Capítulo 2

3027 Words
Después de que aquella mañana negra Alina se marchó de la empresa y de su vida un huracán arrasó con lo poco que quedaba de él. Era como si todos los Santos se hubiesen puesto de acuerdo de que había llegado el momento en el que comenzara a pagar el daño que había causado a la única mujer que amo en su vida. Lo primero en ver caer frente a sus ojos, fue Luna Modells. La perdida fuerte de activos significo el desplome de la empresa dado a que comenzaron a tener problema para afrontar el pago de sueldos y tuvieron que reducir el personal, dando por finalizado varios contratos de algunas modelos lo cualsignificó pagar indemnizaciones con el dinero que no tenían. El haber pedido préstamos a los bancos para hacer frente a esos gastos los había dejado al borde de la quiebra, tal y como cuando él quedo al frente pero ya no tenía esas ganas de convertir esa empresa en ruinas en una de las mejores en la industria de la moda. No tenía ganas ni de vivir. Por otro lado, hubo muchas personas en el mundo de la moda que nunca creyeron que Alina fuera capaz de robarle a su propio marido y menos de una manera tan básica y fácil de descubrir. Les había parecido tan cruel lo que hizo con ella, estando embarazada, que simplemente agregaron a Luna Modells a la lista de las empresas con las cuales no trabajarían nunca más. Él estaba tan golpeado por todo lo que había sucedido que había descuidado tanto la empresa y cuando toco fondo ya era tarde porque no tuvo otra solución para salvarse que una inyección monetaria muy alta y la única manera de conseguirla, era agrandar el directorio vendiendo aquel cuarenta y cinco por ciento de las acciones que él mismo le había cedido a Alina cuando se casaron y ahora debía entregarlas a alguien más que salvara su imperio y quien lo hizo fue Jessica Winkelman, convirtiéndola en la accionista mayoritaria con el sesenta y cinco porciento de las acciones de Luna Modells. - Estos son los papeles que debes firmar para poder ingresarlos en sistema. – le dijo Marco a su socia mientras le dejaba los documentos en su escritorio de aquella oficina que supo ser de él hace once años atrás. - Gracias Marco. ¿cómo esta Anna? – pregunta mientras no saca los ojos de la computadora. - Bien, llega mañana de España. – le dice mirando el cielo a través de la ventana. Marco llevaba una relación amorosa de casi cinco años con una de las abogadas penalistas más reconocidas del país y si bien le tenía muchísimo aprecio, por haber llegado a su vida en un momento en el que se encontraba al borde del precipicio, no podía amarla. Simplemente no podía. - ¿y haz preparado algo? – él la mira sin comprender a qué se refería y al darse cuenta ella que se encontraba perdido y entendía de lo que estaba hablando entonces detiene su trabajo y lo observa detenidamente. - ¿te olvidaste? – entonces se dio cuenta y se agarro la cabeza con ambas manos. - Su cumpleaños, claro ¿cómo fui tan idiota? – entonces ella sonríe y como siempre, le salva el día. - No te preocupes, hice la reserva en uno de los restaurantes más caros y hermosos de Buenos Aires. – pero entonces su rostro cambió completamente porque él solo conocía uno y realmente no era una buena idea volver allí. - No creo que sea buena idea llevar allí. – ella vuelve a su computadora y mientras escribe le habla. - Es hora que destierres a esa mujer de tu vida porque nunca lograras poder rehacer tu vida con ninguna mujer. Grábate en la cabeza que te ha quitado tu empresa. - pero él la interrumpe enseguida porque no tenía intenciones de hablar sobre ese asunto y menos con ella. Después de un tiempo, se permitió poder aceptar el que Alina había sido sobreseída respecto del fraude y aunque se había librado un pedido de captura hacía Manuel Henry, lo cierto era que Jessica se había encargado de que no lo encuentren nunca más. Él sabía que al final de cuentas, su ex esposa no había tenido nada que ver con el fraude a Luna Modells y más de una vez había discutido con Jessica porque ella aún seguía sosteniendo de que ella algo había tenido que ver. La maldad de Jessica no paraba nunca, y no sólo porque siempre se encargaba de recordarle lo que supuestamente ella le había hecho, sino porque había tenido la crueldad de hacerle una reserva en aquel lugar donde le había pedido matrimonio a Alina ¿cómo podía ser capaz de hacer eso? - Ya te he dicho que Alina es un asunto del cual no quiero hablar y que no puedes hacer la reserva en el mismo lugar donde ya sabes que pasó. – pero ella se mostraba completamente indiferente ya que realmente no le interesaba para nada el sufrimiento de él y sólo lo hacía para salar más esas heridas. - Y a ti parece que se te olvidó que mientras tu estabas aquí organizando todo para su boda religiosa, ella estaba en Francia viviendo la vida de toda una top model, revolcándose con Manuel y haciéndote creer que el niño que esperaba era de ti. – concluyó levantando la mirada y observando cómo se desplomaba en un segundo frente a sus ojos y dejaba la oficina, para ir a ocuparse él mismo de la sorpresa, aunque sin ganas, para su novia. Mientras tanto, en Italia Lara dejaba su puesto de trabajo para ir hacía el instituto en donde su sobrina estudiaba dado que, nuevamente, los directivos habían pedido poder hablar con ella por el mal comportamiento de la niña y pese a que comprendían su condición de no haber crecido con una figura paterna que le impusiera límites, ya había llegado al límite en el que o comenzaba a mejorar sus actitudes dentro del establecimiento educativo o iban a tener que dar de baja la matricula. } - Lo siento, tuve que atender a un paciente ¿qué pasó? ¿qué hizo Michelle esta vez? – le dice mientras se acomoda en la silla frente del escritorio del director y observa de reojo como Michelle rodaba los ojos. - Su sobrina ha faltado el respeto a la profesora de geografía. Otra vez. – habla enfadado mientras observa a la estudiante. - No le falté el respeto, simplemente le dije que no compartía su manera de educarnos. ¿quién es ella para maltratar a un estudiante? – francamente tenía razón y sentía tanto orgullo de cómo era su sobrina, de su empatía por el otro, de su capacidad para defender lo que piensa y a las personas que ella considera que están siendo agredidas injustamente. Si era tímida, pero ver injusticias como la de un docente abusando de su autoridad, sacaba su lado defensor. Pero no podía demostrarle su apoyo delante del director, ya que no se vería para nada bien. - No se preocupe sr. Director, que yo misma me encargaré de que Michelle tenga el castigo que se merece. – le dice fingiendo enojo y autoridad ante su sobrina que contenía la risa. Cuando salieron de la oficina y se dirigieron al jardín de la escuela rompieron en carcajadas porque Lara en Michelle se reflejaba y le hacía recordar tanto su adolescencia en el Madero School que no podía evitar sonreír. Ni bien lograron calmar las carcajadas, se dirigieron a unos banquitos debajo de un gran árbol con flores violetas para poder dialogar un rato. Si había algo que disfrutaba la niña era poder hablar con su tía y aunque amaba a su madre y tenía todo lo que quería, no era suficiente, necesitaba una mamá y no una máquina de dinero. - Te extrañe tanto – le dice Lara mientras la abraza contra su pecho. - Yo también tía, pero ¿cuándo volviste? mamá no me ha dicho nada. – últimamente Alina y Michelle ya casi no tenían comunicación y siempre terminaban discutiendo por el mismo asunto. Su padre. - Es que también fue una sorpresa para ella. – lo que ella intentaba era calmar las cosas entre las dos dado que comprendía cómo se sentía su sobrina, pero también entendía a su hermana y no podía estar ni de un lado ni del otro. - ¿y cómo están mi primo y mi tío? – ella tenía muy buena relación con Dylan y Matteo porque éste siempre la consentía y porque además era el único tío que conocía porque, aunque sabía de la existencia de Alex, no podía sentirlo como tal porque no lo conoció. - Dylan, en el jardín y antes que preguntes lo mismo de siempre. Sí, sigue haciendo un escándalo para ingresar y su escolaridad no está en discusión. – ambas rompen en carcajadas dado a que desde que Lara tuvo que ingresarlo en la escuela Michelle siempre apoyó los berrinches de su primo ya que no creía que siendo tan pequeño debía estar lejos de sus padres. - Respecto a ti tío él está bien y ansioso por verte. - Ella sonrió y se quedaron un rato más hablando sobre sus vacaciones en la playa el verano pasado, dado que hacía mucho tiempo que no se veían y se extrañaban. Mientras estaban entretenidas hablando sobre las anécdotas del viaje y sobre el tema que había tocado en el congreso, Lara nota que algo extraño comienza asomarse desde su nariz y cuando se acerca a ver más de cerca de que se trataba, se da cuenta que le salía sangre de ella. Inmediatamente, sacó del bolsillo de su uniforme un pañuelito descartable y lo ubico del lado que sangraba y al ver la desesperación de su tía intentó calmarla. - Tranquila, solo es un poco de sangre. – le dice despreocupada sin darle mucha atención al asunto ¿a quién no le ha sangrado la nariz? - A de ser porque no te alimentas. Mira lo delgada que estas. – la regaña su tía en su papel de medica clínica. – quizás sea la presión baja, o que a tus defensas le falta un refuerzo. – Michelle rompe en carcajada mientras sostiene el pañuelo empapado de ese líquido viscoso rojo. - Ay, tía no seas exagerada. – la regaña riendo todavía - siempre me sangra la nariz, no es de ahora. – lo toma como algo sin importancia. - No lo tomes a la ligera, porque muchas enfermedades comienzan manifestando síntomas cómo ese ¿le has hablado a tu madre al respecto? – realmente si el asunto era como lo comentaba, había que preocuparse porque quizás podía ser síntoma de una enfermedad compleja o bien algún problema con alguna venita dentro de su nariz. Por otra parte, le extrañó que habiendo estado hablando de tantas cosas con Alina, no le haya dicho nada al respecto. - Ella está todo el tiempo concentrada en su trabajo, siquiera tiene tiempo para mí como para molestarla con cosas insignificantes como esto. No te preocupes, yo me siento bien. - dice apenada y Lara siente un nudo en su garganta. ¿en qué momento su hermana se cerró tanto a la vida e incluso a su hija? Sinceramente le dolía enterarse de eso. Al notar la tristeza en el rostro de ella, solo pudo tomar su mano y atraerla hacía ella para abrazarla. - De todos modos, cualquier cosa que sientas, aunque la consideres mínimo e insignificante como me dices, por favor, dímelo ¿de acuerdo? – Michelle sabía que su tía, por su trabajo, era demasiado exagerada y con ella se volvía sobreprotectora, pero le gustaba sentir que por lo menos alguien se preocupaba por ella. Sabía que su sobrina era frágil igual que su madre, porque aunque ésta quisiera fingir que no pasa nada, que todo estaba bien, no solo que pasaba todo… pasaba mucho, sino que las cosas no están bien… están muy mal e irán a peor. Para Marco, los besos de Anna sabían diferentes, eran como aquella pieza del rompecabeza que vos sabes que no sirve pero que de igual manera la usas para poder completarlo. Eso le pasaba con ella. No importa lo romántico que intentara ser o cuantas veces se dijera a sí mismo que sería la última vez, que intentaría ser feliz con ella, pero sin embargo terminaba sintiéndose igual. Solo - Te extrañe. – dice ella mientras se encontraba recostada sobre su pecho luego de hacerle el amor, pero él no respondió porque, aunque físicamente estaba ahí, su mente y su corazón esta en otro lado. Está con Alina. – ¿amor? – llama su atención al mismo tiempo que se incorpora en la cama. -¿qué sucede? - Anna conocía la historia de Marco y Alina dado que había sido de importancia mediática en sus inicios en el campo de las leyes y siempre sintió pena por todo lo que había vivido esa mujer y aunque comprendía el sentimiento de él, ella mantenía su posición en que había sido muy cruel lo que había hecho. Pero de su pasado habían dejado de hablar hace años. - Perdóname ¿qué decías? – dijo intentando parecer interesado por la morena que tenía en frente. - No tienes que fingir conmigo. – dice ella tomando su mano. – no sé donde estarás en estos momentos, pero sé que no estás aquí conmigo. – le habla intentando ser fuerte a sabiendas que posiblemente esté pensando en ella, su ex mujer. - Enserio, solo es que últimamente tengo mucho trabajo en la empresa y estoy estresado. – mintió y ella solo depositó un beso en sus labios y se acomodó de nuevo en la cama, dándole la espalda. Para Anna, Marcó significó el poder comprometerse en cuerpo y alma con algo más que en su trabajo dado que todas sus relaciones no duraban más de un año y con él habían luchado por mantenerse juntos. Ella realmente lo quería y aunque él también guardaba sentimientos hacía ella, había llegado a la conclusión de que, si aún seguía con ella, no era por otra cosa si no por costumbre. No era feliz con ella y eso no le permitía poder hacerla feliz y eso era lo que más le dolía. - Perdóname. – musitó mientras se acomodó a su lado, y beso su hombro desnudo mientras ella lloraba en silencio. Y así, envueltos en la penumbra de la noche, con sus corazones vacíos se quedaron dormidos. Mientras tanto, Valeria tenía que informarle a Alina una noticia que sabría que no le gustaría para nada. Considerando cómo se ha sentido últimamente y cómo se había sincerado el otro día cuando rompió en llantos y necesito de su contención. Ella había recibido la ficha de las agencias que participarían del desfile de Miami y al leer aquel nombre, tuvo miedo de que Alina no estuviera preparada para afrontar su pasado, para estar cara a cara frente al amor de su vida, al mismo que la había amado y destruido a la vez. - Tenemos que hablar. – le dice Valeria, que se había convertido en una amiga en todos estos años. – hay algo importante que tienes que saber. – por la expresión que traía ella se dio cuenta que aquellas noticias que le traían no eran del todo buenas. ¿quizás la baja de algún desfile? O ¿la anulación de algún contrato? No lo sabía porque si quiera podía imaginar lo que de verdad iría a enterarse. - Es sobre el desfile de Miami. – en ese momento sintió una puntada en su pecho y quiso creer que solo se trataría de la baja del evento. No quería pensar en la posibilidad de encontrarse con Marco, once años después. – te lo diré sin vueltas porque creo que es mejor que te prepares. – entonces comenzó a negar, al mismo tiempo que ella tomaba sus manos. Comenzó a sentir ansiedad. Su corazón latía fuerte, ese nudo en la boca del estómago había regresado y esa sensación espantosa en el cuerpo volvía a invadirla. - No. – musitó mientras las lágrimas comenzaban asomarse en sus ojos y deslizarse por sobre sus mejillas. - Tienes que ser fuerte y comprenderé si no quieres pasar por esto. – ella sabía perfectamente lo que significaba para Alina el tener que volver a verlo y peor aún enfrentarse a la posibilidad de que él asista con su novia. Eso le rompería el corazón dado que es muy doloroso ver que la persona que amas, esta en brazos de alguien más. - Necesito irme a casa – le decía mientras juntaba sus cosas en su bolso y Valeria quedaba quieta en su sitio mirándola apenada. - Espera. – toma su mano antes de verla partir. – realmente comprenderé si no quieres hacerlo. – habla demostrándole su apoyo. - Debo irme. – y se retira de la agencia sin contestarle una palabra. Cuando Alina se sube a su auto e intenta desesperada arrancar el vehículo, como si fuera que la acción de huir de Scarsatti Modells, fuera suficiente para escapar de esa tormenta de recuerdos que acababa de llegar con tanta furia a destruir todo lo que hasta el momento había logrado. - ¡Demonios! – exclamó frustrada al borde del colapso cuando las llaves cayeron al suelo y terminó tomando con fuerza el volante al mismo tiempo que rompía en un ataque de nervios y llantos al mismo tiempo. - ¡ahhhhh!. – necesitaba gritar, para poder alivianar el peso que llevaba en su alma y echando el peso de su cuerpo sobre el respaldo su asiento es que deja salir toda su pena, al mismo tiempo que su cabeza reproducía, como si fuera el resumen de una película, a modo de flashes a velocidad constante todo lo que había vivido junto a él, desde que se conocieron en el ascensor, hasta la imagen suya retirándose de la empresa luego de entregarle el anillo y la cadena que de alguna manera los mantenía unidos. – Marco. – concluyó para acabar llorando con su frente pegada a sus manos que aun sostenían el volante con fuerza. Y en un segundo, todo lo que había construido en doce años, su imagen de mujer fuerte y superada se derrumbo frente a sus ojos, para darse cuenta que nunca dejó de amarlo y que pese a ello, no puede hacer de cuentas que no ha pasado nada entre los dos, cuando hasta cada letra de su nombre al nombrarlo se sienten como un cuchillo perforando su carne una y otra vez.
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