—¡Voy a volverme loca con estos niños! —Anabella, resopló frustrada, recién había cambiado a los mellizos de apenas dos añitos de edad y estaban sucios de nuevo gracias al Nonno Fabio, que les había dado helado de chocolate —Eso es ser mamá Anabella —Ana sonrió mientras los niño corrían de un lado a otro en la sala sin permitir que su madre lograra atraparlos —Dio, esto es tan difícil —Anabella, se sentó a justo al lado de sus abuelos, habían pasado exactamente tres años desde que dejo Guatemala e intento olvidarse de Alejandro cosa que resulto ser imposible sus hijos eran muy parecidos a él. Sobre todo Fabio Alessandro era una copia en miniatura de su abuelo Sandro y Fiorella tenía rasgos marcado cualquier con dos dedos de frente sabría el origen de los pequeños afortunadamente ningun

