CAPÍTULO XVI En medio de la excitación producida por el anuncio de mi compromiso, la llegada de cartas y telegramas de felicitación y la preparación de mi ajuar de novia, no olvidaba a Elizabeth, aunque no había podido verla. Una mañana, después de comprometerme, le había escrito, comunicándole que me casaría con él y pidiéndole que no se sintiera desgraciada por eso y que me deseara felicidad. Me contestó con una nota fría y convencional, llena de vaguedad, lo cual me hizo suponer que estaría herida, no sólo por las noticias del compromiso de Philip, sino por lo que debía considerar como una traición de mi parte. Ahora Philip y yo nos disponíamos a ir a Maysfield a visitar a mis padres, pero, por una vez descubrí que tenía unas horas libres ya que Angela no había hecho ninguna cita con

