Mi salvador.

1149 Words
Mientras caminaba pensaba en lo grosero que había sido aquel hombre, no podía entender como una persona podía tratar d e manera indiferente a otra. Pensaba que por su conexión él era más educado, sin embargo el hecho de estar en una silla de ruedas no lo limitaba a ser un egocéntrico millonario. Sin esperarlo dos jóvenes se me acercan, ambos cierran el camino para que continúe. Puedo imaginar lo que está sucediendo. Trato de moverme rápidamente pero ellos no lo permiten, solo se están riendo y haciéndose señas el uno con el otro. —¿Qué les pasa? Déjenme pasar por favor— Dije muy seria. —No lo haremos, creemos que nos caíste del cielo o mejor dicho del infierno, ja— Respondió uno de ellos. Sin esperarlo me agarraron del pelo, me tiraron en la hierba del jardín de la calle, traté de levantarme pero no podía, ambos eran más fuerte que yo. Intentaba gritar con fuerzas pero tampoco podía hacerlo, solo pensaba que estaba acabada. Pero de repente se escucharon dos disparos, ambos chicos se asustaron y se detuvieron, empezaron a correr sin mirar atrás. Me levanto llorando, y tratando de abrochar mi blusa pero estaba rota, al levantarme veo frente a mi a Alejandro Cooper. Aún en su silla de ruedas, fue capaz de defenderme, era digno de admirar, ¿no?. —¿Está bien?— Preguntó mientras guardaba su arma. —No lo se, esos tipos querían abusar de mi, creo que voy a desmayarme, estoy muy mareada— Le respondí un poco perdida. Caí al suelo desmayada, y no pude saber nada más de mi. La mañana siguiente. Abro mis ojos lentamente, miro que estoy en una habitación grande y solitaria, me cuesta en principio poder tener mi vista totalmente clara. Trato de limpiar mis ojos mientras los estrujo con mis manos, finalmente pude ver más claro todo. Estaba en un lugar completamente desconocido para mi. Me intento levantar de la cama pero aún me siento un poco mareada, estoy algo confusa, pero de repente empiezo a recordar lo sucedido. Justo en ese momento entra Alejandro Cooper a la habitación, tenía un traje elegante, a pesar de estar en una silla a de ruedas, es un hombre muy hermoso y de buen ver. —Buenos días señorita— Dijo Alejandro. —Buenos días, ¿Por que me trajo aquí?— Pregunté mientras tomaba fuerzas y me levantaba de la cama. —¿A caso lo olvidó?— Preguntó. —No, justamente acabó de recordar lo sucedido, pero no entiendo la razón de estar aquí. —No se donde vive y por eso la traje aquí con ayuda de mi chofer. —Le agradezco mucho señor lo que ha hecho, discúlpeme no quise importunarle. —Si se siente bien puede irse, espero no tener que salvarla nuevamente. —No se preocupe, esta es la última y segunda vez que nos vemos, no olvido que me echó de su oficina y dijo no elegirme porque me conoce— Le respondí con seriedad. —Es bueno que lo tenga claro, y que no confunda las cosas, porque por haberle hecho el favor de traerla no significa nada— Respondió duramente. —Gracias por todo señor— Le respondí. Me marché de aquel enorme apartamento, me sentía un poco avergonzada por lo que había sucedido. Mientras voy caminado por la calle, un vehículo n***o se acerca, siento un poco de miedo por lo sucedido anoche. De repente se detuvo y bajó el cristal, nuevamente me había encontrado con Alejandro Cooper. —Suba por favor, la llevaré a su casa— Dijo con seriedad. —Señor agradezco mucho que quiera llevarme a casa pero ya no quiero molestarlo más— Le respondí mientras seguía caminando. —Le dije que suba, se que no trae dinero en su bolso, quizás se cayeron en el forcejeo con esos tipos de anoche— Dijo, tenía un verdadero punto a su favor. Había revisado mi bolso y efectivamente no traía dinero, quizás se habían caído en el forcejeo, así que pensé que el gran hombre de negocios tenía razón. Respiro profundo y luego decido entré a su auto, no puedo evitar sentirme un poco confusa o quizás no era eso, simplemente era miedo. —No había visto a un paralitico manejar, digo si los he visto pero en las telenovela— Dije realmente sorprendida. —El hecho de que sea paralitico no hace que no pueda hacer nada por mi mismo, así que le recomiendo que no subestime a ningún discapacitado— Respondió con mucha frialdad. —Discúlpeme, no quise hacerlo sentir mal, es solo que me sentí curiosa, sé que las personas discapacitadas tienen lo suyo— Le dije riendo. —Por favor ya basta de hablar, marque la dirección en el GPS y no hable más— finamente dijo. Después de marcar la dirección, nos tomó solo unos 18 minutos en llegar a mi casa, que por cierto era muy distinta a su departamento. —Muchas gracias por traerme, lamento mucho haberle molestado tanto— Le dije apenada. —Espero que nuestros caminos no se vuelvan a cruzar— Dijo sin ningún remordimiento. Reí descaradamente, no podía creer que hubiera tanta arrogancia y bondad a la vez en una sola persona. Entré rápidamente a casa, al hacerlo Paola me abrazó con fuerza. —¿Dónde estabas? Iba a ir ahora mismo con la policía— Dijo muy preocupada. —Estoy bien, anoche intentaron dos tipos abusar de mi, pero el gran Alejandro Cooper me salvó, me desmayé y desperté en su departamento, es una locura— le respondí mientras me servía un poco de café. —¡Oh por Dios! No quiero imaginar ese momento, pero ¿te hicieron algo?. —Te acabó de decir querida amiga que Alejandro Cooper me salvó. —¿Eso quiere decir que te eligió como esposa?— Preguntó emocionada. —No, y de hecho dice que no lo hará, es que quería que me fuera después de estar muchas horas esperando por él y ya sabes cómo soy, no pude soportarlo y le dije sus verdades. —Pues ni modo, al menos lo intentamos— Finalmente dijo mientras me abrazaba.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD