CAPÍTULO XVIII
Angela entró en mi habitación antes que me despertara.
—¡Gerald ha pasado una buena noche!— dijo, abriendo las cortinas para que entrara el sol.
—Me alegro— respondí aún soñolienta—, te has levantado temprano.
—No pude dormir— confesó Angela—, ahora estoy tranquila, querida, pero antes me sentía muy mal.
—Lo sé— dije—, y lo siento por ti y por Henry.
—¡Pobre Henry!— exclamó Angela suavemente—, tampoco él pudo dormir. Estaba tan callado que comprendí que estaba despierto, porque suele roncar muy fuerte. Fui hasta su cama y… ¡oh, Lyn, he sido una bestia con él últimamente! ¿Verdad?
—No has sido muy cariñosa que digamos— reconocí.
—Lo sé— admitió Angela honestamente—. ¡Pero todo ha sido tan difícil! Creí estar enamorada de Douglas. Pensé que sería fácil dejar a Henry y
