**AMELIA** Recorrí los pasillos del hotel con la seguridad de quien ha construido su legado con esfuerzo y dedicación. Cada rincón, cada lámpara de cristal, cada cuadro en las paredes, contaba una historia que yo conocía bien. Pero esta vez, una inquietud latía en mi interior, un detalle que no podía ignorar. Desde la recepción me informaron sobre una pareja que mostró interés en el salón de bodas. No sería inusual, dado el prestigio del hotel, pero algo en su actitud, en la forma en que preguntaron, me hizo querer indagar más. Al llegar al área de eventos, Martín, el encargado, estaba acomodando documentos sobre próximas reservas. Le dirigí una sonrisa medida antes de abordar el tema. —Me comentaron que una pareja vino a preguntar por el salón. ¿Recuerdas quiénes eran? —pregunté, mant

