CAPÍTULO XVII Regressamos a Londres el lunes. Habíamos planeado salir de Maysfield temprano para llegar a tiempo para el almuerzo, pero nuestros planes se alteraron; porque, el día anterior, no habíamos podido ver al vicario como nos proponíamos, ya que se había marchado a dar un sermón en una parroquia distante. Me sentía defraudada, no sólo porque estaba ansiosa de que mi amigo conociera al hombre con quien me casaría, sino porque pensé que alguien que me había ayudado tanto en el pasado podría aconsejarme con respecto al problema en que me encontraba. De manera que insistí en regresar a verlo el lunes por la mañana y, en lugar de salir a las nueve y media, como planeábamos, abandonamos Maysfield al mediodía y almorzamos en el camino en un hotel, muy lejos de Londres. Pero, como suele

