Ella toma la portada de la revista The Universe Daily, su nuevo éxito lo llevaba escrito desde que tenía 5 años de edad, muchos se preguntaron cómo fue que una niña tan pequeña había escrito una canción de amor si nunca lo había vivido en carne propia.
Nosotros podemos volar no fue escrita por ella, pero si supo expresar todos aquellos sentimientos que alguna vez tuvieron.
— Ya es hora de entrar.
Le dice uno de los hombres de producción, tomo una calada de aire y abrió la cortina y la luz la cegó por completo
ARMONÍA.
Desde que tengo recuerdos mi madre muy poco me dejaba salir a jugar con mis vecinos, los veía correr de un lado al otro detrás de un balón, o las niñas jugando a la cocinita y con sus muñecas, yo jugaba sola o simplemente leía un libro, si me lo preguntan no fue una buena infancia.
Padezco de una enfermedad en la sangre que comienza desde la médula ósea, la cual produce los glóbulos blancos llamados leucocitos. Los leucocitos ayudan a combatir enfermedades infecciosas, en mi caso, mi medula ósea sobre produce leucocitos, las células cancerosas impiden que los glóbulos rojos se sigan produciendo, llevando mi cuerpo a un constante peligro, la enfermedad que padezco se llama “Leucemia”
Mi nombre es Armonía Smith actualmente tengo 18 años y estoy en mi ultimo año de escuela, pero no crean que sigo siendo una chica solitaria, después de haberle rogado a mi madre que me dejara ir a la escuelo cuando tenía 10 años, conocí a mis mejores amigos Julieta Yei, Dylan y Saraí Stain.
Antes de que mi madre los aceptara como mis amigos les hizo pruebas de sangre para saber si éramos compatibles en casos de alguna emergencia, no crean que mi madre es una loca, pero es que soy hija única y se que se preocupa por mí. Dylan, Saraí y Julieta han hecho de mi vida un poco más llevadera.
Ahora mismo me encontraba junto a mi madre, ella me estaba llevando rumbo al Hospital Joseph contra el cáncer, siempre he ido a ese lugar y conozco a casi todo el personal que trabaja allí. Conecté mi teléfono a los altavoces del auto y Loveable comenzó a reproducirse y de inmediato la canto con todo el sentimiento que aquel dorama seguía produciendo en mí, soñaba todos los días con tener un amor así de cliché, pero a duras penas sabia si iba a sobrevivir mucho más tiempo, la única posibilidad de que algo bueno me sucediera es que mi padre aparezca.
Aquel hombre que le dono la e*****a a mi madre se encuentra desaparecido, dice mi madre que una vez fue por cigarros y jamás volvió, quizás solamente él pueda ser mi salvación.
— ¿Has pensado en el vestido del baile de bienvenida? — Pregunta mi madre Roció Smith.
— La verdad es que no tengo muchas ganas de ir.
Los bailes escolares no eran de mi agrado, sobre todo porque era la única de mis amigos que no llevaba una pareja, en la escuela todos suelen ser crueles conmigo, a ellos no les importa si tengo una maldita enfermedad, si eres diferente te van a molestar hasta los últimos segundos, afortunadamente tengo a mis tres mejores amigos para defenderme.
— Sera tu ultimo año de escuela cariño, y aunque no me guste la idea de muchas aglomeraciones, debes vivir esos momentos.
— Mamá, sabes que si vivo otro año más iré a la universidad ¿Cierto?
— ¡Armonía! — A ella le molestaba que yo hablara de la muerte, pero desde que nací ella me ha perseguido. — Te he dicho que no hagas esa clase de comentarios.
— Esta bien. — me encojo de hombros.
— Por cierto, Tu abuela Esmeralda vendrá de visita, evita por favor colocar mala cara.
Esmeralda Tastuh es mi abuela paterna, así como lo leen, y no es la mejor abuela del mundo, solo llega a nuestra casa critica absolutamente todo y de cómo su nieta había salido defectuosa, no entendía la razón por la cual siempre nos visitaba, es una maldita bruja.
— Mamá, muchas veces te he dicho que nos mudemos de los Ángeles, Alaska siempre será la mejor opción, en específico la isla Diomedes menor.
— Eres una exagerada, se que ella es una bruja, pero es tu abuela.
— Eso no responde a nada, solo reafirma lo que ya es obvio.
— Como sea, Esmeralda dijo que te llevaría a algún lugar
— Mamá, creo que me va a lanzar por un peñasco, para ya no tener una nieta defectuosa.
— ¡Armonía! — se vuelve a escandalizar.
— Está bien. — coloco los ojos en blanco. — Sabes que ella sabe donde esta mi padre y evita decirnos donde esta.
— Eso no lo sabemos.
— No los excuses madre, pero algo dentro de mi me dice que pronto encontraremos a mi donante.
— Todo es cuestión de fe hija mía. — toma mi mano y la aprieta con un poco de fuerza.
Vivir con una enfermedad como lo es la leucemia es un pensamiento constante de que en algún momento puedes morir, una vez escuche como el doctor le decía a mi madre que no llegaría ni a los 10 años de edad, mientras mi madre lloraba deseaba no haber nacido y evitarle aquel sufrimiento, pero ella ha hecho todo lo posible de sacarnos adelante.
Rocío Smith es propietaria de una cafetería en el Boulevard, es un buen negocio, de vez en cuando y cuando me lo permite, la ayudo.
— Llegamos.
Detiene su auto y ambas nos dirigimos al recinto.
— Buenas tardes Armonía.
— Buenas tardes Alberto. — respondo con una gran sonrisa.
Y así saludo a casi todo el recinto, de todos los niños que ingresaron al hospital el mismo año que yo, soy la única que sigue con vida, así que el aprecio que todos me tienen es el de esperanza.
— Voy con el doctor Monsalvo, ya sabes a donde tienes que ir.
— Como usted mande jefa. — hago un saludo militar, mientras que ella se aleja negando con su cabeza.
Camino por un largo pasillo de color blanco, ya me había acostumbrado y ni hablar del olor a alcanfor de los pasillos. Entro al pabellón donde me colocarían mi dosis de fármacos que me harán dormir.
— Hola Michelle cara de pastel. — me acerco a la recepción y repico mis dedos sobre el recibidor.
— Hola Armonía cara de grilla. — ambas reímos. — ¿Viniste sola?
— No, mi madre esta hablando con el doctor Monsalvo, ya sabes de cuales quiero. — le guiño un ojo.
— Ve adelantándote, yo iré por tus medicinas.
Asiento con mi cabeza y me dirijo a uno de los muebles vacíos, tomo mi teléfono para revisar mis r************* , pero soy interceptada por alguien.
— Ahí va mi hermano. — giro mi cabeza a la derecha y veo a una niña, de por lo menos 8 años.
— Estos asientos son para personas enfermas ¿Tu hermano esta enfermo?
— No, pero me está acompañando, así que levántate de su asiento.
— No puedo niñita, este es mi asiento, además no veo a tu hermano por ningún lado.
— Sabes que es de muy mal gusto pelear con una niña indefensa.
Mi boca casi cae al piso al escuchar a la niña insolente y manipuladora.
— No me interesa lo que digas, me levantare de aquí cuando termine mi medicamento.
— Eres una antipática. — coloca sus ojos en blanco, mientras que llevo mi mano al pecho completamente ofendida.
— Yo no soy antipática para tu información.
— ¿En serio estas peleando con una niña Armonía? — Michelle se coloca en medio de las dos como una especie de cortina.
— Ella comenzó. — me excuso.
— ¿Y? es una niña.
— Eso no le quita lo fastidiosa.
— Tu eres la fastidiosa y fea. — responde la niña detrás de Michelle.
— Las dos basta ya. — la enfermera nos habla con severidad.
— Doctora Michelle, yo solo le dije que ahí estaba sentado mi hermano.
— Denis cariño, estos asientos son solo para las personas que se van a colocar los medicamentos, estos bancos que están aquí son donde los familiares se sientan. — la enfermera tomo un banco y lo coloco a su lado.
— Pero esas sillas son incomodas, lo entiendo cariño, pero hay que respetar las políticas del hospital.
— Igual ella no me agrada mucho.
Me rio sarcásticamente ante la indignación de la niña llamada Denis.
— Bueno, la tendrás a tu lado por 2 horas. — dice Michelle. — dame tu brazo Armonía.
— Nunca me había topado con una niña así. — hablo mientras tiendo mi brazo. Al sentir un piquete hago una mueca, a pesar de haber tenido este tratamiento durante muchos años, aun no me acostumbraba al dolor.
— Tú solo relájate un poco, volveré pronto.
Asiento con mi cabeza y dejo que la medicina fluya por mi cuerpo, tomo nuevamente mi teléfono y lo coloco sobre un soporte para evitar tenerlo constantemente en la mano, Friends comienza a reproducirse.
— So no one told you life was gonna be this way. — tarareo y aplaudo como lo hace la canción.
— Es la serie más estúpida que he visto. — bufa la niña.
— ¿Tienes algo en contra de la vida?
— Le haces la pregunta a una persona que tiene cáncer.
No podía refutar aquella respuesta ya que yo daba las mismas respuestas.
— Tú me recuerdas a mi cuando tenia tu edad.
— Eso era lo ultimo que me faltaba, que una vieja dijera que se parece a mí.
— Que resentida eres Denís.
— Como sea.
No digo más nada y sigo viendo mi serie.
Varios capítulos ya habían pasado cuando un chico de mi edad se acerca a Denís, intento no escuchar lo que dice, pero fue inevitable, porque la muy descarada le estaba diciendo todo lo que sucedió de una forma descabellada a su hermano. Pude sentir la mirada del chico sobre mi y los nervios comenzaron.
— Debo presentarme, mi nombre es Alexander Royal.
Mis ojos conectan con los suyos y no tuve palabras para explicar lo que en ese momento sentí, el verde de sus ojos me hipnotizó y mi corazón latió con fuerza, Alexander Royal era uno de los chicos más lindos que había visto.
— ¿Quieres que te busque un balde para la baba que cae por tu boca? — la chirriante voz de la niña me trajo al mundo real.
— ¡Denís! — su hermano la reprende. — Siento cualquier incomodidad que mi hermana te haya causado, todo este tema para ella la irrita.
— No te preocupes, y la entiendo, cuando era niña era igual que ella. — sonrió a labios cerrados. El también sonríe.
— No me has dicho tu nombre.
— Que descuidada. — rio nerviosa. — mi nombre es Armonía Smith.
— Un nombre bastante particular.
— Si, bueno, según mi madre cuando nací sintió que todo su mundo se alineo y todo comenzó a fluir con Armonía.
— Es un bonito significado.
— Hasta cierto punto, porque cuando me diagnosticaron con Leucemia todo se volvió a ir en picada.
— No digas esas cosas, de seguro tu mamá te quiere mucho y no quiere que te suceda nada.
— Pues sí, pero en mi caso debe haber un milagro.
— Creo que todos aquí necesitan uno. — señala a todos con su barbilla.
— Ves a ese chico de allá. — señalo discretamente a un chico de trece años junto a su madre. — Cuando llego se veía gris, sin vida, sus ojeras acaparaban sus mejillas, esta es su ultima sesión de quimio y harán su ultimo estudio para saber si ya no tiene cáncer y es más que claro que ya no tiene esta enfermedad.
— ¿Cómo lo sabes?
— Llevo trece años aquí y he visto a muchos morir y a otros recuperarse, se cuando alguien se va a recuperar.
— Debe ser muy triste.
— Lo es, pero hace parte del ciclo de la vida ¿No?
— ¿Crees en dios?
— ¿Debería?
— También estoy enojado con él, mi hermana aun tiene mucho por conocer y vivir, me parece muy injusto.
— Que mi madre no te escuche diciendo eso, es capaz de evangelizarte. — me mofo.
— Ya dejen de hablar de cosas tristes, quiero salir de aquí rápido y ustedes lo hacen una tortura.
— Vaya temperamento.
— Es solo una pequeña parte. — responde.
— Hola nuevamente Denís. — Michelle se acerca a ella al ver que su bolsa ya se había acabado.
— Ya era hora. — Denís celebra el logro.
Los Hermanos Royal se levantan de su asiento.
— Es un gusto conocerte Armonía, espero verte nuevamente.
Y sin más los dos se van dejándome completamente sola, bajo todos mis pensamientos, al parecer había hecho un nuevo amigo, aunque no me gustaría que fuera mi amigo, Alexander lucia como un potencial para un amor digno de un dorama.
Su tez clara y su cabello liso brillaba, sus ojos tenían un constante brillo y ni hablar de su sonrisa. Alexander parecía ser sacado de mis pensamientos locos. Me reí por lo bajo y dejo que los medicamentos corran por mi cuerpo.
ESPEROOOOOO MUCHOOOOO que le haya gustado el capítulo, fue hecho con mucho amor y cariño,
Muchos besos y abrazos
XOXOXO