bc

El Despertar Del CEO

book_age18+
194
FOLLOW
2.7K
READ
love-triangle
BE
family
HE
fated
second chance
powerful
boss
drama
bxg
office/work place
seductive
like
intro-logo
Blurb

Desperté rodeado de rostros que no reconocía. Mi mente era un espacio vacío, sin respuestas, y mi vida, tal como la conocía, se había desvanecido. Entre las personas que decían estar conmigo, estaba Jade, quien aseguraba ser mi prometida. Su calidez y sus ojos verdes me devolvían una extraña sensación de familiaridad, pero no podía entender por qué. Cada vez que la miraba, algo en mi interior se agitaba; su presencia me hacía recordar a una mujer que aparecía en mis sueños, pero cuyo rostro nunca veía con claridad.

Henry, quien decía ser mi padre, parecía una figura tranquila y serena, aunque en su mirada había algo más. Él no hablaba mucho, pero sus gestos eran firmes, como si supiera más de lo que estaba dispuesto a decirme. ¿Podía confiar en él? ¿Era realmente mi familia, o simplemente alguien que aprovechaba mi amnesia para mantenerme cerca?

Por las noches, mi mente me traicionaba. Una mujer de cabello rubio intenso y ojos verdes se presentaba en mis sueños, pero su rostro siempre quedaba borroso, inalcanzable. A veces, ella estaba acompañada por un niño pequeño, de ojos brillantes que reflejaban algo que no lograba identificar. Cada intento de acercarme a ellos terminaba en desesperación, dejando mi corazón cargado de una tristeza inexplicable.

Ahora, atrapado entre recuerdos que no logro recuperar y la incertidumbre de mi presente, debo decidir en quién confiar y cómo reconstruir mi vida. ¿Quién es Jade realmente? ¿Qué papel juega Henry en todo esto? Y lo más importante, ¿quiénes son las figuras en mis sueños? La única certeza que tengo es que la verdad será mucho más complicada de lo que imagino.

chap-preview
Free preview
EL DESPERTAR
*LEONEL, AHORA ES GRAYSON* ¿Quién soy, en esta vorágine de sensaciones? Me pregunto, perdido en la intensidad del momento. ¿Acaso un amante desesperado, consumido por el deseo? Me encuentro entregando un beso desesperado, un beso cargado de anhelo y pasión, a una mujer maravillosa, una diosa en mis brazos. Mis manos, exploradoras, incansables, conocen cada curva, cada rincón de su cuerpo a la perfección. Lo han recorrido tantas veces que cada centímetro es familiar, un mapa grabado en mi piel. Anhelo con todas mis fuerzas ver su rostro, capturar su expresión en este instante sublime, pero inexplicablemente me es imposible enfocar. Una bruma me impide contemplar la belleza que sé que existe frente a mí, un velo que oculta la perfección que mis manos ya conocen tan bien. Abrí los ojos lentamente, luchando contra la densa neblina en mi mente. Un dolor punzante atravesaba mi cabeza, como si mil pequeños martillos estuvieran golpeando mis sienes. Mis sentidos se inundaban con el olor al desinfectante y el sonido monótono de los monitores médicos, que marcaban el ritmo de un corazón que, a pesar de todo, seguía latiendo. Intenté moverme, pero mi cuerpo se sentía pesado y extraño, como si cada pequeño esfuerzo requiriera una energía que no poseía. Lo anterior fue un simple sueño. A mi alrededor, rostros desconocidos me observaban con una mezcla de preocupación y esperanza. Algunos de ellos parecían familiares, pero sus rasgos se difuminaban en la niebla de mi mente. Mis labios secos intentaron formar palabras, no obstante, solo un murmullo incoherente salió de mi boca, un sonido casi primitivo, desesperado. Una joven de cabello rubio y ojos verdes llenos de lágrimas se acercó, su rostro reflejando una profunda angustia. Tomó mi mano con suavidad, como si temiera que un movimiento brusco pudiera romperme. —Grayson, mi amor, al fin has despertado —susurró con voz temblorosa, como si cada palabra fuera un eco de un recuerdo que no podía alcanzar—. Soy yo, Jade, no sabes cuánto anhelaba verte, estás en casa nuevamente. Parpadeé, tratando de comprender. Mi mente era un vacío abrumador; no recordaba a la mujer frente a mí ni a las personas que me rodeaban. Un pánico helado comenzó a apoderarse de mí. ¿Quién era yo? ¿Qué había pasado? Intenté recordar, pero cada intento era como intentar atrapar agua entre mis dedos. La nada se apoderaba de mí. Un hombre de mediana edad, de cabello gris y ojos penetrantes, se acercó a la cama. Su expresión era seria, pero había un destello de amor y preocupación que me hizo sentir, por un instante, que no estaba solo. —Hijo, has estado inconsciente durante días. Estábamos tan preocupados, —dijo con voz firme y un acento que intentaba ser tranquilizador—. Soy tu padre, Henry Whitmore. ¿Me recuerdas, hijo? —No lo sé. No recuerdo… Sentía una mezcla de confusión y desesperación. No recordaba a mi padre ni a mi prometida, y la sensación de estar atrapado en una vida que no reconocía me abrumaba. Las paredes del cuarto parecían acercarse, y el aire se hacía más pesado con cada segundo que pasaba. Henry y Jade hablaban, pero sus palabras eran como ecos lejanos que apenas podía entender. Intentaba aferrarme a ellas, como si fueran salvavidas en medio de una tormenta, pero la desesperación crecía dentro de mí, alimentándose de mi confusión. —¿Qué pasa con él, doctor? —preguntó Henry, su voz cargada de angustia. —Estuvo en coma varios días —respondió el doctor con calma profesional—. El golpe en la cabeza parece haber causado amnesia. Miré a Henry y Jade, extraños en mi propio universo. Henry era robusto, de mandíbula fuerte, mientras que Jade tenía una belleza delicada, su cabello cayendo en cascada sobre sus hombros. Pero nada en ellos despertaba un atisbo de reconocimiento. —¿Quién soy? —murmuré, sintiendo cómo esas palabras desgarraban algo dentro de mí—. ¿Y quiénes son ustedes, no los recuerdo? Jade me miró, sus ojos brillando con lágrimas que trataba de contener. Sonrió débilmente antes de decir: —Soy Jade, tu prometida. Y Henry… él es tu padre. El doctor interrumpió con un aire de esperanza: —A veces, los recuerdos regresan con estímulos específicos: lugares, sonidos, olores. Podría ser útil regresar al lugar del accidente. Las palabras del médico resonaron en mi cabeza. El sitio del accidente… Era un viaje que tendría que emprender no solo para recuperar mi memoria, sino también para descubrir si aquella vida que describían realmente era mía. No sabía quién era Grayson antes del accidente, pero ahora era momento de averiguarlo. No me dejaban solo. Ni por un instante. Jade, la mujer que decía ser mi prometida, tenía una calidez en su forma de ser que, aunque desconocida, me reconfortaba. Su voz suave, como un murmullo cariñoso, llenaba los silencios incómodos que el resto dejaba atrás. Cuando hablaba conmigo, lo hacía con ternura, como si temiera romper algo frágil dentro de mí. A pesar de que no recordaba su rostro, su presencia tenía algo… familiar. Era casi como si el calor de sus palabras llegara hasta ese rincón vacío en mi mente, el que tanto luchaba por recordar. Sin embargo, aunque su amabilidad era innegable, también sentía un peso. ¿Cómo podía corresponder a todo ese afecto si yo era solo un desconocido para ella y, peor aún, para mí mismo? Henry, en cambio, era un misterio completamente distinto. Se quedaba en silencio la mayor parte del tiempo, observándome con una calma que contrastaba con el torbellino de emociones que yo llevaba dentro. Su mirada profunda se posaba en mí como si tratara de descifrarme, pero nunca con juicio, sino con paciencia. Aunque no hablaba mucho, había algo en su presencia que transmitía seguridad, como si supiera exactamente qué hacer en cualquier momento, incluso si yo estaba perdido. Me costaba creer que él fuese mi padre. No había ninguna conexión inmediata, ningún eco en mi memoria que confirmara sus palabras. Pero su serenidad era contagiosa, y aunque no lo admití en voz alta, lo agradecía. Ambos parecían haberse repartido un papel en este extraño teatro. Jade, la cuidadora amorosa que intentaba iluminar la oscuridad en mi mente, y Henry, el centinela tranquilo que me aseguraba que todo estaría bien… aunque no supiera cómo. En los momentos de mayor incertidumbre, me preguntaba si realmente tenía la suerte de estar rodeado de ellos, o si solo eran fragmentos de una vida ajena que no podía reconocer. Y lo más aterrador de todo era la duda que crecía en mi interior: ¿alguna vez volvería a recordar? A medida que pasaban los días, me esforzaba por adaptarme a mi nueva realidad. Los Whitmore eran amables y comprensivos, pero no podía sacudirme la sensación de que algo no estaba bien. La habitación del hospital se convirtió en una especie de prisión, un lugar donde las horas se arrastraban y la incertidumbre se convertía en mi compañera constante. Con cada visita, Jade intentaba recordarme pequeños detalles de nuestra niñez: las noches de verano bajo las estrellas, los paseos por el parque, las risas compartidas. Sin embargo, cada una de sus historias se sentía como una fábula de un mundo ajeno, un universo del que había sido despojado. Mientras Jade hablaba de nuestra niñez, de cómo habíamos decorado juntos la sala con fotografías de nuestros momentos compartidos en ese tiempo, una chispa de algo familiar pareció cruzar mi mente. “¿Qué más hacíamos?”, le pregunté, aferrándome a ese pequeño hilo de esperanza. Ella sonrió, una mezcla de alegría y tristeza en su rostro. “¿Recuerdas algo?”. Negué con la cabeza. La angustia crecía de manera constante y palpable cada día que pasaba, y al intentar hurgar en los recuerdos de mi pasado, una pregunta me atormentaba sin descanso. ¿Quién era realmente Grayson Whitmore, y cuál era su verdadero lugar en esta vida? Ellos tenían que ser parte de mi familia, ya que el amor que me mostraban era tan inmenso y sincero que no podía permitirme dudar de ello ni un momento. Esa conexión que sentía hacía que cada pensamiento sobre él se viera envuelto en curiosidad y necesidad de respuestas, como si su historia estuviera entrelazada con la mía de alguna manera.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
24.9K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.6K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
51.5K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.5K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook