El corazón de Nicole le latía fuertemente en el pecho mientras observaba a su alrededor. Estaba sola. Parecía que nadie se había aventurado en esta parte desconocida del bosque en años. Sus sentidos se agudizaron y se desorientaron por el repentino cambio en su entorno. El aire estaba cargado con el olor a tierra húmeda y follaje, un fuerte contraste con la atmósfera llena de adrenalina que acababa de dejar atrás. El denso dosel sobre sus cabezas proyectaba sombras moteadas en el suelo del bosque, añadiendo a la sensación de misterio y desorientación que la envolvía. Sus sentidos, normalmente atentos a la presencia de su manada, ahora luchaban por distinguir amigo de enemigo en este territorio inexplorado. Los pasos de Nicole eran amortiguados por la densa vegetación mientras avanzaba c

