Allí nos encaminamos por un pasillo largo, entramos a la cuarta puerta de varias que pude ver en el recorrido, me hizo caminar hasta el centro de la habitación, y luego recostó contra la puerta mientras la cerraba lentamente detrás de él. Se quedó parado allí observándome, nerviosa le di la espalda simulando ver la decoración de la habitación, tratando de ignorarlo, hacerme la indiferente, pero había tanta tensión allí adentro que pude sentir el peso de su mirada sobre mí. El escalofrío que venía sintiendo se intensificó, me hizo reaccionar en una especie de temblor interno producto del miedo que por momentos comencé a sentir.
—Deja el miedo —escucho me dice desde donde aún se encuentra parado como si interpretara mis reacciones.
—Salgamos de esto en seguida, por favor —L
