6.

2014 Words
—¿Te das cuenta de que estamos frente a mucha gente?—Nicole preguntó a la Omega descarada frente a ella. Estaba exhausta. Todo lo que quería era escapar, encontrar un lugar tranquilo y esconderse hasta que terminara la fiesta para poder retirarse a su cama y dormir. Podía sentir los ojos vigilantes de Shane observando cada uno de sus movimientos. Eso no era lo peor; también podía sentir la mirada penetrante del Alfa Liam sobre ella. —Mira, no me importa nada. Solo quiero que sepas que me enteré de lo que hiciste hoy en el vestidor, y quiero que sepas que no te tengo miedo. No puedes intimidarme como lo haces con todas las demás chicas. Esa chica, he olvidado su nombre, salió llorando y temblando como una hoja. Otras chicas tuvieron reacciones similares después. Tuviste suerte de que yo no estuviera con ellas; habría acabado con tus tonterías. —Espetó la mujer. La chica que decía esto se erguía sobre Nicole, tanto en altura como en tamaño. Aunque usualmente no participaba en los encuentros de Shane con las demás chicas, era parte de su grupo. A diferencia del resto de los Omegas, actuaba como si no tuviera miedo del Lobo Luna de Nicole. Nicole forzó una sonrisa tensa, haciendo todo lo posible por mantener su diplomacia considerando las circunstancias. Esperaba que, por una vez en su vida, Shane realmente se pusiera de su lado y la defendiera, ya que estaba al borde y tratando desesperadamente de evitar armar un escándalo. El lobo de Nicole, en cambio, no le importaba. Anhelaba estrangular a la chica. —¿Sabes quién se suponía que iba a ser la Luna antes de que llegaras tú? Era una de nosotras, una de esas Omegas de supuesta clase baja que ves aquí. Sabíamos que el Lobo Luna estaba entre nosotras, así que planeamos acercarnos al Alfa Shane. Pero luego apareciste tú y lo arruinaste todo, y ahora te preguntas por qué te despreciamos tanto. Tus días en esta manada están contados, así que cuida tu espalda y cada paso que das. —Concluyó, volteando su cabello y alejándose. Nicole se sintió abrumada por una tormenta de emociones, sin saber cómo sentirse, comportarse o reaccionar. Permaneció congelada durante lo que pareció una eternidad, completamente impactada por las amenazas cada vez más graves de las chicas. Su supuesto compañero no mostraba inclinación alguna de ayudar o siquiera reconocer su existencia. La supervivencia parecía ser su único consuelo, recordando el juramento de sangre que el Alfa Shane había hecho con sus padres cuando la acogió, liquidando su deuda. Era la única razón por la que seguía viva en esta peligrosa situación. El pensamiento de sus padres le dejó un sabor amargo en la boca. En comparación, se encontró prefiriendo a Shane sobre ellos, incapaz de imaginar maldad o traición peores que las que sus padres habían cometido. ¿Qué clase de padres entregaban a su hijo como pago a un monstruo, sabiendo perfectamente que era malvado? De repente, la voz de Shane resonó en su mente, rompiendo su estado como en trance. —Nicole, has estado en una posición durante más de cinco minutos. ¿Por qué?—Demandó a través de su vínculo mental. Sobresaltada, Nicole salió de su ensimismamiento e instintivamente trató de retirarse a uno de los rincones oscuros. —Detente ahí mismo. —Ordenó Shane, su voz exudando poder que la atravesaba como electricidad, congelándola en su lugar. —No has terminado con los invitados. ¿A dónde crees que vas?—Preguntó con severidad. La cabeza de Nicole giró, buscándolo en la habitación. —Pero he hablado con todos los importantes, tal como me instruiste. No queda nadie.  —Respondió a través de su vínculo mental. —¿Te atreves a cuestionarme? Eso lo trataré después. —Replicó Shane con un tono amenazador. Un temblor recorrió el cuerpo de Nicole mientras tragaba saliva, sabiendo que "tratarlo después" significaba soportar un castigo severo, posiblemente más de lo que podía manejar sin desmayarse. —Ahora regresa caminando. —Ordenó Shane. —, tengo algunos invitados especiales ocultos entre los miembros de la Manada, y cada uno de ellos debe ser reconocido, tratado con el mayor respeto y recibir atención exclusiva... —, deberían ser bastante fáciles de identificar una vez que estés con los miembros de la manada, porque no tienen el mismo aroma que los Crimsons. Ahora date prisa, la fiesta casi termina y ya están enojados. Ciertamente no queremos guerra y caos en Crimson, ¿verdad? Una oleada de miedo volvió a inundar a Nicole. Odiaba cuando él la obligaba a sonreír y saludar a sus cómplices. Sobre todo, detestaba sus miradas lascivas, comentarios inapropiados y contacto físico injustificado. Tomando una respiración profunda, se dio la vuelta y obedeció la orden de Shane. —Hey Luna, ¿cómo estás? Solo quería decir que amé absolutamente tu discurso y actuación en el escenario hoy. Eres realmente increíble y un faro de luz que bendice a Crimson. No podríamos hacerlo sin ti, ¿verdad? —¿Qué habríamos hecho si no estuvieras aquí? He notado lo atenta que eres, siempre preguntando por todos. Bien hecho, Luna. —Dijo una mujer mayor, probablemente en sus cuarenta, mientras pasaba junto a ella. Por lo general, Nicole habría sonreído con gracia, pero esta vez estaba demasiado frustrada para siquiera reconocerla. Estaba exhausta con todas las tonterías, cansada de fingir ser alguien que no era. Nadie la trataba como una Luna, pero todos esperaban que cumpliera con las responsabilidades de una. —Gracias. —Respondió Nicole bruscamente y se alejó. La mujer y la gente cercana quedaron sorprendidos. —¿Qué demonios fue eso, Nicole? ¿Estás loca? ¿Perdiste la cabeza? Ahora date la vuelta, sonríe y saluda correctamente a esa mujer. —Gritó Shane. Nicole se detuvo abruptamente, respirando pesadamente y mordiéndose el labio para calmarse. Sus uñas se clavaron en sus palmas y su cuerpo tembló. Después de un momento, continuó caminando hacia la invitada sin mirar atrás. El rugido de Shane resonó en su mente. Podía sentir su dominio creciendo dentro de ella, como ondas eléctricas pulsando debajo de su piel, amenazando con consumirla. Era doloroso. Su lobo estaba volviéndose loco, su instinto primal urgía a obedecer al Alfa a cualquier costo. Exigía que se diera la vuelta y obedeciera las instrucciones de Shane. Pero no podía. Se enfocó en cualquier cosa excepto en el dolor ardiente, avanzando. —¡Estarás muerta esta noche!—Resonó el rugido de Shane. Tomando una respiración profunda, Nicole desconectó su vínculo de manada, silenciando efectivamente la voz de Shane en su cabeza. Sabía que estaba en serios problemas. Su cuerpo y mente seguramente sufrirían las consecuencias de su desafío esta noche, pero se negó a retroceder y disculparse con los miembros aleatorios de la manada. Los despreciaba. Miraban a otro lado ante su sufrimiento. ¿Podían afirmar honestamente que no podían escuchar sus gritos la mayoría de las noches? ¿O ignorar sus ojos negros, cara hinchada y tristeza en sus ojos? En este momento, odiaba a todos en la Manada Crimson y solo quería que la dejaran en paz. Acercándose a la sección de invitados, confió en sus instintos para llevarla al primer invitado especial. Era una elegante mujer rubia con un vestido llamativo, parecía una invitada en un evento de moda o gala. Con una sonrisa forzada, Nicole se sentó junto a ella. —Hola, ¿cómo estás? ¿Has estado disfrutando de los eventos?—Preguntó educadamente. La mujer se burló, cruzó las piernas largas e inspeccionó sus uñas manicuradas. —Veo que aún te tiene a su alrededor. — Comentó apenas reconociendo a Nicole. —, bueno, ha sido un giro de eventos interesante. Dile a tu Alfa que mi manada ha tomado nota. Estamos al tanto, pero no lo respaldaremos hasta que veamos cómo se desarrolla esto. Debería recordar que el Alfa de la Luna Oscura es el ser más astuto de la Tierra. Para nosotros, esto no es una demostración de poder, sino un riesgo peligroso. De todos modos, si logra llevarlo a cabo y matar a Liam Hallows, entonces estaremos de acuerdo, y él podrá tener todo el poder que desea. — El corazón de Nicole dio un vuelco. Había pensado que esta era una fiesta de bienvenida para el Alfa de Dark Moon, que también era el lobo más peligroso. Pero no se había dado cuenta que también estaban planeando su asesinato. —Cuanto antes, mejor. Mi manada solo estará de acuerdo si se encarga de él lo más rápido posible. Debe hacerse mientras Liam aún no sospecha y está distraído por su victoria. Una vez que deje Crimson, se volverá intocable y Shane perderá nuestro apoyo. —Insistió la mujer. Nicole tragó saliva, reunió fuerzas y pasó al siguiente invitado. Ellos expresaron los mismos sentimientos. Cada uno de ellos quería que el Alfa Liam muriera antes de que dejara Crimson. Era como una sentencia de muerte. Rápidamente transmitió la información a Shane y discretamente se alejó de la vista. No podía explicar por qué sentía que traicionaba a Liam, aunque él había sido cruel con ella y posiblemente peor que su pareja. Mientras se dirigía a la Sala de la Manada, camino hacia su habitación en la Casa de la Manada, Liam la interceptó nuevamente. —¿Adónde crees que vas?—Liam preguntó, su voz enviando escalofríos por su espalda mientras los recuerdos de su noche apasionada juntos pasaban por su mente. —¿Qué quieres?—Le preguntó. Él se rió, revelando sus dientes perfectos. Ella inhaló bruscamente, recordando la sensación de su boca en sus pezones. —La fiesta está lejos de terminar, Nicole. —Le dijo, observando cómo el placer la recorría al mencionar su nombre. —, a menos que vayas a empacar tus cosas y seguirme a casa, no veo por qué deberías irte. Sorprendiéndose a sí misma, Nicole bufó y cruzó los brazos. —¿Eso es todo lo que tienes que decir? Qué original... Mira, he tenido suficiente esta noche. Ni siquiera estás seguro de si saldrás de aquí con vida. —Murmuró distraída. Los ojos de Nicole se abrieron de par en par y rápidamente colocó sus manos alrededor de su boca, dándose cuenta de su error. —¿Qué?—Gruñó Liam, su dominio superando al de Shane. La pura fuerza de eso la hizo tambalear hacia atrás. Sus manos se extendieron y la atraparon, y aunque ella estaba aterrorizada, su contacto envió una ola de placer directamente a su núcleo. —¿Qué. Acabas. De. Decir?—Le exigió. El cuerpo de Nicole tembló. Se mordió el labio y luchó contra el impulso de revelar todo lo que había escuchado. Él no era su Alfa, se recordó a sí misma. La furia ardió en sus ojos, intensificando su miedo mil veces. Sin embargo, no podía traicionar a su Alfa y pareja. Después de un momento, él sonrió con suficiencia, sus ojos brillando como si supiera exactamente de qué había estado hablando. Nicole parpadeó y tragó saliva, sintiendo el calor de sus manos en su cintura mientras sus dedos se clavaban en su piel suave. De repente, la atrajo hacia su pecho duro, sujetando delicadamente su cintura mientras olfateaba su cuello. —Haré que hables, Nicole. Es solo cuestión de tiempo. Pronto estarás cantando para mí, como lo hiciste hace dos noches. Pero eso será en mi mansión. —Arrojó Liam. Nicole se recordó a sí misma que debía respirar mientras temblaba en sus brazos. Su lengua encontró un lugar en la base de su cuello, una sensación que nunca supo que existía, y lo lamió. Al instante, sus piernas se volvieron gelatina, y su cuerpo se derritió en su agarre. Un suave gemido escapó de sus labios mientras lo lamía nuevamente. Instintivamente, sus manos se envolvieron alrededor de su cuello. Él rió oscurecidamente. —Volveré. —Dijo, separándose de ella y alejándose tan rápidamente que empezó a preguntarse si lo que había experimentado había sido solo en su cabeza.
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