—Veo que finalmente si se atrevió a cumplir con su palabra —Me dice en actitud arrogante, caminando a otro lado de la habitación moviéndose rítmicamente, como disfrutando el momento.
—Habíamos hecho un trato, usted cumplió una parte de él y era justo que yo cumpliera con la mía —Le digo forzándome a hablar con racionalidad.
—Todo por su madre —expresa con sarcasmo.
—Sí, todo por ella, porque de otra manera no estaría aquí, créame, primero muerta que exponerme de esta manera —Le digo con confianza—, esto es lo más humillante que he podido hacer.
Al parecer mis palabras no calaron bien en sus oídos, pues no expresó más palabras sino que se mantuvo callado por largo rato hasta que se volteó frente a mí y en ambas manos traía
