La ira de Sebastián.

2101 Words

Renata Después de tanto silencio, verla bajar por esas escaleras fue como presenciar un milagro. No exagero. En esta casa hemos aprendido a valorar las pequeñas cosas como grandes victorias: una sonrisa, una palabra, una mirada más prolongada. Así que cuando Valeria se incorporó y pidió hablar con Sebastián, contuvimos la respiración. La vimos desaparecer por el pasillo, y cuando regresó, algo en su rostro había cambiado. No era felicidad. No era alivio. Pero ya no era sombra pura. Todos ya habían desayunado, pero yo no lo hice, esperándola, y cuando regresó me senté a desayunar con ella en un silencio que no era incómodo, sino sagrado. Como si no quisiera romper el hechizo. Le serví la fruta que pidió, con las manos, temblando solo un poco. No dije nada. Solo la observé. A cada bocad

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD