Christopher Había destrozado todo lo que habíamos construido con unas simples palabras. El peso de mi error me aplastaba, cada segundo que pasaba era una tortura silenciosa. Andrea se había encerrado en sí misma, su expresión serena ocultaba la tormenta que sabía que estaba sintiendo. No había dicho nada durante el almuerzo, y mucho menos después. Cada bocado que tomábamos en ese pesado silencio era un recordatorio de mi estupidez. Estaba seguro de que me mandaría a la mierda apenas volviera del patio. Me moví como un autómata mientras lavaba los platos, el agua caliente quemando mis manos, pero apenas lo notaba. Soy un puto idiota, me repetía una y otra vez. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? La expresión en su rostro cuando pronuncié ese nombre... había sido como apuñalarla direc

