Mi corazón se acelera como si hubiera corrido un maratón de mil kilómetros. El aire se mantiene retenido en mi pecho y por un instante siento que me ahogo, como si me hubieran sumergido muy en el fondo del mar.
Nunca había conocido a más nadie que conociera a mi madre, que no fueran mi padre o su familia, porque de hecho, ni siquiera conozco a la familia de mi madre. Todos ellos, son como si nunca hubieran existido en mi vida o en la vida en sí misma. Mi padre siempre ha dicho que no vale la pena conocerlos y como ellos tampoco nunca hicieron algún intento por acercarse a mí, entonces tampoco me ha interesado hacerlo.
—¿A mi madre? —murmuro, completamente desconcertada—. ¿Es en serio lo que dices? ¿Conoces a mi madre?
—Bueno, no lo conozco —corrige—. La conocí. Cuando vivió aquí y estab
