9. Vas a regresar conmigo...

2314 Words
Dante Estoy seguro de que ella aceptará mi trato. No tiene nada que perder, a menos que quiera regresar con ese imbécil de Santiago. Ella se verá mejor a mi lado que al lado de ese idiota. Conseguir la floristería no será nada difícil, incluso si Santiago ya ha hecho una oferta. No puedo sacarla de mi cabeza. Esa forma en la que parecía querer romperse por todo lo que estaba viviendo… algo dentro de mí se removió, algo que tiene que ver con el pasado. Yo era un niño. Un niño de casi ocho años que prometió proteger a su amiga. Y ahora esta desconocida despierta en mí la misma necesidad. Desde ese día en que la vi observando aquella flor en el evento, algo cambió. ¿Por qué siento que en ella puedo ver a Ami? Quito esa idea de la cabeza. Estoy volviéndome loco. Tal vez nunca solté a Ami. Tal vez nunca quise hacerlo. No sé cómo habría sido mi vida si ella siguiera viva, ni qué habría pasado con nosotros. … —Señor Di Luca —me saluda uno de los guardias en la entrada. Asiento en respuesta y paso de largo. Todo el camino a casa lo pasé pensando en esa chica. Necesito distraerme. —Hasta que llegas —comenta mi padre apenas entro. —Padre —lo saludo con una inclinación de cabeza. No quiero hablar con él, pero no tengo opción; si me espera, es porque tiene algo que decirme. —Las entregas se han hecho correctamente esta semana. Vamos muy bien, Dante. Estás haciendo un buen trabajo, pronto todo estará bajo tu control —dice con una sonrisa, palmeando mi hombro. —Si hago las cosas tan bien, ¿por qué no me das el control ya? —lo desafío. —Eres muy bueno, pero aún te falta esa chispa de crueldad. No puedes tener piedad con nadie, Dante. —No la tengo. Quien traiciona, muere. Lo tengo claro. Quien se mete conmigo, no sale vivo —respondo con el mismo tono frío que él me enseñó. Un Di Luca nunca perdona. Eso era lo que repetía siempre. Si te dan un puñetazo, tú les quitas la vida. Nadie nos toca y vive para contarlo. Aunque no soy tan cruel como él, sé que soy alguien a quien deben temer. No me importan los enemigos que tenga; no tengo debilidades. Nadie puede tocarme de esa forma. —El fin de semana será la cena en casa de los Vega —me informa, y ruedo los ojos. —No pienso ir. —¿Qué harás en su lugar? ¿Iras a cogerte a una puta? —Mucho mejor que soportar a Vanessa Vega, ¿no crees? —replico con sarcasmo. —Estar cerca de ella podría traernos beneficios, nuestros negocios crecerían y... —Ya tenemos suficiente. No necesito compartir lo que he trabajado. Si tanto quieres una alianza con los Vega, acuéstate tú con Vanessa. Mis palabras lo congelaron. En un segundo me sujetó por el cuello, clavando en mí esa mirada asesina que lo caracteriza. —No tengo todo lo que tengo porque me quedé sentado. He trabajado por ello. He hecho lo que era necesario para convertirme en alguien a quien temen y respetan. Y me importa una mierda lo que pienses. Si Vanessa abre las piernas, tú vas y te metes entre ellas. Una alianza con ellos nos volvería aún más poderosos. Y recuerda esto: aún no tienes el poder absoluto. Lo tendrás solo cuando yo muera —escupió con frialdad. —No soy tu marioneta —me solté de su agarre con rabia—. Tus mierdas son mías porque me enseñaste que debía hacerlo, pero no vas a controlar mi vida. Yo decido a quién me follo y a quién no. Con permiso, padre. —Aunque lo niegues, eres como yo, Dante —dijo a mis espaldas, con voz de sentencia—. Y pronto lo vas a descubrir. Vanessa Vega, hermosa, sensual y peligrosa, una opción perfecta para hacer crecer nuestro territorio y volvernos más poderoso. Una alianza perfecta. ¿El problema? Vanessa me repugna, hay algo en ella que no me gusta, ni siquiera me llama la atención. No me causa la curiosidad que me causa Nadine... Ella de nuevo en mi mente. Necesito tranquilidad y concentrarme en mi trabajo, pero creo que debo buscar otra manera de relajarme esta noche. Nadine Me mire en el espejo una últimas vez, mis ojos demuestran el cansancio y la tristeza que oculto con una sonrisa. Cuando llegue a casa mi tío aún no había llegado y creo que aun no lo ha hecho ya que no lo he escuchado hablar. Espero que no pueda notar nada en mi, no pienso decirle nada de lo que esta pasando, aun no tomo una decisión y creo que ni siquiera debería de estar pensándolo, la respuesta es más que obvia. Dante es mi única salida, mi única esperanza. Me tiro sobre la cama y fijo mi vista en el techo, espero que trabajar para Dante no sea tan difícil y sobre todo, espero tener la fuerza para soportar lo que venga. Así con mi vista fija en el techo me quede dormida. ... Me despierto con la respiración agitada, mi rostro está lleno de sudor, tuve una pesadilla, pero lo único que había ahí era fuego y el humo me impedía ver. Me levanto por un poco de agua, quisiera recordar mucho más de cuando era pequeña, pero parece que mi mente bloqueo todo eso, no se si algún día podré recordar cómo eran mis padres. ... A la mañana me levanto temprano como siempre, salgo de mi habitación con una sonrisa, mi tío se encuentra en la cocina haciendo el desayuno. —Buenos días —lo saludo. —Buenos días hija —saluda sonriendo— anoche cuando llegue estabas dormida, seguro fue un día cansado —comenta y me entrega una taza de café. —Gracias. Si estuvo un poco cansado mi día, hay días que hay más trabajo en la floristería, así parezca sencillo mi trabajo no lo es. —Se que no lo es y se que tu te esfuerzas demasiado, estoy orgulloso de ti —me sonríe y por un momento quiero contarle todo lo que ha pasado, no suelo ocultarle nada y esta será la primera vez que lo haré— ¿Has pensado lo que harás?. —No, no te preocupes, hable con la señora Silvia, la vi de nuevo y no venderá la floristería —menti. —¿En serio? Eso es una excelente noticia, me alegra por ti, se cuanto amas ese lugar. —Estoy muy feliz por eso, por un momento creí que perderia mi lugar. —Tu lugar es donde hagas lo que te gusta, puedes crearlo en cualquier otro lado, asi que no te aferres a ella, estoy feliz sobre todo porque te librarás del idiota de Santiago —menciona. No creo que me libre de él, estoy segura de que si me ve con Dante se volverá loco. Mi tío me comenta un par de cosas y desayunamos juntos, me despido de él cuando es hora de ir a la floristería. ... Al llegar abro el lugar como cualquier otro día, hago mi rutina con mis flores, me siento un poco más tranquila o al menos lo estaba hasta que él apareció de nuevo. —¿Qué fue lo que hiciste? —Santiago entra como un vendaval. —No se de que hablas —digo tranquila. —No te hagas, la señora Silvia se retracto, le hice una muy buena oferta —dijo furioso. Mi corazón latió con emoción, Dante debe de haber comprado la floristería ya. —Tal vez también se dio cuenta de que no eres el hombre que aparentas ser —comento. Se acerca a mi con su mirada incendiada de ira, me toma por ambos brazos y me empuja hasta que mi espalda choca contra una de las paredes— Eres bueno para ocultarte, parece que ya no soportabas guardar esta personalidad tuya. —Cierra la boca Nadine, no creas que con esto ya te has librado de mi, no se como lo conseguiste, pero escúchame bien, tu vas a regresar conmigo, por las buenas o por las malas —advierte, su mano sube por mi brazo acariciándolo hasta llegar a mi cuello— puedo ser tan cariñoso como te gusta cariño —su rostro esta tan cerca de mío, su mano presiona mi cuello sin llegar a lastimarme, y antes de que pueda decir algo, me besa con posesión, como si deseara sentirme para seguir, trato de apartarme, pero me sujeta con fuerza por la cintura, chupa mis labios y muerde mi labio inferior— nos veremos pronto cariño. Me suelta y se aleja de mi, me limpio la boca y el sonríe, con ese beso solo compruebo lo equivocada que estuve. Maldito idiota. Me quedé unos segundos paralizada, con la espalda aún pegada contra la pared y la respiración entrecortada. Mis labios ardían, no por deseo, sino por el asco que me recorría la piel como un veneno. Me limpié la boca con fuerza, como si pudiera borrar el sabor de su violencia con mis propias manos. Mi corazón latía tan fuerte que dolía. Lo odiaba, lo odiaba con cada fibra de mi ser. ¿Cómo había podido alguna vez llamarlo amor? Ese beso no era cariño, era una sentencia, una marca de propiedad. Me temblaban las manos cuando cerré la puerta de la floristería tras él. Las flores, mi refugio, parecían marchitarse conmigo. Por un instante me quedé de pie en medio del lugar, rodeada de fragancias dulces que ya no conseguían calmarme. Apoyé las manos sobre el mostrador y traté de respirar, de ordenar mis pensamientos, de no quebrarme. Santiago no iba a detenerse. Si él lo decía, tarde o temprano volvería a aparecer. El aire olía a humedad y a rosas recién cortadas, pero no me calmaba, más bien me hacía sentir que estaba dentro de una burbuja que en cualquier momento iba a estallar. Él no era el mismo que antes fue conmigo, entonces yo tampoco lo sería. Ya no. Aprendí demasiado, perdí demasiado. La dulzura siempre fue mi refugio, mi escudo… pero también podía ser mi máscara. Y una máscara, cuando se lleva con la convicción suficiente, puede engañar incluso al más astuto. ¿Quién dice que debajo de la dulzura no puede esconderse algo peligroso? Sonríe aunque el mundo se esté cayendo a pedazos. Lo hago, siempre sonrió, pero eso no quiere decir que no sienta, llevo tanto guardado... ... La asistente de Dante llegó más tarde con el nuevo contrato. Lo leí rápidamente y lo firmé sin dudarlo. Tal vez estaba sellando un pacto con el mismo diablo, pero más valía aprender sus trucos que caer en manos de un demonio que solo intentaba parecerse a él. La semana transcurrió tranquila después de aquello. Y, por primera vez en mucho tiempo, yo también lo estuve. Me dediqué a pensar en ideas para los ramos que irían en la decoración del evento de Dante; debía presentarle varias opciones y dejar que eligiera la que más se ajustara a lo que buscaba. Después de todo no conozco su mundo, solo sé la oscuridad que veo en sus ojos, aún viendo esa oscuridad él me atrae aunque no me atreva a admitirlo. El día en que debía hacer la primera entrega en su empresa se acercaba. Eran muchos arreglos: para las oficinas de los ejecutivos principales, la recepción y la sala de reuniones. Pasé horas imaginando cuáles flores transmitirían la elegancia y la fuerza que él seguramente esperaba. —Buenas tardes —una voz femenina me sacó de mis pensamientos. Al levantar la vista vi a una chica sonriente en la puerta de la floristería. —Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte? —pregunté con amabilidad. —Quería saber si necesitas a alguien para trabajar contigo. No importa si son pocas horas o si el sueldo es bajo. En realidad, no busco ganar mucho, mis padres cubren todos mis gastos… solo quiero empezar a valerme por mí misma, aunque sea de a poco. La observé con cautela. Mi negocio no daba para grandes sueldos, pero tampoco podía negar que un par de manos extras me vendrían bien. Y aun así, algo me resultaba extraño en la forma tan directa en la que se ofrecía. —La verdad, creo que no podría contratarte —admití. La sonrisa de la muchacha se desdibujó. —No importa lo que haga. Si quieres, trabajo unos días sin pago y después decides si me quedo. En la residencia me aburro mucho, vi tu tienda y… me llamó la atención. —No podría dejarte trabajar sin darte nada, pero… —Por favor, puedo ayudar en lo que sea —insistió con determinación. Me quedé un instante en silencio, evaluándola. Parecía sincera, y la idea de tener compañía entre tantas flores no sonaba mal. —Está bien. Te daré un pago, no será mucho, pero lo tendrás —cedí. Sus ojos se iluminaron. —¡Gracias, gracias de verdad! Te prometo que seré una buena trabajadora. La miré sonreír y pensé que, por primera vez en mucho tiempo, quizás estaba teniendo un poco de suerte. … Dante Mi móvil sonó. Reconocí el nombre en la pantalla y contesté de inmediato. —Listo, señor. Tengo el trabajo —dijo la voz al otro lado. —Muy bien. Ya sabes lo que tienes que hacer… y no olvides informarme de todo. —Le estaré informando —respondió antes de cortar. Guardé el teléfono y exhalé lentamente. No sé qué es lo que me lleva a hacer estas cosas. Quizá solo sea instinto, o tal vez algo más. Pero me gusta cuando todo cae exactamente en el lugar que yo elijo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD