CAPITULO 5

1719 Words
—No tengo ningún problema en ayudarte Ana, sin embargo sigo pensando que no podremos engañar a tu abuelo por mucho tiempo, tienes tres meses, sacará cuentas y sabrá que le estamos mintiendo —Salvatore abrió el auto para que Ana subiera al lado del copiloto, estaban dejando la clínica del doctor encargado de darle seguimiento al embarazo —Lo se Salvatore y te agradezco toda la ayuda y el apoyo que me has brindado, sin ti no habría sabido que decir o hacer, sé que mi abuelo se dará cuenta tarde o temprano. Es muy suspicaz, tengo tanto miedo que sufra una recaída por mi culpa  no podría perdonármelo jamás —No te estreses, creo que tu abuelo sabrá entenderlo, sólo debemos encontrar el momento adecuado —ella sintió, mientras dejaban la clínica atrás —¿Qué ha dicho el médico? — preguntó después de un largo silencio entre ellos. —Podremos irnos de vacaciones el fin de semana, estoy deseándolo, ahora que la compañía está libre puedo respirar tranquila —Eso es genial, puedes ir  a Sicilia tengo una casa de campo la provincia de Trápani —Ana sonrió —He querido conocer el lugar. El Vino de Marsala es originario de Trápani ¿cierto? —Sicilia tiene los vinos más reconocidos en el extranjero ahora mismo, estoy seguro que Fabio disfrutara su estadía —¿Vendrás? —Me encantaría, sin embargo tengo que perderme esta aventura, tengo reuniones en Palermo y Roma, sin mencionar que tengo que cruzar el atlántico para poder tomar posesión de las acciones de tu compañía en Guatemala —Ni me lo recuerdes, mi padre aun continuo furioso por no haberle mencionado antes las deudas de la compañía —Salvatore, estaciono el auto quería preguntarle por su embarazo pero se abstuvo si Ana no iba a comentarle él no iba a ser inoportuno. —Te agradezco la paciencia Salvatore, te veré en la oficina mañana y mucha gracias por ofrecernos tu casa en Sicilia, hablare con mis abuelos y te daré una respuesta —No hay nada que agradecer Ana es un verdadero gusto poder serte de ayuda —se despidió dejando a Ana en la seguridad de su hogar. ⧓⧓⧓⧓ —¿Italia? —Verónica dejó la taza de café, frente a su hijo mayor —Necesito hablar con Ana —No entiendo aun los motivos que la llevaron a entregar la mitad de sus acciones a un desconocido —Es lo que quiero saber,  mis tíos, estuvieron de acuerdo con las ventas, aunque a decir verdad mi tío parecía muy disgustado cuando hable con él —No he podido hablar con Bella en estos últimos días, están trabajando a marcha forzada para entregar el proyecto a los Quiroa, aun  no puedo creer que tu matrimonio terminara en un escándalo —él recuerdo sólo aumento su molestia —Creí que Sandra era sincera, no tenía y hasta hoy no tengo ni un solo recuerdo de lo ocurrido esa noche, pero con los analices de sangre no cabe duda que  todo lo que  dijo era una absoluta mentira. —Te lo advertí cariño nunca bebas hasta el punto de perder la conciencia, puedes hacerlo si quieres en casa, nadie estará para juzgarte mucho menos para tenderte trampas, pero fuera, no sabes ni quienes son tus amigos mucho más tus enemigos —Lo sé y créeme que lo he aprendido de la manera más dolorosa —Lo dices por Ana —Alex abrió los ojos —No soy ciega cariño,  que no dijera una sola palabra, no quiere decir que no me diera cuenta de su relación, ¿Es ella el verdadero motivo por el cual quieres ir a Italia? Alex pensó por un momento en mentirle a su madre, pero no tenía caso, ella había dado en el clavo y el necesitaba sacar el dolor que llevaba dentro. —Estoy enamorado de ella, no sé cómo hacer para recuperar su amor, ella estuvo aquí el día de la boda sólo minutos antes de descubrir la verdad, la deje marchar porque creí que era lo mejor, soy un idiota mamá —Verónica se mordió el labio, se acercó y lo envolvió entre sus brazos, aunque era un hombre adulto para ella sería siempre su pequeño Alex. —Búscala cariño, explícale las cosa, estoy segura que va a escucharte —él quería tener esa misma seguridad, pero el dolor y la tristeza en sus ojos el día de la boda, le decían que fácilmente ella iba a perdonarlo. —Lo intentare, sin importar el tiempo que me lleve lo intentaré mamá —Ve por ella y se feliz hijo El continuaba siendo un hombre casado, aunque no viviera con su esposa, por ley debía esperar un año para solicitar el divorció, algo que le frustraba quería ser libre, completamente libre de Sandra de una vez por todas. —No descansaré a hasta lograrlo —besó a su madre y salió debía arreglarlo todo quería viajar cuanto antes a Italia, quería verla, necesitaba verla y estrecharla entre sus brazos reafirmar su promesa de amor… ⧓⧓⧓⧓ —Me dirás como te fue con el doctor o me tocará adivinar —Ana corrió a los brazos de su Nonna —Claro que te lo diré pero me gustaría que mi Nonno también escuchará  —caminaron juntas hacía la habitación eran pasadas las cuatro de la tarde aún faltaba  para la cena y ella no quería esperar hasta ese momento. —Hola Nonno ¿Cómo estás? —preguntó apenas abrió la puerta, su abuela estaba observando por la ventana. Anabella podía adivinar su deseo por caminar por los viñedos como cuando era una niña. —Hola cariño, todo bien mi niña, ¿Cómo te ha ido con el médico? —preguntó con una sonrisa, Anabella era la luz de sus ojos —Dinos cariño, como esta nuestro primer bisnieto —Anna se acercó lo suficiente para sentarse junto a Fabio a la espera de noticias —El embarazo está marchando bien y no tendrán un bisnieto —¿Cómo qué no? —Anabella negó —Tendrán dos, estoy esperando ¡gemelos! —gritó emocionada, aunque su corazón aun sufría por Alejandro, estaba feliz porque llevaba dos vidas dentro de ella. —¿Quieres matarnos cariño?  ¿Has escuchado Fabio? —ambos sonrieron de felicidad, Anna abrazó a su nieta y Fabio espero a que ella se acercará para felicitarla, aunque sospechaba que algo no iba bien, por más que trataba de disimular había días en los que sus hermosos ojos están rojos e hinchados. —He escuchado perfectamente mujer, tengo mal el corazón no los oídos —sonrió mientras estrecho a Anabella en sus brazos —Felicidades cariño, Salvatore debe ser el hombre más feliz sobre la tierra —Gracias abuelo, si por supuesto que lo es —no dijo nada más, no quería comprometerse con más mentiras. —¿Cuándo piensas decirle a tus padres que serán abuelos? —era el tema del cual quería escapar —No es una noticia que se dé por teléfono fácilmente, papá va a querer matarme —Fabio rompió la tensión con una carcajada —No puedo imaginarme a mi hijo siendo abuelo — era una broma de Fabio, pero Anabella tampoco podía imaginarse la reacción de sus padres, en pocos meses cumpliría los diecinueve pero seguía siendo la hija de papi. —Encontrare la manera de hacerles saber —sonrió. Ella sabía bien que no tenía intención alguna de decirle a sus padres sobre su embarazo, la noticia llegaría a Alex y era lo menos que quería era su secreto nadie sabía que él  era el padre ni siquiera lo sabía Salvatore. —No vamos a presionarte —Fabio conocía bien a su nieta y sabía que con presiones y exigencias no lograría nada —Olvidemos un momento a mis padres, Nonno, tienes la autorización del doctor para poder ir de vacaciones que tal ¿Sicilia? —Maravilloso quiero recorrer los viñedos de Trápani, quizá podemos conseguir semillas, quiero intentar sembrar uvas sin semilla. —Me parece que tendremos una semana para ello. Iré a darme un ducha nos vemos en la cena —salió de la habitación, con el corazón martillando dentro de su pechos, sus lágrimas, corrieron sobre sus mejillas, amaba a sus hijos, pero estaba condenándoles a ser un secreto en su vida por temor a Alejandro. Quizá estaba siendo egoísta al no decirle la verdad, pero ¿Cómo podría? Él pertenecía a otra mujer, a la mujer que amaba. Ella pronto sería solo un mal recuerdo para él y deseaba que así continuara para siempre. Camino hacía su habitación, tratando de serenarse, respiró profundo no podía continuar lamentándose por los rincones, debía pensar en sus hijos, en sus abuelos y en la mentira que les diría a sus padres para no volver a Guatemala.  ⧓⧓⧓⧓ Había esperado tanto por este momento, apenas había terminado los asuntos pendientes en Guatemala, se había dio sin dudar, necesitaba aclarar las cosas con Ana, necesitaba pedir perdón sobre todo, necesitaba estrecharla entre sus brazos y decirle cuanto la amaba, cogió un taxi en el aeropuerto brindo la información para que pudiera llevarlo a casa de Rossi, estaba nervioso, ahora que estaba tan cerca, no podía imaginar un escenario donde ella lo rechazará después de saber la verdad, con suerte quizá volverían a Guatemala juntos. —Hemos llegado señor —la voz del taxista lo trajo de vuelva a la realidad, pago el servicio y bajó con su maleta de  mano. —Gracias — se despidió y camino hacía la entrada, nunca antes había estado en la casa de Rossi, pero tenía un ligero parecido a la Finca en Antigua. Los viñedos se extendían ante sus ojos, pero no era eso lo que necesitaba ver ahora mimo, se acercó y tocó el timbre, su cuerpo temblaba parecía un adolescente. —Señor —la joven encargada del servicio saludo, sin llegar a abrir del todo la  puerta —Soy Alejandro Santoro, busco a Anabella de Rossi —la chica pareció dudar por un momento —La señorita Ana, no se encuentra en casa —¿Puedo esperarla? —ella negó —Se ha ido hoy por la mañana a pasar las vacaciones con sus abuelos y su novio a Sicilia…
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