Prólogo
Pov: Catalina Beltrán
— ¡Catalina! — gimoteo en la cama sin querer levantarme.
— ¡Voy! — juro que si Violeta y Morgan llegaron tan temprano los voy a matar.
— ¡Viole y Mor están esperándote! — Grita mamá.
— ¡Es muy temprano!— me quejo y miro el rejoj.
¡Oh, miërda!
Son las 10 de la mañana, ya no es temprano, bueno si, pero es tarde para lo que haremos.
Me levanto vistiéndome lo más rápido que puedo, mis primos me aman, pero si por mí culpa no logramos inscribirnos en la universidad, ese amor podría esfumarse, ellos están más ansiosos que yo por inscribirse.
Yo ciertamente no sé qué deseo hacer, ¿Está mal que con 19 años no sepa qué hacer con mi vida aún? Al menos me anotaré en la universidad y luego veré qué hago.
Termino de alistarme y salgo de mi habitación, bajo las escaleras apresurada.
— Les dije, es rápida como su madre — me carcajeo por el comentario de mamá y me acerco a saludarla en la mejilla.
— Buenas, Ma.
— ¡Vamos, Catalina! — se queja Morgan, mi primo que es menor que yo por solo unos 2 meses.
— ¡Hay tiempo, pero no sabemos si habrá fila! — Violeta que es menor que nosotros por un año, es la que siempre calma las aguas, genes o algo así pienso yo, familia de abogados crea templanza.
¡Qué tontería!
¿Cómo justificamos a mamá; que teniendo en su familia médicos ella es como el diablo?
¡Pero sí que amo a esa mujer, ella es mi ejemplo a seguir, alocada, vivaz, nada le importa, habla sin filtro, es malditamente sexy para la edad que tiene y vive la vida como si no hubiera un mañana!
Pienso que así es como debemos vivir y Lilian Echeverría a mi parecer es la mujer más increíble que hay, la vida me premió con eso, la mejor mamá del mundo, la que me enseña que soy libre como un ave y nada, ni nadie puede enjaularme.
— Tomaré un poco de jugo y vamos, no querrán que me desmaye conduciendo, aparte, Morgan, no creo que quieras dejarme aquí y caminar — le hago una burla y el rueda los ojos.
Vinieron a buscarme porque yo tengo auto, regalo de mi hermano Lizandro, las ventajas de ser la menor y única mujer, mis hermanos son gemelos, ambos muy protectores y en extremo consentidores, no puedo quejarme; ser la niña de papá tiene sus ventajas, porque aunque tanto papá como mis hermanos quieren controlarme no pueden hacerlo y si deben decirme “no”, tampoco pueden hacerlo, normalmente nadie puede decirme que no, soy muy convincente.
¡Encanto natural!
— Lil, amor, has visto... ¡Hola bebé, pensé que ya te habías ido! — sonrío como toda niña mimada y papá se acerca a saludarme en la mejilla.
— Ya saldré con los chicos — se voltea y saluda a mis primos.
— Cuídate, ¿Necesitas dinero? — niego y el observa mi ropa.
— Dan, ni se te ocurra decirle algo acerca de la ropa — advierte mamá y solo sonrío.
Acá manda mamá, papi es bueno, él lleva el mando de ciertas cosas, pero si mamá dice no, él no tiene más que decir no, porque sino despertar la ira de mamá sería como presenciar el apocalipsis.
— Solo cuídate, bebé, hay mucho pervertido por ahí viendo y...
— Deja de decir estupideces, Danniel, ella es quien andará mirando como pervertida, ¿No conoces a tu hija? — me carcajeo porque en eso mamá tiene razón.
— ¡Ustedes van a matarme! — dice Papi muy consternado.
— Tranquilo, papi, seré buena chica — beso su mejilla y le guiño un ojo mientras me marcho.
— ¿Llevas tu tarjeta? — pregunta mientras llego a la puerta.
– Sí, no te preocupes, estaré bien Chau, Ma! – sacudo mi mano.
— ¡Chau! Cuídate, usa condón por si acaso — me carcajeo y ya me imagino a Papá todo preocupado por lo que dice mamá.
Ella siempre me ha enseñado a ser muy suelta y no tener vergüenza de cosas naturales como el sexo. Quizás soy un poco adicta, pero quién sabe, me gusta y lo práctico con mucha frecuencia.
— Admiro lo manipuladora que eres con tu papá — dice Morgan.
— Es el don con el sexo masculino, como tú con el femenino, estoy segura que a la tía Sam le dices dos cosas bonitas y ella te hace tu comida preferida — Morgan se carcajea y asiente.
— Papá no se deja manipular, nunca — dice Violeta sin entendernos.
— Tu papá es hijo de un juez y es fiscal de un juzgado ¿Qué esperas? — se ríe Morgan.
— Tiene sentido, porque Milo es bueno para eso — Milo es el hermano mayor de Viole, él también es abogado.
— ¿Tú estudiarás abogacía? — pregunto dudosa.
— Pensaba hacerlo, no lo sé, seguro me incline hacia allí — asiento pensando que hasta ella tiene todo más claro que yo.
— ¿Tú? — pregunto a Morgan.
— Psicología, por supuesto, aprender el comportamiento humano y cómo funciona su mente solo aumentará mis habilidades para ligar — ruedo los ojos.
— ¡Ustedes ya tienen todo decidido, los odio! — subimos al auto.
— Anya dijo que las inscripciones serán durante todo el día que no hay de que preocuparnos — comenta Viole.
Nuestra prima Anya, estudia en la universidad que nos inscribiremos, así que al menos ella nos guiará si estamos perdidos.
— ¿De verdad no sabes qué harás? — pregunta el idiota de Morgan.
– No lo sé, si paso el ingreso veremos, pero no voy a presionarme, viviré el ahora, ya sabes, no me gusta pensar las cosas — ambos me miran dudosos.— No me vean así, no tiene nada de malo ser espontánea.
— Eres un demonio loco andante, no le diría espontánea a eso, ¿Te olvidas cuando casi vamos a la cárcel? Y si no fuera porque Milo estaba de buenas y nos ayudó lo hubieras hecho – sí, recuerdo eso.
No fue mi culpa, yo... solo rompí el vidrio de una patrulla, porque uno de ellos me dijo: ¡“Lindas tet@s”, Maldito, pervertido!
Si no fuera porque no quería que mis papás se enteraran que salí sin consentimiento, hubiera hecho una denuncia.
— Ya, ya, vivir no es malo y quizás soy un demonio, pero a muchos… eso les encanta — arranco el motor del auto y prendo el estéreo.
Llegamos a la universidad y ni siquiera hay fila, primero rellenamos las planillas, esperamos a que nos llamen para corroborar los datos, primero Viole, luego Morgan y por último me toca a mí.
— ¡Catalina Beltrán! – Camino hasta el mostrador donde termina el proceso de inscripción.
— Hola…
– Necesitaríamos que corrigiera bien su información, señorita, ya que se ha confundido por aquí — me extiende el papel de nuevo y la miro sin entender.
Releo todo y está perfecto.
— Está bien, no he puesto mal mis datos — la recepcionista me mira confusa.
— Aquí, señorita — señala con su bolígrafo donde dice: Estado Civil.
— Claro, señora, está bien, dice: soltera, ¿Qué quiere que ponga? – ¿Qué le pasa a esta loca?
— Señorita, necesitamos la información real y aquí en el sistema usted no figura como soltera — frunzo el ceño y lanzo una carcajada.
— ¡Es un error! ¿Si no aparezco como soltera, cómo podría aparecer? Señora soy joven yo…
— Señorita, no es divertida su mentira, aquí aparece claramente que usted es casada — abro mis ojos y sin que me de permiso giro su computador para ver.
Catalina Beltrán
Estado civil: Casada
Esposo: Joe Queen .
¡No me jodas! ¿Qué?