Capítulo 7

1216 Words
—Su alteza— Patricio puso dentro del despacho del heredero, este se encontraba revisando unos documentos en representación de la reina—la joven Clarisa esta enterada del protocolo de mañana. —¿Le explicaste absolutamente todo? —Si alteza, al principio dudo un poco, pero pude convencerla de que viniera. —Al parecer es una chica terca—el príncipe toco su barbilla imaginándose los rizos de la chica pelirroja. —Lo es alteza, sin embargo, todo quedo listo, mañana, después de que termine su jornada la traeré al palacio. —Si es todo, puedes retirarte. —Con su permiso alteza—Patricio hizo una pequeña reverencia, abandonando el despacho. Una vez que el heredero estuvo solo, en su portátil, busco el archivo que hace apenas unos días uno de sus empleados le había dado. —Clarisa Hansson, te voy a tener comiendo de la palma de mi mano— susurro mientras observaba la foto de su historial de vida. . . . . . . —Parece que no estas de buen humor — Jennifer le quito una de las tazas que tenia Clarisa entre sus manos, estaba tan distraída que no había "limpiado" la taza como se debía. —No se, no me siento bien— la pelirroja apoyo sus manos en la barra de servicio-. —Si es así, puedes irte a descansar, después de todo ayer cumpliste con tu promesa de limpiar y cerrar la cafetería. —Créeme que prefiero estar aquí que en mi casa, lo que mas necesito en estos momentos es despejar mi mente y estar aquí creo que esta haciendo que funcione. — Clari—su compañera se acerco y le toco el hombro- se que no es mi asunto, pero esto es debido a lo que paso ayer antes de abrir la cafetería, ¿no? —¿Viste el carro cierto? —Lo vi, sin embargo no es de mi incumbencia, es solo que me preocupo por ti. —Créeme Jenni que no es nada grave. —¿Entonces debo dejar de preocuparme?, por que si es así es un alivio, me quitas un peso de encima. Clarisa sonrió ante la ocurrencia de su compañera, haciendo que su mente se despejara poco a poco. Observo que un cliente entraba, tomo la carta y salio de la barra para dirigirse a atender al cliente. . . . . . —Me voy Jenni— la pelirroja salio con su chamarra ya puesta ya que el frió el Moldavia estaba a flor de piel. —Claro, vete con cuidado y no te desvíes de tu ruta, no quiero que maña llegues ojerosa y espantes a los clientes. La pelirroja soltó una carcajada y salio de la cafetería, observo que una camioneta, enorme, estaba frente a ella. > —Buenas noches señorita, suba por favor, que el príncipe la espera en el palacio. Clarisa, como un robot, subió a la gran camioneta mientras que Patricio cerro su puerta para después poner en marcha la camioneta. El camino fue algo largo, nunca antes había estado en un palacio, por supuesto que solo pocas personas podían entrar, solo lo había visto por imágenes de las revistas y algunas por Internet, pero conforme el camino terminaba, su mirada no se apartaba por ningún motivo de la ventana, entre los arboles se podía ver el palacio, enorme, color beige, se apreciaban varias ventanas, y una área verde bastante grande. Sin darse cuenta y por estar observando el gran palacio, no sintió en cuanto la camioneta se detuvo y Patricio se encontraba abriéndole la puerta. —Gracias— susurro la pelirroja. > —Por aquí por favor— Patricio iba delante de ella, mientras Clarisa caminaba, pero observaba todo el paisaje irreal que veía. Todo a su alrededor era verde, el palacio estaba frente a sus ojos, inmenso y con cientos de ventanas, al centro una fuente con un ángel y el caía hacia la misma fuente, todo estaba rodeado por arboles y pasto verde. —Adelante señorita—Patricio le cedió el paso y por fin dio sus primeros pasos dentro del palacio. > La sala principal era de ensueño, había cuadros de niños, cuadros de los reyes de Moldavia, todo parecía sacado de Internet, temía que si tocaba algo esto se rompería. —El Príncipe la esta esperando en el despacho, usted solo camine derecho y entrara a la sala de oro, una vez ahí vera una puerta café, ese es el despacho. ¿La iba a dejar sola? —Esta bien, muchas gracias por todo Patricio—le dedico una sonrisa inocente y mas que decir entablo camino al despacho del heredero. Camino a pasos lentos, queriendo grabar en su cabeza lo bello que era el palacio, se pregunto porque la sala de oro, hasta que lo contemplo por si sola. Toda la sala era de un color amarillo oro, los sillones eran blancos, pero el marco de estos era de oro, los cuadros que se encontraban ahí, tenían oro a los alrededores, incluso el espejo enorme que colgaba en la pared central de la sala tenia un marco de oro hermoso y con detalles únicos en el. Fijo su mirada en la puerta café mencionada por Patricio, aun nerviosa, con las manos sudadas y a pasos cortos y temerosos toco la puerta del despacho, se escucho un adelante del príncipe, por lo que la pelirroja tomo el picaporte de oro y abrió la puerta. Ahí estaba el heredero, sentado con unos documentos en manos, con un traje azul marino y decorativos de color amarillo en sus hombros, fue en ese momento que Eduardo volteo a verla. > —Buenas noches alteza. —Hola Clarisa, me alegro que estés aquí, por favor toma asiento. Tomo asiento en uno de las cómodas sillas, frente a la mesa y por supuesto enfrente de él, sintiéndose pequeña frente a él.  —Pensé que ibas a hacerme esperar más de lo normal—el heredero la comió con la mirada de la manera más descarada, algo que Clarisa sintió perfectamente—en fin, tengo el contrato listo— hizo levemente su silla hacia atrás, abrió un cajón del lado derecho del escritorio y sacó un folder color amarillo, lo extendió hacia la pelirroja—léelo con calma, cualquier cosa que no entiendas o que no estés de acuerdo puedes decirlo.  —Gracias alteza—Clarisa tomo el folder, lo coloco suavemente en la mesa y lo abrió, comenzando a leer cada una de las cláusulas establecidas.  —Alteza, aquí dice que tendré que vivir en el Palacio temporalmente— la pelirroja estaba sorprendida, bastante.  —Así es—el heredero se acerco lo más que pudo a la mesa para ver de mejor forma—esto es debido a los medios, cuando alguien, fuera de la realeza, se involucra con algún m*****o de la misma, la prensa presiona tanto hasta llegar al acoso, así que por protección es más viable que te quedaras a vivir en el palacio. Serás mi acompañante en los eventos más importantes del país, toda Moldavia te conocerá, así que por obviedad es más seguros que estés aquí.  —Pero mi trabajo...  —De eso no tienes que preocuparte, podrás hacerlo con normalidad, solo que siempre tendrás un guardaespaldas contigo— comentó demandante esto último—de ahí en adelante, ¿Estas de acuerdo con todo lo demás?  Clarisa no quiso leer más del contrato, tantos requisitos hicieron que su cabeza doliera, vio la firma del príncipe e inmediatamente, en la siguiente linea, coloco la pluma, segundos después la firma ya estaba plasmada en la hoja de papel. El heredero observó todos lo movimientos, gestos que la pelirroja hacia con el contrato, al ver que Clarisa dejó de leer y le extendió un bolígrafo para que esta firmará el contrato, Eduardo no quitaba su sonrisa ladina.  >.          
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