+ALEXANDER+ Son las cinco de la tarde y el teléfono sigue en silencio. Claire no me ha enviado ni un mensaje, ni una llamada. Apenas un aviso rápido que me dejó pensando: que se encontraba bien, que luego hablaríamos, pero que por ahora no podía responder ni mensajes ni llamadas. Esa distancia me quema por dentro, un fuego que no logro apagar. Cada minuto que pasa siento cómo la ansiedad se mezcla con la frustración, cómo la rabia empieza a surgir por su silencio, y sin embargo, no puedo evitar preocuparme. Bastien, como siempre, está pendiente, dándome información sobre cada movimiento, cada señal, cada gesto que pueda darme pistas sobre lo que está haciendo o con quién está Claire. La paranoia me acompaña, y no puedo evitar imaginar escenarios que me hacen apretar los puños y rechinar l

