Encuentro accidentado

1211 Words
Anabel Después de la sesión de fotos del dia de ayer ya no hable más con Cristian, por poco le digo que me gusta en la camioneta de regreso a la oficina, el se mostró realmente preocupado por mi y por lo que me pasaba, eso me derritió el corazón, creo que estoy enamorada de él, aunque es algo ilógico porque a penas y lo conozco, pero siento que mi pulso se acelera cada vez que estoy cerca de él, mis manos sudan y solo puedo pensar en jalarlo de la camisa y besar sus labios. LLegamos a la oficina y para poder evitarlo le dije que por ese dia habia sido todo, que se podía ir a su casa, que aún me quedaría un rato a hablar con Alfred, al principio me costó un poco que accediera pero después de una media hora lo aceptó y se retiró, en cuanto el se fue me dejé caer en el sillon de mi oficina y suspire, no me habia pasado esto desde Francisco, mi primer novio, por lo mismo ver a Sofía mirándolo no me daba una buena corazonada, la conozco desde hace mucho y después de todo lo que me ha hecho, de ella puedo esperar cualquier cosa, solo espero que no lastime a Cristian porque no dudaré en ponerle un alto para defenderlo y defender mis sentimientos por él Hoy desperté sin ganas de ir a la oficina, no sabía cómo enfrentaría a Cristian despues de casi armar una escena de celos en la sesión de fotos, termine por no levantarme de la cama, llame a Susan para que informara que ese dia no iba a asistir a la editorial y para que viniera a hacerme compañía y que me aconsejara. Ya iba por mi segundo bote de helado cuando escuche que tocaron el timbre, me coloque mis pantuflas y baje a abrir, seguramente era Susan y había olvidado las llaves, no era la primera vez que le pasaba, cuando abrí la puerta me queda en shock, en ningún momento creí que lo tendría parado afuera de mi puerta con una bolsa de comida para mi, y yo en pijama, con pantuflas, despeinada y sin maquillaje, qué horror, no era mi idea que él me viera así nunca. -Hola, Susan me dijo que no te encontrabas bien, así que le insistí en que me permitiera traerte algo de comida para que te sintieras mejor.- me dijo un poco nervioso y me extendió la bolsa que traía. -Gracias, pero no era necesario- tome la bolsa de sus manos y por un momento nuestros dedos se rozaron, sentí una pequeña descarga eléctrica recorrer mi mano- pasa, no te quedes en la puerta. Lo dejé pasar, mientras dejaba la comida en la cocina y el inspeccionaba unos cuadros de la sala.- ¿gustarias algo de beber?- pregunté en lo que sacaba los moldes de la bolsa, pero estaba tan nerviosa que sin querer me tiré sopa caliente encima- ¡Auch! eso está caliente- de un momento a otro lo sentí a mi lado tomando mi mano para examinarla, sus expresiones me hipnotizaba, metió mi mano bajo el chorro de agua y después la acercó a su rostro para asegurarse que no había sido tan grave la herida. -Al parecer es superficial, pero deberíamos de colocarle una pomada para evitar que te salga una ampolla.- giro su rostro para mirarme, pero yo no podía reaccionar- ¿Dónde se encuentra tu botiquín?- solo pude señalar en dirección al baño y el asintió desapareciendo por un momento de mi campo de visión. -Pero que te pasa Ana, debes de reaccionar, no puedes parecer una tonta frente a él- me regañaba a mi misma hasta que lo vi volver a aparecer con una pomada y una gasa en sus manos. -Con esto estarás mucho mejor y sanara mas rapido- tomo mi mano y me dirigió a los bancos que estaban junto a la isla de la cocina, me sente y el se dedico a curarme, sigo sin poder creer que él esté aquí, tendré que agradecerle a Susan en vez de regañarla.- Ya quedo listo, dejame terminar de servirte la comida Después de que desayunamos juntos y de que me preguntara como unas 10 veces si me encontraba bien, decidí que lo mejor sería ir a la oficina, porque tenerlo aquí en mi casa lo único que ocasionaba era que me volviera bastante torpe. Me dirigí a mi recámara para tomar un baño y arreglarme en lo que el escombrava la cocina, saqué el outfit que me iba a colocar y me dirigí con una toalla al baño, todo iba bien hasta que resbale. Cristian Al llegar a la ofinica vi a Susan subiendo al ascensor así que lla alcancé porque ya era algo tarde y Anabel aún no llegaba. -Hola, ¿Anabel aún no llega? ¿Esta enferma? -Hola Cristian, así es, hoy no se sintió muy bien así que decidió quedarse en casa y descansar, me pidió que viniera por unos papeles para ella. -Si gustas yo se los llevó, seguramente tendrás cosas que hacer- por un momento dudo pero me dio los papeles y me escribió la dirección de Anabel en la esquina de una hoja. -Muchas gracias, en la entrada le dices al portero que vas de mi parte, ahora te dejo porque tengo que ver lo de unos contratos de pasarelas. Al salir de la oficina supuse que al igual que yo ella aún no habria desayunado, así que pase por el restaurante del otro día y pedí algo para ambos, con la esperanza de que me deje estar un rato en su departamento con ella. Al llegar a una torre de departamentos bastante alta y por lo que se notaba muy lujosa, le dije al portero que iba de parte de Susan para dejar unos papeles y me indico que piso era el departamento de Anabel, no era de sorprenderse que ella vivía en el penthouse. Cuando toque la puerta una sorprendida y recién levantada Anabel fue quien me recibió, aún no podía creer que yo estuviera aquí pardo en su puerta, me invitó a pasar y me puse a observar unos cuadros que tenía en las paredes, eran unos paisajes muy hermosos,no solo era hermosa también tenía buen gusto en arte y decoración, de repente un quejido me saco de mis pensamientos y vi a Anabel revisando su mano, no tarde ni cinco segundos en estar a su lado, después de desayunar sin ningún otro accidente ella se fue a arreglar para ir a la oficina mientras yo me quedé escombrando un poco el lugar. - que torpe soy, porque no le ayude, debí de haberme fijado si la comida no estaba caliente, debí de haberme ofrecido a servir desde el inicio- me regañaba en voz baja cuando escuché un ruido y un grito desde la habitación de Ana. Llegue corriendo al cuarto y no la vi así que supuse que se encontraba en el baño, no lo pensé dos veces y entre sin antes tocar, la vi en el suelo de la regadera totalmente desnuda, no pude ni detenerme a admirar su hermoso cuerpo porque ya la estaba envolviendo en una toalla y cargándola para llevarla a su cama.
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