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Inesperado amor

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Blurb

Sara es una chica que se encuentra en su último año de universidad, en la que por requisito, debe hacer sus prácticas profesionales. Industrias Cazares le da la oportunidad de realizar sus prácticas, ella se encuentra muy emocionada ya que es una de las empresas más reconocidas de la ciudad, sabiendo que es una oportunidad que debe aprovechar. Sin embargo conoce a Ernesto Cazares su jefe y CEO de la empresa, al principio parece que ella no cumple sus expectativas como trabajadora ya que ella esperaba trabajar en un departamento diferente de la empresa, jamás imagino que terminaría siendo la asistente personal del director de la empresa pero al pasar el tiempo esto va cambiando ya que Ernesto siente un deseo adictivo por su dulce practicante. Los dos llevan una vida muy diferente con pasados totalmente inconectables, como el agua y el aceite, será posible que aún con su mal humor y descortesía Ernesto pueda enamorar el dolido corazón que Sara guarda por su última ruptura amorosa.

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Esta obra esta registrada bajo derechos de autor.

Prohibida su reproducción total o parcial.

Código de registro: 2108269041173

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1. Una nueva etapa
Título: Inesperado amor Autor: Nancy Rdz Sueñovela app (Play store) Esta obra esta registrada bajo derechos de autor. Prohibida su reproducción total o parcial. Código de registro: 2108269041173 Todos los derechos reservados. Sara era una estudiante de último año de Universidad, quién por protocolo debe realizar sus prácticas profesionales en una empresa durante cuatro meses. Ella estudia Ingeniería en Mecatrónica, una carrera que en los últimos años ha tenido gran demanda por el asentamiento de un gran número de fábricas en la zona.   Ella se encontraba en la oficina de vinculación estudiantil de su instituto, ansiosa por saber si su solicitud fue aceptada, esperaba en un pasillo angosto, sentada frente al pequeño escritorio de la secretaria, quién con una gran torpeza buscaba entre la gran pila de documentos de solicitudes de otros estudiantes.  La secretaria de vinculación era una señora que a simple vista parecía muy amable, con cabello corto, chino y n***o, una piel blanca, pero con las mejillas rosadas por la preocupación de haber perdido el documento que la jovencita frente a ella, desde hace rato le había solicitado.   - Disculpe, ¿necesita ayuda? - Preguntó Sara un poco desesperada puesto que ya eran cerca de las cuatro de la tarde y aun no comía, tenía demasiada hambre.  - No, claro que no… Tartamudeó la secretaria ya un poco desesperada.  - ¡Aquí esta! - Exclamó, como quien se hubiera ganado un trofeo – Discúlpame la tardanza, lo que pasa que en estas fechas todos los estudiantes vienen a dejar sus solicitudes por lo que tengo muchísimo trabajo en los últimos días, pero aquí está – entregando el documento en las manos de Sara – en el documento viene toda la información que necesitas para poder empezar tus prácticas en la empresa que solicitaste.  - Muchas gracias. - Dijo ella dedicándole una sonrisa.  Sara salió rápidamente de la oficina de vinculación. Mientras caminaba pensaba en que ya sólo le faltaba el requisito de sus prácticas profesionales para terminar su carrera universitaria, fue muy difícil el proceso para que la aceptarán en la empresa que había escogido puesto que es una de las empresas más importantes de la ciudad, miles de estudiantes envían solicitud, pero sólo unos cuantos son aceptados, ella lo sabía y se sentía orgullosa por ello.  - ¡Sari! - Se acercaba un joven corriendo a lo lejos desde otra oficina del Instituto.  - ¡Hola Daniel! ¿Cómo estás? - Dijo Sara un poco divertida al ver que el joven junto a ella se agachaba un poco para tomar aire y recomponer su postura.  Daniel era compañero de clases de Sara y su mejor amigo en el Instituto. Era un chico alto, de muy buen ver, cabellos castaños despeinados, cejas pobladas, piel aperlada, labios delgados que dibujaban casi todo el tiempo una gran sonrisa pues siempre que se encontraba con Sara estaba de buen humor, además tenía un cuerpo atlético por el hecho de estar en el equipo de fut bol americano del Instituto.  Al principio cuando Sara ingresó a la universidad hubo un tiempo en el que ella sentía una especie de atracción por él, sin embargo, había un pasado de ella que siempre le recordaba hechos en su vida que le hacían añicos su corazón y cada vez que se fijaba en un chico, terminaba por convencerse de que aún no podía estar con alguien hasta que su dolido corazón sanará, para ella siempre fue mejor estar sola, los últimos cuatro años.  - Señorita Cortés, permítame acompañarla hasta su auto – Dijo Daniel de manera muy entusiasta abriendo los ojos y proyectando un brillo en ellos, pareciendo un perrito que suplica por su premio.  - Esta bien, vamos.  Durante la caminata de las oficinas al estacionamiento Daniel observaba a Sara detalladamente, ella era muy bella, llevaba el cabello recogido por un lado con un pequeño broche mientras lo demás caía como una cascada sobre su espalda, Sara tenía su cabello n***o como la noche, su piel era clara, sus facciones tan delicadas, mientras que su silueta era delgada pero no delgada flacucha sino más bien un poco atlética puesto que sabía que un tiempo se dedicó a hacer deporte. Llevaba puestos unos jeans con botas y una blusa a tres cuartos azul rey.  - ¿Qué me vez? - Le espetó Sara con cara de curiosidad.  - Eh… no nada, divago ya sabes, se me va el avión a veces – Dijo Daniel dirigiendo su vista a otro lado.  - Es porque siempre andas en las nubes – Dijo Sara soltando una risa un tanto maliciosa.  Los dos rieron.  - Vamos te llevo a tu casa, Dani – Se apresuró Sara a decirle a Daniel cuando llegaron hasta donde estaba su auto.  Sara no era una estudiante cualquiera, si era la más inteligente de su clase y el hecho de que la aceptarán para realizar sus prácticas en una de las empresas más prestigiosas de la ciudad la cuál pertenecía al grupo de Industrias Cazares era gracias a todo el empeño que había puesto en obtener las mejores notas durante los últimos cuatro años, ella quería que sus padres se sintieran orgullosos de la persona en la que se estaba convirtiendo, ella quería vivir su vida, su propio camino. Este sentimiento siempre la acechaba y le devolvía recuerdos con melancolía. El padre de Sara era un exitoso empresario que si bien vivía en una ciudad tan pequeña que fácil se podía confundir con un pueblo supo tomar partido de las circunstancias abriendo una fábrica textil a la cual estaba pasando por su mejor racha en esos momentos, unos años más tarde después de casarse, su madre, abrió una pequeña fábrica de dulces típicos de Montenegro (así se llamaba la ciudad donde vivían). Estos hechos hacían que la madre de Sara sintiera que ningún hombre en la pequeña ciudad era merecedor de casarse con su hija, fue por ello que la alentó en un principio a que estudiará en la capital del estado.  Después de dejar a Daniel, Sara condujo directo a su casa. Miro el reloj, eran cerca de las seis de la tarde y ella aún no comía, paso una mano por su barriga, ya tenía demasiada hambre.  - ¿Ciro estás en casa? - gritó tan pronto como abrió la puerta.  - ¡Si, estoy en la cocina! - Escuchó su voz.  - Espero me hayan comprado algo de comida, tengo demasiada hambre – Dijo al ver que sobre la barra había varios platillos de comida oriental servidos.  - Claro que si, como me olvidaría de traerle comida a mi hermana favorita- Dijo Ciro dibujando una gran sonrisa divertida mientras se acercaba a Sara para abrazarla.  - ¡Cállate! ¡Soy tu favorita porque soy tu única hermana!  - Que carácter Sari – dijo una voz conocida que se aproximaba a sus espaldas. Era Marion la novia de su hermano y su mejor amiga.  - Olvídenlo, adivinen que… ya tengo la aprobación de Industrias Cazares para hacer mis prácticas profesionales y empiezo el lunes – Dijo con gran entusiasmo.  - ¡Muchas felicidades amiga! ¡Yeiii! Soy la más feliz por ti. - Dijo Marion mientras la abrazaba de forma asfixiante pero sus abrazos en realidad se sentían tan bien, puesto que eran de los más sinceros que recibía.  Después de tener todo listo en la mesa, los tres se dispusieron a cenar. Sara se sentía muy feliz de poder compartir momentos tan importantes en su vida con las personas más especiales para ella, con su hermano mayor al que amaba con toda su vida y con su mejor amiga (y cuñada).   Los tres se conocían desde que nacieron, debido a que sus padres eran amigos de juventud. Uno de los sueños de sus padres era que Marion y Ciro algún día se casarán al igual que ella y Diego, sin embargo, lo último ya no se podía concretar.  - ¿Cómo esta Diego? - Dudó un poco antes de preguntar.  - Presentará su examen para Maestría en la UNAM en unos meses, ha andado algo ansioso, pero todo bien, casi no he hablado con él los últimos días – Tratando de no dar demasiados detalles cerró el tema.  Ciro quien se había sentado frente a ella en la mesa le dirigió una mirada, que Sara interpretó como si fuera de lastima, en realidad Ciro se contuvo para decirle alguna frase de ánimo, pero en el tema de “Diego” era mejor, no entrometerse demasiado.  Sara suspiro largo y profundo mientras exclamó – He terminado, subiré a mi habitación, necesito descansar, nos vemos hasta mañana.   Se acerco a ambos mientras los besaba en la frente con gran cariño y dulzura, ellos complacidos se despidieron con un “buenas noches”.  Sara se dejó caer exhausta en la cama, sus pensamientos viajaban preguntándose si Diego y ella no hubieran terminado tal vez serían así de felices como su hermano y Marion, o mínimo ella sería así de feliz, pero el destino siempre se había aferrado a mantenerlos alejados. Recordó la última vez que terminaron, antes habían terminado varias veces, pero regresaban, pero la última vez fue la definitiva, ella sintió que le arrancaban un pedazo de su alma y corazón, lloró por meses, se negaba a la idea….  De pronto se vio interrumpida en sus pensamientos con el ruido de su celular que no dejaba de sonar.  - Señorita Sara Cortés… - Se escuchó una voz del otro lado.  - Si soy yo - Asintió tratando de recomponer su voz.  - Le llamo en representación de Industrias Cazares, necesitamos que se presente el día de mañana a trabajar.  - Pero en el documento de la escuela dice que me tengo que presentar el día lunes, no mañana – Dijo Sara recordando que apenas era miércoles.  - Si lo sé, pero mi jefe me pidió que la llamara, sé que es anticipado, pero podría empezar a trabajar el día de mañana…. Por favor – la voz se escuchaba un tanto suplicante.  - Si claro, no hay problema.  - Muy bien hay un transporte, si gusta le puedo enviar el mapa de la ruta para que se pueda ubicar.  - No es necesario, tengo auto, llegare temprano.  - Entonces la espero el día de mañana, buenas noches. - Colgó. Ni siquiera le dio a Sara tiempo de despedirse.

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