16.Cassie

1220 Words
Cuando llegamos a la casa reina un silencio tan grande que puedo escuchar a kilómetros de aquí. Máximo no dice nada durante los primeros segundos, simplemente se dirige a la sala y el resto de nosotros lo seguimos sin decir una palabra. Baltasar mira hacia el frente y se rehusa a mirarme a pesar de que camina junto a mí. No puedo evitar la pequeña sonrisa en mi rostro y lo escucho bufar. Al menos salí de esta casa por unos minutos. Y si voy a ser castigada, no estaré sola en mi desgracia. Cuando entramos a la sala, Alana y Kalinda tambien están ahí. Me imaginaba. Alana me mira con pena y me encojo de hombros. Sabía lo que hacía cuando engañe a Baltasar. Tambien sabía que la libertad que obtendría durante esos pocos minutos seria corta. No me arrepiento de haberlo hecho. -Max…- comienza Baltasar, pero este lo silencia levantando una mano sin siquiera mirarlo. Su mirada violeta reposa sobre mí. -Tienes un minuto para explicarme como es que una vampira recién convertida te engaño para escapársete bajo tus narices. A ti, un vampiro con siglos de experiencia en guerra, estrategia y control. Lisandro se acerca al bar y se sirve un whisky. Se recarga contra la pared y se lleva el vaso a los labios. Cuando me ve mirándolo levanta una ceja y aparto mi mirada. -No tengo excusa- replica Baltasar-. Caí en su juego aun sabiendo que lo estaba haciendo por mi propio ego. - Y por tu ego serás castigado. Sabes que un vampiro recién convertido es un peligro para nuestra especie. Si queremos seguir viviendo una vida llena de privilegios debemos mantenernos ocultos de los humanos. Ella pudo haberlo arruinado en solo unos minutos…-frunzo el ceño ante esto pero el continua hablando, esta vez sí mira a Baltasar-¿cuándo fue la última vez que te alimentaste? -Hace dos días- responde, y en este momento es lo más serio que lo he visto desde que lo conozco. -Muy bien. Te iras al laberinto y te quedaras ahí hasta que decida que fue suficiente. -¡Max, no puedes!- exclama Kalinda con indignación, y se para junto a Baltasar- Él es familia, no puedes hacer eso. -Lo acabo de hacer. Se quedara ahí hasta que aprenda a no caer en juegos infantiles. -Pero…- intenta refutar, pero Baltasar la mira y niega con la cabeza. -Está bien, me lo merezco. Me iré de inmediato- se vuelve hacia la puerta y me mira rápidamente. En esa mirada puedo ver una cosa: venganza. Observo la curva tensa de sus hombros y todos nos quedamos en silencio hasta que sale de la casa. Unos segundos después escucho el motor de un carro y pronto desaparece en la distancia. -¿Vas a dejar que haga esto?- le pregunta Kalinda a Lisandro, quien se encoje de hombros y se termina el último trago de whisky en su vaso. - ¿Qué quieres que haga? Él se lo busco.-Kalinda lo señala con un dedo. Está claro que esto le esa afectando más a ella, y me pregunto porque. Entiendo que Baltasar ha estado con ellos por casi un milenio. El y Áureo fueron convertidos casi al mismo tiempo. ¿Estarán juntos? ¿O simplemente lo ve como a otro hermano? - Siempre te pones de su lado- y señala a Máximo.- Desde antes que nos convirtiéramos. Solo porque es el mayor no significa que tienes que hacer todo lo que diga. -Baltasar casi lo arruina todo. Y tiene que pagar por eso. Si tiene que pasar una década o un siglo en el laberinto para aprender, que asi sea. No pienso hacer nada para sacarlo esta vez. Que tú siempre lo saques de todos sus apuros es diferente. Y si intentas liberarlo antes de tiempo entonces me asegurare de que le hagas compañía en el laberinto- y esto último lo dice con una sonrisa socarrona. Yo miro el intercambio con la boca abierta, incapaz de creer que Lisandro le esté hablando de esa forma a Kalinda. Siempre me dio la impresión de que cumplía todos los berrinches de Kalinda. Supongo que estaba equivocada. Kalinda da un bufido de frustración y sale disparada de la sala. Escuchamos el portazo que da al salir dela casa y segundos después su coche alejándose de aquí. -Creo que esta vez te pasaste, Lis- le dice Alana, que durante todo el intercambio permaneció callada. Mira a Lisandro con desaprobación. -Ya se le pasara. En algún punto tiene que crecer y dejar de comportarse como una niña cuando no obtiene todo lo que quiere. -Y tú muy bien que ayudas en eso- agrega Máximo y Lisandro rueda los ojos. -Que le cumpla alguno que otro berrinche de vez en cuando no quiere decir que lo hare siempre. Asiento ante esto y entonces Máximo me mira. Por poco me había olvidado de la razón por la que estamos aquí. El peso de su mirada sobre mi es demasiado pero permanezco inmóvil. Adopto un aire de indiferencia ante lo que sea que se avecina. -Y tú, no pienses que me he olvidado de ti- me señala Máximo. Por un momento mi valentía e indiferencia desaparece y temo que tambien me mande al laberinto. Realmente no se mucho sobre ese lugar, solo que ahí mandan a vampiros y los dejan secarse, un proceso que según me explico Alana, es terriblemente doloroso. -¿Qué harás con ella, Max?- le pregunta Lisandro con curiosidad. Me escudriña con la mirada pero puedo ver la diversión bailando en sus ojos. Le parece divertido, aunque no sé si soy yo la razón o la situación. -Está claro que no puedo mandarla al laberinto en este momento- suspiro con alivio y Alana sonríe con diversión.- Seguirá con su entrenamiento pero esta vez seremos nosotros quien la entrenemos. Se acabó su privacidad. De ahora en adelante siempre andara con uno de nosotros. Quería salir de esta casa, pues bien su deseo se cumplió. Ira con nosotros a donde sea que salgamos. Sonrió con triunfo ante esto. Pensé que me castigaría, pero esto suena más a un premio. Olvida la privacidad, esa nunca la he tenido realmente desde que me convertí. -Yo no sonreiría si fuera tú. No sabes lo que acabas de hacer- replica Lisandro con una sonrisa llena de secretos a los que no tengo acceso. Miro a Máximo nuevamente pero su fachada es impenetrable. Alana ha dejado de sonreír y ahora me mira con pena. Mientras los observo a los tres, me pregunto si quizá no cante victoria antes de tiempo. Hace unos segundos estaba feliz con esta idea, pero la forma en que los tres me están mirando no parece tan reconfortante. Tal vez cometí un error al salir de aquí (del cual no me arrepiento, al menos no completamente), pero me temo que el precio a pagar no valdrá la pena. Me pregunto si el salir de esta casa será peor que permanecer aquí. Al menos espero encontrar una forma de divertirme en donde sea que me lleven. Y si salgo de aquí, tal vez pueda encontrarme con mi clon más pronto de lo que pensé. Sonrió nuevamente ante esto. Puede que este sea mi castigo y que sufra por ello pero a menos puedo buscar la forma de sacarle provecho tambien.
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