5

2011 Words
Zyra soltó la puerta y dio un paso atrás, no tenía idea de a quién pertenecía esta figura y no quería saberlo, dio un paso atrás, soltó su libro y empezó a correr, pero con dolor en las piernas al comienzo de la acción por la que saltó la figura se encuentran frente a ella. Sus rodillas chocaron con la fuerza de sus temblores, cuando en el crepúsculo la figura dio un paso adelante, una estatura gigante rompiendo la profundidad de la noche dio un paso adelante, obligándola a retroceder. Un hombre finalmente se reveló, Zyra contuvo muchos gritos que querían salir y miró al extraño con la boca cerrada. La luna la ayudó a descubrir su rostro, un rostro tan aterrador como oscuro. Contornos precisos, nariz recta, mentón voluntarioso, mandíbula cuadrada, Zyra reprimió un hipo, cuando más notó surcos en su rostro atravesados por una cicatriz que iba desde su ojo derecho hasta la comisura de la boca. En lugar de asustarse por la ruta, se encontró con que le daba al extraño un hechizo devastador.  Kendrik se abstuvo de hacer un ruido indecente frente a la hermosa joven humana, casi demasiado bueno para ser verdad. El olor que en vano había reprimido diciendo que estaba loco era muy real, tenía que luchar contra su interior que se retorcía con un dolor infinito a la vez doloroso y delicioso. Nunca antes había sentido tal sensación, inhaló sin acercarse y sus músculos se congelaron. La silueta de la joven era de una delicadeza intensa con espléndidas curvas, su rostro era terso, blanquecino, con colores claros en los pómulos. El color de sus ojos era azul casi transparente como el mar en verano ... con pestañas rizadas. El acelerado latido del corazón del extraño lo llamó al orden. Temblaba de miedo, le temblaba la boca carnosa, su rostro amable se estaba volviendo casi conmovedor. Su largo cabello, tan n***o como un abrigo de cuervo, caía en cascada por su pecho y caderas. Cuanto más respiraba su aroma, más sus venas tomaban la apariencia de una carrera loca por sus brazos. Afortunadamente, el curioso disfraz que llevaba no dejaba nada a la vista, pero aun así tuvo que aflojar el accesorio que Sven llamó corbata que le rodeaba el cuello. Para no asustar a la joven criatura, dio un paso atrás y ella hizo lo mismo. - Buenas noches... Zyra se llevó las manos al estomago, luchando por pararse frente a esa voz ronca increíblemente sensual, profunda y aterradora. Que decir ? Que hacer ? Quien era él ? Las preguntas estallaron en su cabeza sin respuesta. Zyra optó por el silencio frente al gigantesco vampiro que, con su mirada, la inmovilizó privándola de sus habilidades sin saberlo. Zyra inclinó la cabeza débilmente y él dio un paso adelante, probablemente pensando que tenía una oportunidad de ella. ¿Estaba jugando con ella antes de matarla? Zyra no sabía ... - ¿Qué nombre tienes? Preguntó con una voz tan profunda que inspiró una orden directamente desde las profundidades de su cuerpo atlético. Zyra intentó el único truco que podía mantenerla con vida o por el contrario convertirla en un ser inútil en la tierra. Ella tocó su garganta, imitando con una mano temblorosa. Las espesas cejas negras del vampiro se arrugaron y levantó la mano para tratar de tocar la suya que ella había colocado en su garganta. Zyra dio un paso atrás al ver llegar su última hora. - ¿Estás en silencio? Ella asintió. Frunció el ceño más y parecía infeliz. - Desde hace mucho tiempo ? Zyra asintió de nuevo, esperando que él la perdonara. Kendrik miró a la silenciosa joven y se dijo a sí mismo que la naturaleza lo había malcriado para arrebatarle el sonido de su voz. La decepción rápidamente se desvaneció reemplazada por la abrumadora necesidad de tocar su piel. Se deslizó hacia un lado para irse, con los brazos apretados contra su estómago, Kendrik aprovechó la oportunidad para sujetarla por el brazo. Zyra tuvo que armarse de fuerza para no llorar tanto que su piel contra la de ella la había hecho temblar. Tenía la mano firme, fría, los dedos apretados y creía que había llegado su última hora. - ¿Puedo llevarte a casa? Kendrik estaba a punto de agarrarla delicadamente del cabello para tirar de ella hacia él y saborear el exquisito aroma que desprendía. Ella negó con la cabeza, estaba tan aterrorizada que él le perdonó el corazón y salió a la noche oscura para esconderse detrás de los altos árboles cuando aparecieron sus enormes caninos. Escuchó sus pasos alejarse, Kendrik retrocedió unos segundos antes de volver sobre sus pasos y la vio salir corriendo hacia la noche cuando pudo escuchar que su corazón casi se paraba. Se dio cuenta de que ella había abandonado su libro y lo recogió mientras veía a la joven de tez sedosa desaparecer en la niebla. Kendrik decidió darle unos minutos de anticipación antes de dividirse en su persecución lejos de haber terminado ... Siguió el olor que se aventuró hacia el norte mientras caminaba como un humano. En más de dos mil años de existencia, Kendrik nunca había sentido tal sentimiento que se manifestara en él, liberando su verdadera naturaleza. Se apresuró a seguir los pasos del joven mudo usando su velocidad y se detuvo después de un minuto cerca de una pequeña casa. Los latidos de su corazón se estaban desacelerando, pero el olor solo aumentaba la inmensa tortura que despertaba en él a cada segundo. Caminó y subió los escalones en silencio y escaneó las ventanas para mirarla. Ella estaba allí en el medio de la habitación con una mano en su corazón, se había dado la vuelta en busca de su camino. Kendrik reprimió un gruñido y frunció los labios mientras la veía desaparecer por las escaleras obligándolo a subir al techo para seguir observando al misterioso humano. Se escuchó un ligero estruendo. - Delgado ! Kendrik sintió que se le hinchaban las venas bajo la suavidad de su voz. ¿Entonces ella estaba hablando? El breve y delicioso timbre de su voz provocó un grito ronco que solo él podía oír. Tenía que admitir que ella había hecho un buen trabajo al engañarlo. Kendrik salió de la casa llevando consigo el bien humano, decidido a vengarse de la manera más deliciosa. Entra en sus sueños.  Zyra señaló con el dedo el espejo en el que había estado mirando su reflejo durante los últimos cinco minutos. - ¡Zyra nunca más! No vuelves a aventurarte en el enclave, ¿entendido? Se observó a sí misma una última vez antes de meterse en la cama. A punto de apagar la luz, Zyra vaciló, ya que el rostro del vampiro todavía estaba claramente en su mente. Ciertamente lo había perdonado, pero no olvidó la espantosa verdad. El hombre era un vampiro y además un cian. Apagó la luz como en la oscuridad vio al hombre de los ojos negros. Inhaló y cerró los ojos, diciéndose a sí misma que estaba a salvo. Kendrik cerró los ojos y se concentró solo en la estola del humano. Tenía todas las luces apagadas. Sentado en el sillón que había colocado con cuidado en el medio de su habitación, Kendrik se llevó la tela a la cara para entrar en su sueño. Zyra abrió los ojos, un largo escalofrío recorrió su columna vertebral, no podía moverse, le faltó el aliento cuando en la oscuridad vio una mano acercándose a su rostro, hundió la cabeza en la almohada. Con la mente entumecida, no podía oponerse a esta mano que en las sombras descansaba sobre su mejilla, un miedo imparable la envolvió por completo, Zyra entrecerró los ojos cuando la gran mano subió a su cabello, sus dedos se hundieron en él y una ola de el calor la inundó antes de luchar por dentro. Saltó con los ojos bien abiertos e intentó encender la lámpara de su mesilla de noche. Zyra se enderezó sintiendo gotas de sudor en su rostro entumecido. Miró a su alrededor pero no vio a nadie, su respiración entrecortada. - Fue una pesadilla Zyra solo una pesadilla. Susurró, pasándose las manos por el pelo. Kendrik abrió los ojos y apretó los dientes, se levantó de un salto, apretando el puño contra la tela. ¿Cómo fue esto posible? La joven acababa de salir de su cabeza, sin que él pudiera hacer nada al respecto. - ¿Kendrik? ¿Qué haces en la oscuridad? Sven exclamó encendiendo la luz. Se volvió lentamente hacia él. - La joven humana acaba de hacerme salir de su sueño. Sven parecía tan incrédulo como él y se acercó a él preocupado. - Cómo es posible ? Preguntó con una voz casi tan gruñona como la suya. - Lo ignoro tanto como tú ... Sven frunció aún más el ceño y tomó la tela de sus manos. - ¿Te pareció rara? Preguntó Sven. Kendrik se volvió para dar unos pasos con una mano en la barbilla que se había estado frotando sin descanso desde que entró. - Ella era asombrosamente tímida al igual que su encanto y su embriagador aroma. Respondió mientras pensaba. Sven permaneció en silencio al ver a la joven en su cama envuelta en una fina manta blanca. - ¿Quizás logró deshacerse de este sueño porque la asustaste? Kendrik asintió débilmente. - Quizás tengas razón... Sven le devolvió la estola. Ambos sabían que estaban lejos de estar convencidos de sus conclusiones. Salió de su habitación y cuanto más se alejaba su hermano, más el silencio se convertía en una nueva fuente de problemas para él. Temía tener que revivir horas de soledad, sentado solo en un recoveco de una habitación vacía sin calefacción. Su propia presencia le resultaba insoportable. Volvió a sentarse en la silla y con el pulgar y el índice frotó la tela mientras observaba la frente arrugada. Zyra colocó los frascos de mermelada en los caballetes, la gente comenzó a invadir la plaza pública. Amaba este momento, por la sencilla razón de que allí encontró todos los aspectos de su vida anterior. Esta vida en la que los humanos no tenían miedo de vagar donde se reían a carcajadas, reviviendo el débil sol de Chicago. - Pensé que te había dicho que tuvieras cuidado, ¿no? Elsa dijo todavía sorprendida por su historia de miedo. - Lo sé y no lo volvería a hacer, estaba tan asustado. Zyra dejó las últimas ollas y se volvió hacia ella. - Seguramente me perdonó porque me hice el tonto. Luego de una larga noche pasada en la oscuridad, Kendrik se complació en rastrear el olor de la joven que lo llevó a un mercado lleno de humanos, aún no se había alimentado, su sed comenzó a sentirse en lo más profundo de su garganta. Caminó lentamente y se detuvo por un momento cuando encontró fácilmente la suave voz de ayer entre todos los que se levantaron. - Los vampiros Zyra no sienten piedad. Una joven desesperada lo arrojó. Se detuvo en medio de la multitud, con los ojos fijos en la humana que había trenzado su cabello esta vez. - ¿Crees ... quién ... que vendrá a matarme entonces? La joven rubia se rió y Kendrik se acercó un poco más. - Créeme Zyra, te olvidó. No pensó totalmente Kendrik con una sonrisa. - Zyra ... Kendrik murmuró, pasando un estrado el último. - ¿Estás seguro de ti mismo? Insistió la hermosa humana, moviendo los dedos. Oyó que su corazón se aceleraba de repente. - Claro, no te preocupes. Zyra estaba lejos de estar convencida después de su sueño, que le parecía real. Había pasado la noche dando vueltas en la cama por miedo a cerrar los ojos y volver a ver esa mano aterradora. Elsa fue a su puesto dejándola sola con sus mermeladas que luchaban por vender. Zyra puso las manos en el caballete y suspiró con la cabeza gacha. - Me parece que esto te pertenece .. Exclamó una voz oscura.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD