para tomar posesión de su rostro por primera vez. Abrumado por una sensación única que fue una violenta tortura para él, corrió a toda velocidad hacia el exquisito aroma. A los pocos segundos se detuvo y vio a lo lejos que dos mujeres se movían por una de las aceras desiertas. Reprimió un gruñido y caminó lentamente hacia ellos, porque cuanto más se acercaba, más el deleite del aroma intoxicaba todo su cuerpo hasta que se apoderó de su poder dejándolo por un momento sin fuerzas. - Buenas noches, guapo desconocido. Uno de ellos arrulló. Kendrik se quedó atrás mirándolos y luego se acercó a la rubia que estaba rodeada por el olor. - Quién eres ? De dónde vienes ? Preguntó Kendrik acercándose. Sorprendida, se rió mirando a la otra mujer y luego dio un paso adelante. - ¿Marguerite y tú? Él llevó su mano a su cuello, inmediatamente ella perdió su sonrisa, vagamente consciente de su error. Tomó la tela que llevaba sobre sus hombros con la otra mano, se la quitó e inhaló cerca de su rostro y no sintió nada más que un olor humano mezclado con la humedad del frío que envolvía la noche. Se apartó de ella y se centró en la tela que tenía en la mano, se la llevó a la cara y volvió a cerrar los ojos asaltado por la extraña sensación. Escuchó los pasos de las mujeres que habían comenzado a correr en la dirección opuesta. Kendrik los atrapó en una fracción de segundo y agarró al rubio por el brazo. - ¿A quién pertenece esta tela? Sin palabras de su parte, sacó sus caninos y la sacudió. - ¡Responde mujer! Ocultando débilmente su miedo, negó con la cabeza mientras la otra mujer huía. - Yo .. no sé que me lo prestaron anoche no sé quién sabe! Sintió que estaba diciendo la verdad y la soltó, apretando la tela entre sus dedos. Ella aprovechó para correr a toda velocidad, él la dejó ir demasiado ocupada calibrando la tela blanca y fina. Se lo puso de nuevo en la cara y corrió hacia la noche para llegar a la mansión. Llegó a las puertas del enclave demasiado rápido y saltó sobre ellas para evitar romperlas. Irrumpió en la mansión y se acercó a su hermano sentado junto a Masson. - Sentido ! Sven lo tomó y lo olió, frunciendo el ceño. - Olor a rosas. Kendrik le arrebató la tela y la olió de nuevo. - No, es más que una rosa, ¿no hueles? A Kendrik le molestaba dárselo a Masson. Este último aspiró el aroma, pero lo miró con incredulidad. - De la rosa mi señor no siento nada más. Kendrik estiró la tela y lo miró con el ceño fruncido. - ¿Qué está pasando Kendrik? Sven se preocupó y se puso de pie. Con la impresión de haber perdido la cabeza, se dejó caer lentamente sobre el sillón sin apartar los ojos de la estola. - Sentí algo extraño, siento algo poderoso. Sven le quitó la estola de las manos con sospecha. - ¿Dónde lo encontraste? - De una mujer, pero no le pertenece. Se levantó de un salto, reprimiendo la furia rugiente. - Averiguaremos a quién pertenece Kendrik pero deberías calmarte, acabas de despertar. Dijo su hermano, poniendo su mano en su hombro. Kendrik cerró los ojos. Quizás su hermano tenía razón, su cerebro todavía estaba confuso. Tuvo que calmarse a riesgo de hacer algo lamentable. - Tienes razón Sven ... Volvió a sentarse en la silla y se pasó una mano por la barba alborotada. - ¿Por qué no organizar una recepción para su regreso? Ofreció Sven, sirviéndole un vaso de alcohol. Lo tomó y lo tragó de un trago, sin encontrar mucho sabor. - Estoy dispuesto a hacerlo mientras haya humanos. Masson dijo con una sonrisa. Con la mirada fija en la alfombra, Kendrik intentó desentrañar el misterio de esta misteriosa estola. - ¿Kendrik? - Yo también estoy preparado. Dijo con voz angustiada.  Zyra cortó algunas rosas en su pequeño callejón con la intención de embellecer su casa. Ella sintió que estaba algo segura aquí. Al menos eso esperaba. Elsa hizo un gesto con la mano desde su porche, le devolvió el gesto y, a su vez, reanudó su camino a casa. - ¿Zyra? Se volvió para ver a Olga caminando en su dirección. Zyra continuó su camino lejos de estar encantada de verla. Desde que los vampiros habían dominado su ciudad, ella ya no era la misma, Olga buscaba el poder y trataba en vano de ser vista con ellos.3 - ¿Qué quieres Olga? Zyra preguntó secamente. Ella lo siguió al interior de la casa. - ¿Por qué dejaste la casa? ¡Echa un vistazo a este barrio bajo! Sus críticas no le habían llegado al contrario, Zyra puso sus rosas blancas en un jarrón con una sonrisa en los labios. - Ella es perfecta, no necesito más y me siento segura. Se ríe secamente, cruzando los brazos. - De todos modos, vine a decirte que los Cyan tienen una recepción. Zyra dejó de clasificar sus rosas y se volvió lentamente hacia ella. - ¿Entonces conociste desde el principio su naturaleza? ¿Su nombre real? ¿Por qué no dijiste nada? Ella se encogió de hombros. - Sí, ¿y luego qué puede hacer? Zyra dejó sus tijeras de podar y se acercó a ella. - ¡A mi me importa! Sabes desde el principio que no son como otros vampiros y no me lo has dicho. Zyra gruñó, señalándola con un dedo acusador. Ella permaneció en silencio, Zyra la soltó y la dejó para tomar la dirección de la cocina. - Supongo que no vendrás a la recepción. -¿Para servir como comida? No, gracias, eso estará bien. Prefiero quedarme sabiamente aquí. Olga maldijo entre dientes y se dirigió hacia la salida sin decir una palabra. Zyra exhaló, apoyándose contra el fregadero. Se sentía exhausta y cansada, cansada de escuchar quejarse a Olga. Zyra se peinó el cabello hacia atrás y se paró frente a la ventana, el vecindario estaba tan tranquilo que casi era preocupante. Esta recepción fue para ella un llamado al asesinato, y los humanos se lanzaron a ella sin pensarlo, como a la ceremonia en la que un hombre había perdido la vida. Cerró los ojos y reprimió un temblor esperando poder aprovechar este momento de diversión para caminar por las calles, sin tener miedo a morir. Cuando llegó la noche, fue con vacilación que Zyra bajó las escaleras de su casa, abrazó su libro contra ella mientras miraba a su alrededor con el corazón latiendo con fuerza. Paso a paso, dejó su camino de entrada mientras el sol comenzaba a ponerse lentamente. Zyra hizo una pausa durante unos segundos y luego se apresuró a regresar a la acera desierta, decidida a vencer sus miedos incluso por una noche. Kendrik caminó alrededor de la sala de estar varias veces, turnándose para inspeccionar a los humanos presentes en busca del olor, pero fue en vano. Empezaba a preguntarse si realmente se había vuelto loco. ¿Quizás esos años de dormir le habían hecho perder la cabeza? Dio la vuelta a los invitados por segunda vez y se volvió, se encontró con Masson en medio de una discusión con Meridy, este último dio un paso atrás para dejarlo entrar en la conversación, mientras le dirigía una mirada llena de picardía. Kendrik apoyó la mano con indiferencia contra la viga levantada, mirando fijamente a Meridy. - Todo va bien ? Preguntó Masson. Apartó la mirada de ella para concentrarse en Masson, quien tenía grandes dificultades para ocultar su apetito, sus ojos estaban oscurecidos por la sed. Comprendió que a pesar de los siglos, Masson todavía no podía controlar su hambre. - Debería preguntarle a Masson, amigo mío, debería alejarse de los invitados antes de que se ensucie mi alfombra.19 Masson asintió, consciente de su hambre y subió las escaleras. Ahora a solas con Meridy, su antigua amante, se tomó el tiempo de observarla durante mucho tiempo. Ella se había cambiado, su atuendo estaba lejos de los vestidos abultados de otras épocas. - Entonces, ¿cómo te sientes Kendrik? Preguntó, llenando el espacio entre ellos. - Como alguien que acaba de despertar. Él chasqueó. Con un dedo comenzó a hacer un puchero en su pecho. - Sigues enojado conmigo, ¿no? Se enderezó y bajó la cabeza hacia ella. - ¿Por casi evitar que el hechizo funcione? La respuesta es sí. Dijo con voz oscura mientras pasaba junto a ella para subir las escaleras.20 Ella se paró frente a él un segundo después con los labios apretados. Kendrik, que no estaba de humor, la tomó del cuello y la apretó contra la pared para apartarse de su camino. A pesar de eso, ella lo siguió a su habitación y cerró la puerta de un portazo. - Puedes culparme tanto como quieras a Kendrik, ¡pero no olvides que soy la única mujer que estaba allí ayer cuando te despertaste! Él se rió entre dientes y dejó a la vampira con los rasgos dibujados por la ira. - Deja de esperar que Meridy no seas la mujer que estoy buscando. Desde el fondo de la habitación, la miró de reojo, luego se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo, sujetándola por el cuello. Vio la emoción en lo profundo de sus ojos y ella sonrió. - Sin embargo, te gustaba que estuviera a tu lado en el pasado, ¿hum? Kendrik sonrió ampliamente. - Terminé compadeciéndome de ti. Kendrik escupió, apretando su garganta. Presionó sus dedos contra su cuello y se inclinó sobre su rostro. - No olvides que no eres de mi clase así que podría matarte allí de inmediato. Le complació verla finalmente preocupada ... La soltó y se puso de pie mientras ella le tocaba la garganta, con los ojos oscurecidos por la ira. - Olvidas con quién estás hablando Meridy ahora intenta recordar. Kendrik le arrojó, dándose la vuelta. Sintió una corriente de aire débil detrás de él, una señal de que ella se había ido más rápido que su sombra. Abrió las ventanas para salir al balcón, observó su vecindario y la casa de Sven en la distancia. Bajó la cabeza, siguió la línea agrietada de la madera de la barandilla, silenciando el alboroto de los invitados, y se concentró solo en el sonido de las cañas flotando en el viento. Entonces la locura se apoderó de él una vez más, sus pupilas se dilataron porque este olor perdido volvió a torturarlo. Zyra bajó su libro que ya no era legible debido a la caída de la noche, estaba frente al enclave cerrado por puertas altas. Desde donde ella estaba, el lugar parecía casi normal si evitaba mirar la alta fachada negra que estaba en el centro de un hermoso jardín adornado con hermosas rosas. Comprobó que no había nadie en el camino de entrada y se aventuró allí, vio otras casas alineadas a los lados. Zyra hizo círculos con los dedos en uno de los barrotes de la puerta mientras miraba las luces en la distancia. Todo estaba tan silencioso desde donde estaba parada que se preguntó si habría una recepción. La boca se abre, se inclina para observar más el lugar antes de que la puerta comience a temblar violentamente, su corazón da un vuelco cuando vive arriba.
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