+JOEL+
Ella se había quedado dormida, tranquila, respirando suave, con ese gesto casi infantil que me hacía olvidar por segundos lo peligrosa que podía ser. Yo, en cambio, no podía dormir. No sé si era la adrenalina, la necesidad de tenerla otra vez pegada a mí, o esa voz en mi cabeza que repetía que estaba jugando con fuego.
Me levanté despacio, sin hacer ruido, recogí mi celular de la mesita y subí las escaleras desnudo, con esa seguridad estúpida que me caracteriza, como si el mundo entero tuviera que acostumbrarse a mí así, sin filtros. Entré directo a la ducha. El agua caliente me golpeó la piel, pero ni eso logró apagar la tensión que llevaba dentro. No demoré mucho. Solo quería quitarme el sudor de la noche, despejarme.
*
Salí con la toalla ajustada en la cintura y el celular vi
