PIPER Me despierto aturdida, todo está oscuro, pero hay voces en el fondo. Confusas, lejanas. Me cuesta ubicarlas, como si vinieran de otro lugar, como si estuviera sumergida en agua y solo pudiera oírlas a través de una superficie borrosa. Intento moverme, no obstante, el cuerpo no me responde del todo. Me siento atrapada en una bruma densa, y cuando parpadeo, un dolor punzante se clava en mi cabeza. —No deben estar aquí. —Tú no decides nada, no me hagas perder la paciencia que me queda, Smith. Eso suena como a Kabil, pero es imposible… ¿no? —¡Les dije que se fueran, es nuestra casa, no pueden entrar como si nada! —Cállate, Smith, pareces una niña. —Kabil, no me toques los huevos. —Huevos son lo que te faltan. Escucho movimiento, algo se cae al suelo, hay forcejeo, lo sé,

