Ha pasado una semana desde que Cristina me llamó para darme la noticia del anuncio de la boda de Alejandro. Recuerdo que ese día, sintiéndome sin ánimos para nada después de prepararle desayuno a Alessia, pasé prácticamente todo el día en la cama, me sentía como enferma. Al día siguiente, fue que, aceptando la realidad, me animé, fui de compras con Alessia y me dispuse a hacer las labores básicas del hogar y revisar la correspondencia que me traje de la oficina. Pude distraer la mente, aunque no lograba arrancarlo del todo de mis pensamientos. La semana siguiente era la que él había dicho que vendría por Alessia. No vino como me lo había comunicado. Por Alessia supe que se le presentaron algunos inconvenientes en la Corporación que retrasaron el viaje para venir a buscarla. Sé que la l

