Capitulo 3. Amigas

783 Words
Desde que había concluido sus estudios como contable, no sabía que hacer con su vida. Antes al menos tenía un proyecto...y por un tiempo tuvo un novio también. Ahora tenía un título y una casa plagada de recuerdos, que apenas podía mantener... A duras penas podía mantener la casa familiar y a ella misma con lo poco de la herencia que le había quedado, luego de gastar parte de su dinero en la universidad. Sino encontraba un trabajo pronto debería vender la casa y mudarse de allí. Pero la verdad era que le estaba costando. Había hecho algunas búsquedas pero todavía no la habían llamado. Excepto de un solo lugar que prefería mejor olvidar. Ese día había ido a un mercado cercano. Ella había vivido toda su vida en Notting Hill, sí. Él mismo lugar de la película de Hugh Grant y Julia Roberts. Allí estaba la casa familiar dónde había crecido. Cerca de allí había estudiado de pequeña. Amaba sus calles, sus bares, los pequeños mercados. Cuando volvía de comprar se cruzó con una vieja amistad del colegio. Rosie Kengsing. Rosie siempre había sido buena con ella. Le había pasado la tarea cuando Simi estaba subsumida en un mundo del que sus compañeros poca o nula idea tenían. Aunque Rosie sabía que algo le pasaba nunca la había obligado a hablar. Era buena chica. Siempre con sutilezas había deslizado que las puertas de su casa estaban abiertas. Fue con Rosie y un par de amigas de ella, que había salido a festejar sus 18 esa noche fatídica en la que su vida había cambiado para siempre. — ¿ Simi eres tú ? — la pregunta era retórica, pues la belleza de la joven de origen inglés, escocés y francés era inconfundible. Sus ojos eran como un faro amarillo que se podía ver de lejos. Rosie solía imaginarsela como una pequeña loba temerosa, negra de ojos amarillos y muy bella. Un animal al que el hombre había herido con crueldad. Rosie era vegana. Siempre se había preocupado por los animales. — ¡Rosie! — dijo Simi con auténtica alegría y dejó sus bolsas en el suelo de la acera para abrazar a la joven. Hacía mucho que no se veían. — ¿ Cómo estás ? — le preguntó Rosie con preocupación — Te ves bien — acotó pensando que al menos se veía mejor que antes, cuando iban juntas al colegio y parecía una pequeña loba asustadiza. — ¿ Tienes algo que hacer ahora ? Ven que te invito a tomar algo. Es la hora del té — en realidad eran cerca de las 18. Pero Rosie trabajaba hasta las 17. — Pero tengo las compras...y estoy vestida así — dijo Simi mirando con pena su ropa estilo boyfriend ancha. Sus jeans y camisetas enormes. — Ay por favor querida, tú te verías atractiva hasta con una bolsa de papas encima — dijo Rosie y rió. Rosie era una chica regordeta, de ojos celestes, rubia con unos rulos simpáticos apenas por debajo de sus hombros que se movían de manera saltarina cuando movía su cabeza. — Ven, vamos — Rosie la ayudó con las bolsas y fueron a un bar cercano. Rosie le contó que estaba hacia varios años trabajando en una empresa financiera. No fue a la universidad, el trabajo se lo consiguió su padre. — ¿ Y tú ? ¿ Qué estás haciendo de tu vida ? — le preguntó Rosie luego de estar contándole largo rato que había sido de los últimos años de su vida. Simi se sonrojó y bajó su taza de té. Se encogió de hombros. — Fui a la universidad...me recibí... — ¡Te felicito!!! — le dijo con verdadera felicidad por su joven amiga. — Si gracias — contestó Simi cohibida. — ¿ Y ahora qué haces ? Simi largó un suspiro. — Bueno ese es el problema...me está costando un poco...mmm cómo decirlo con propiedad "insertarme en el mercado laboral" — en la única entrevista que había tenido hacía un par de días, el hombre había intentado propasarse con ella. Rosie la entendía. Hacia años que la conocía. Le tomó la mano por arriba de la mesa de forma consoladora. — Creo que entiendo... — Mis ahorros se están acabando Rosie — le dijo mirándola con los ojos llenos de lágrimas no derramadas. — Querida...— Rosie pensó un momento — Mira, en la empresa donde yo estoy, Finance Wallace, están buscando contables auxiliares si quieres puedes mandarme tu currículum... — ¿ Tú... podrías hacer eso por mí ? — le preguntó abriendo los ojos con asombro. — Y sino... para que están las amigas...— le respondió sonriente la joven de cabello ensortijado.
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